Adviento 2013 – #Microrrelato día 13
Claro que la vida es como el Camino de Santiago. Y tú lo sabes. Puedes llegar y te puedes perder. Puedes desistir a medio trayecto y darte la vuelta. Puedes rendirte al cansancio, a las heridas, a las ampollas…
Y cruces, muchos cruces. Opciones. Siempre opciones. Y flechas amarillas… El signo de Dios para que nos nos extraviemos. La flecha no obliga. La flecha indica, invita, sugiere, señala, propone, aconseja y recomienda. Uno decide. La decisión siempre está en el caminante. Y se puede elegir otra senda. Y luego otra. Y luego otra.
Alguna vez no se ve flecha, o alguien la borra, o algo la tapa… Y ahí, en soledad, uno sólo puede rezar y seguir el susurro de la voz interior, una voz acostumbrada a las flechas amarillas. Y seguir caminando.
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