Carta al abuelo Teodoro

Querido abuelo:

Lo primero que quiero decirte es que te escribo esta carta bajo las notas de un Allegro del Concierto de Bradenburgo. Pese a que estoy muy triste no podía permitirme serte infiel al final y poner una pieza fúnebre para un tipo con un humor como el tuyo. Hay cosas que no pegan y desde luego tú y una pompa fúnebre no pegáis en absoluto.

Hace un rato lloré mucho. Estuve aguantándome un buen rato tal vez porque pensaba que en una situación como ésta me toca estar de soporte de tu familia, sobre todo de esa nieta que tanto te quería y tanto te mimaba. Pero mi capacidad de aguante, gracias a Dios, cada día es menor en cuanto a las emociones se refiere y exploté, exploté a lágrima viva. Y me dejé ir. Me dejé ir porque tu pérdida para mi es… una gran pérdida. Me he quedado huérfano de abuelo. Te voy a echar mucho de menos.

Estuviste desde el principio de mi aventura madrileña; desde el mismo día en que tu nieta y yo empezamos a caminar juntos allá por mayo del 2000. Y ahí has estado siempre: enseñándome la vida a cada segundo. Yo no te conocí en tus años mozos ni en tus etapas más enérgicas… Cuentan que eras todo un carácter. No sé. Yo, en estos 10 últimos años, he visto en ti a un hombre de marcada personalidad, con la lección de la vida aprendida, de gran fortaleza, con sentido del humor envidiable y de un sereno realismo que te ha permitido llegar al final con una dignidad y sabiduría de envidiar. Ya lo dice tu bisnieto Álvaro: «el abuelo Teodoro es muy sabio»… Y es verdad… Y estar al lado de alguien muy sabio es todo un privilegio; al menos yo lo viví así.

Creo que entre nosotros había un feeling especial tal vez porque nos hablábamos con claridad a sabiendas que el de enfrente acogería con cariño lo que el otro le decía. No éramos familia directa pero nos queríamos un montón. Cómplices y liantes a la par sabíamos entendernos con el solo cruce de miradas. Eras sin duda mi abuelo. Ni político ni postizo: mi abuelo de verdad. Contigo era con los pocos con los que me apetecía ver el fútbol o cocinar. Contigo abuelo me iría al fin del mundo. Ahora espero que tardemos algo más en vernos… jejejejeje

Justamente este fin de semana de Corpus hemos estado en tu casa de Langa. ¡Tenías que haber visto a tus bisnietos correteando por el corral en busca de moscas a las que aplastar con tu mítico matamoscas azul! Esa casa huele a toda una vida vivida junto a tu mujer y tus hijos, junto a todo aquel que lo necesitó en algún momento. Tu mujer… ¡tu mujer ni se ha enterado que te has ido! ¿O sí? Seguro que algo también se apagó en ella… Es lo inexplicable del amor: teje hilos invisibles que nos unen más allá de los cuerpos, de las palabras, de las paredes… Seguro que lo primero que hiciste tras abandonar la cama del hospital fue volar raúdo a besar la mejilla de tu Marce… Y seguro que ella lo sintió al instante… Estoy seguro de que ahora serás capaz de cuidarla mejor hasta que, un día, os volváis a coger de la mano para no separaros jamás…

Ay ay ay… ¡Eres un canalla Teodoro! Qué bien me vendrías para contarles mañana a tus bisnietos la hoja de ruta de este viaje… ¿Cómo haré? ¿Qué les diré? ¿Cómo conseguiré que dos personitas de 6 y 3 años no olviden nunca nunca nunca quién fue su bisabuelo Teodoro?  No estoy seguro de conseguirlo pero lo voy a intentar… Quiero que nunca olviden lo mucho que jugaban con tu bastón, lo mucho que se entretenían con tus refranes y adivinanzas, lo mucho que les gustaban  tus piñones… lo que se reían llamándote Teodorito o Teodorakis (ya sabes que siempre me ha gustado poner nombres)… Quiero que no se olviden de lo mucho que les quisiste y de cómo se te iluminaba el rostro al verlos.

Dicen que cuando alguien se muere no sólo lo perdemos a él sino la parte de él que vive en cada uno de los que nos quedamos. Tú sacabas mi mejor versión familiar abuelo. ¡Cuánto tendré que luchar ahora amigo mío! ¿Por qué me has dejado tan solo? Sé que estarás ahí arriba guiñándome el ojo cuando las cosas no marchen, recordándome que con humor la vida es más sencilla… Te echaré de menos, abuelo.

Ahora está sonando la banda sonora de Cinema Paradiso y toca llorar. Pero es que quiero hacerlo. Estoy triste, muy triste y espero que la humedad de mi propio ser cure esta herida.

He encendido la vela de la familia y estoy pensando en crear un rincón de los bisabuelos en algún lugar de la casa para no olvidar a todos los que habéis caminando antes que nosotros y gracias a los cuales estamos aquí. Te echaré mucho de menos abuelo.

¡Y te vas a perder la era Mourinho! ¡Ya te iré contando! Este año lo voy a tener más dífícil ya que hay un madridista más en el cielo…

Poco más que decirte. Cuídanos mucho desde ahí. Protégenos e intercede por nosotros. Un cabezón abulense como tú consigue lo que se proponga… Yo sé que tengo un aliado más cerca de Dios, en el club de los abuelos geniales. Hay que joderse… como dirías tú…

Un abrazo muy fuerte y muchos besos. Qué jodidas son estas despedidas… Siempre estás… ahora, más que nunca…

Te quiero

Santi

3 comentarios
  1. Pau
    Pau Dice:

    Santi, que hermosa descripción de tu abuelo, de lo que es un abuelo… Que él interceda por todos vosostros.

    Un abrazo, amigo.

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  2. Rafa
    Rafa Dice:

    Vaya… me has emocionado, qué hermosa relación entre ustedes. Es la primera vez que paso por aquí y no he podido parar de leer esta carta, pasaré de nuevo para ver las demás. Y mucho ánimo, experimentarás la cercanía del abuelo en el día a día…

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  1. […] mucho me coincidió estar solo en Madrid y me bajé andando al cementerio de Carabanchel a ver al abuelo Teodoro. Me gusta ir al cementerio. Me pone delante de la muerte, de lo breve de este regalo. Me pone […]

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