… algunos le reconocieron… (Mc 6, 53-56)
No todos. Algunos. Algunos le reconocieron. Algo debía desprender la presencia de Jesús para que le reconocieran. Algo debían de tener los «algunos» para que sólo ellos, a diferencia de otros, fueran capaces de percibir esa «diferencia».
Como Jesús, ¿a mi me reconocen como seguidor de suyo? ¿La gente me identifica como portador de la Buena Noticia? ¿Allí donde voy «sacan los enfermos a las plazas»? ¿Transmito paz? ¿Acerco al Padre? ¿Sano enfermos? ¿Qué transmito con mi presencia, con mis palabras, con mi cuerpo? Creo que es un buen examen para hoy, un examen de mi «parecido con Cristo». Sí, he sentido muchas veces que hay personas que ven en mi algo diferente. También he tenido la experiencia de percibir que para otros soy uno más… ¿En qué punto está la diferencia? Creo que este examen debería ser diario. Voy a proponerme hacerlo así.
Y, por otra parte, ¿estoy en sintonía con Jesús? ¿Lo veo pasar? ¿Siento su presencia? ¿Percibo que me acompaña? ¿Soy capaz de distinguir a Dios en los ojos del prójimo? A veces me lo pierdo. Demasiado ruido. Demasiado trabajo. Demasiadas cosas que hacer. Muchos días Jesús «llega a mi pueblo» y se va sin que yo me haya dado cuenta. Otras veces, le preparo la plaza, me dispongo a recibirle… aunque creo que en esto debería mejorar mi sensibilidad, mi escucha, mi percepción… Debo estar más atento, debo mirar más al corazón del hermano para reconocer a Jesús…
Un abrazo fraterno
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