Lleguen hasta él con cantos festivos (Salmo 99)

Hay que llegar a Dios. Sin duda. Y hay tantos caminos como personas en el mundo. Nadie tiene la exclusiva sobre esto y es por eso que en la Iglesia hay tantos carismas y maneras de llegar al Padre, de facilitar el contacto con Él.

Me ha sorprendido estos últimos días la experiencia de #acampadadios que ha tenido tanto éxito en las redes sociales y que ha juntado a personas de todo el mundo en una acción de gracias brutal a través de las redes sociales, fundamentalmente a través de Twitter. Es, sin duda, una manera hoy de llegar al Padre con nuevas formas que no son un fin en sí mismo pero sí facilitadoras y potenciadoras a la hora de tener un lugar más, una forma más… de compartir la fe de uno.

Los tiempos nos exigen creatividad, autenticidad y fidelidad. Hay que esforzarse por tener a Jesús en el centro, por mostrar el Evangelio que cambia la vida y por hacerlo de manera que llegue a los hombres y mujeres de hoy. En ello estamos.

Un abrazo fraterno

Yo soy la vid verdadera (Juan 15, 1-8)

El Evangelio de hoy es tremendo. Es de esos que requieren pocos comentarios y que a uno le gusta orarlo a base de leerlo y releerlo e intentar descubrir en cada palabra un mensaje importante para uno mismo.

Hay que dar fruto. Y estar dispuesto a ser podado, en continuo crecimiento, afrontando la vida como viene con disposición de aprender en cada momento. Y permanecer… verbo que se me hace hoy importante… permanecer. ¡Pero no sin razón! ¡No porque sí! Permanecer unidos a Él porque solo no se da fruto, «porque sin mi no pueden hacer nada»…

Es vital para mi hoy leer esto texto y orarlo. Soy una ramita…

Un abrazo fraterno

Que den a conocer a los hombres tus hazañas (Salmo 144) #acampadadios

Este Salmo de hoy me viene al pelo para promocionar y pedir colaboración para una iniciativa que ha surgido con el objetivo de hacer a Dios presente en las redes sociales el próximo viernes.

#acampadadios consiste en twittear mensajes en los que dar gracias a Dios por algo. Es una manera de dar a conocer a los hombres de hoy las hazañas de Dios en cada uno. Yo me uno. ¿Y tú?

Un abrazo fraterno

Viendo que tenía una fe capaz de curarlo… (Hechos 14,5-18)

Leyendo hoy este fragmento de la carta de Pablo me llama mucho la atención este entrecomillado con el que creo que Dios nos dice muchas cosas. Yo extraigo dos enseñanzas muy importantes:

La primera es que realmente no es Pablo quien hace el milagro pese a la reacción de aquellos que lo ven y quieren proclamarlo Dios. Es la fe de ese cojo. Pablo no hace más que observar e intermediar, provocar, suscitar, acompañar, alumbrar… Por tanto hoy Dios me recuerda que ojito con mis entronamientos y mis vanidades. Es el Señor quién actúa en mi vida, a través de mi, valiéndose de mis dones y de los dones de otros… ¡Cuidadito con creerme Dios!

La segunda enseñanza es que para que el milagro deba ser obrado algo lo debe posibilitar. Posiblemente sin fe ese cojo no se habría curado. Debe haber una puerta abierta, una posibilidad, una rendija… ue deje actuar a Dios. Sí, sí… Dios es Todopoderoso pero no es muy dado a trucos de magia. Siempre se vale de algo, de una chispa que prenda en algún sitio…

Son enseñanzas importantes de cara a mi estar en el mundo como cristiano, como apóstol… Acostumbrado a críticas pero también a alabanzas; a fracasos pero también a éxtos… No debo perder el centro ni el origen. Ahí está Dios mismo.

Un abrazo fraterno

Tú eres mi padre, mi Dios (Salmo 88)

Tú eres mi Padre, mi Dios. Y en este momento de tribulación me postro ante ti y te pido sabiduría y claridad. Sé que mi voz no resuena más alto que otras y que no soy nadie que vaya a cambiar el mundo mañana pero sí creo que debo hablar, sí me siento obligado a dar una palabra, sí me siento exhortado a luchar por cambiar el mundo.

Me es imposible salir en estos momentos de todo lo que está pasando en España y de todo el debate generado. Son muchos los que ven con suspicacias esta movilización popular. Yo, más bien, lo veo desde una satisfacción prudente y desde la ilusión esperanzada de que sirva para algo. Y en tus manos me pongo.

Como padre tengo también responsabilidad para con mis hijos y aunque mi opinión de hoy a ellos les pilla pronto me siento también en deuda. El momento, sin duda, es de tremenda importancia y quiero actuar de manera que me sienta orgulloso y satisfecho cuando tenga que contar todo esto años más tarde. Este presente es el futuro de ellos. Y como padre debo luchar con todas mis fuerzas por dejar el mundo mejor que como lo encontré.

Padre, dame claridad. Padre, dame valentía. Padre, dame prudencia. Yo sé que tú estás conmigo y con nosotros. Esa es mi garantía.

Un abrazo fraterno

Ilumine su rostro sobre nosotros (Salmo 66)

Las concentraciones populares pueblan el mapa de España. Y, sinceramente, me alegro. Reconozco que no todo es color de rosa y que, como siempre, habrá manipulación y apropiamiento del espíritu de muchos. Reconozco que habrá quienes estropeen la fiesta en algún momento u otro. Reconozco que habrá quien aproveche la coyuntura para agitar a las fieras y a los descerebrados. Reconozco que desconozco el origen real y el fin último de los «animadores». Pero…

Descubro personas normales y sensatas que se han unido a las concentraciones con el firme propósito de reclamar una sociedad más digna y justa. Descubro que la sociedad no está muerta y que sí hay maneas de movilizarla. Descubro que todo tiene un límite y que hacemos bien como ciudadanos en exigir que no se traspase. Descubro que el sistema actual tiene que morir y que hay que empezar de alguna manera. Descubro que hay sed y eso es bueno.

Prudencia, sí.  Que el Señor nos ilumine e ilumine a todos los que a estas horas acampan en la mayoría de ciudades españolas aunque no crean en Él o desconozcan su existencia. Que el Señor guíe nuestros caminos. Esa es mi oración.

Mucho de lo que somos hoy se consiguió a base de sacrificios personales, sociedades indignadas y revoluciones más o menos silenciosas o ruidosas. Se necesitan en estos momentos líderes audaces, justos, valientes y buenos. Que el señor nos ayude.

Un abrazo fraterno

El poder del Señor estaba con ellos (Hechos 11, 19-26)

A veces tenemos miedo de no ser capaces de llevar adelante un proyecto. Si Dios está con nosotros, saldrá.

A veces tenemos miedo de no saber decir las palabras adecuadas en el momento adecuado. Si tenemos que ser instrumento de Dios en ese instante,  las palabras elegidas serán las oportunas.

A veces pensamos que demasiado depende de nosotros… o queremos pensarlo… sin contar que el éxito y el fruto de nuestras acciones está en manos de Dios.

Soy imperfecto pero el Padre me sigue eligiendo para ser sus manos, sus besos, sus palabras, su pies… Él está conmigo. Mucha oración para no confudirme de proyectos ni de Dios y… ¡adelante!

Un abrazo fraterno

Le reprochaban (Hechos 11, 1-18)

La lectura de Hechos de hoy presenta algo totalmente irreal: parte de una Iglesia reprochando lo que otra parte decide hacer. Por supuesto, es ironía. Es curioso que tantos años después sigamos viviendo en el seno de la Iglesia enfrentamientos y cuestionamientos sobre las maneras, las formas, las intenciones… de «los otros». Creo que demasiadas veces y demasiadas personas se creen en posesión de la verdad absoluta.

Pero hay un detalle que me llama mucho la atención: no es que Pedro sea un valiente, un transgresor, un aventurero… No es iniciativa suya, ni una ocurrencia personal. No es que Pedro quiera romper con ninguna tradición ni quiera separarse del sentir de sus hermanos… ¡No! Pedro responde a la llamada del Espíritu que le empuja a caminar hacia esas personas, que le invita a tender puentes, que le ayuda a visitar sus casas… Por tanto, la clave radica ahí. Y es una clave difícil de juzgar. ¿Quién decide si la acción de una persona brota de su ingenio personal o es fruto del Espíritu? Tal vez sea imposible determinarlo al comienzo.

Y el final es también iluminador: una vez Pedro explica su proceso, sus razones y comparte en comunidad su experiencia… la comunidad ve la mano de Dios en sus acciones y se alegra de esa novedad. Se acabó el reproche. Se acabó la guerra.

Creo que deberíamos leer esta Palabra muchas veces…

Un abrazo fraterno

Fátima

Allá por los comienzos de 2007, Esther y yo supimos que el ser que crecía dentro de Esther era una niña. La ilusión fue inmensa. Siempre quise ser padre al menos de una niña. Y se cumplía el sueño, el deseo. Recuerdo dónde fue, cómo fue y la alegría que sentí entonces, reflejada en la carta que le escribí semanas más tarde.

Y llegó el día de escoger el nombre y aunque finalmente se llamó Inés, en la terna de finalistas estaba el nombre de Fátima. Me gustaba porque había aprendido a saborearlo dentro de mi y me parecía un nombre hermoso de origen árabe cuyo significado es «única». Así se llamaba la hija de Mahoma y así se llama también el lugar de las apariciones de la Virgen a los tres pastorcitos portugueses.

Además es 13 de mayo y eso inevitablemente trae a mi memoria mi infancia y las flores que mi madre me compraba para llenar a la Virgen con ellas en la capilla del cole. Mayo es el mes de la Virgen y el 13 es el día grande. Eran gestos vividos desde los ojos de un niño y que ayudaban a aquel niño a amar a María, a Jesús, a ir sintiendo que pertenecía a una gran comunidad llamada Iglesia, a vivir con la certeza de que hay presencias que no vemos y que detrás de los signos y los detalles se esconde algo mucho más importante.

Ya lo decía la canción… «El 13 de mayo, la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iria»…

Un abrazo fraterno

Felipey el etíope (Hechos 8, 26-40)

Me parece preciosa esta historia de Felipe y el etíope. Tiene muchos ingredientes que dan luz: la sugerencia del Espíritu a Felipe, la diligencia de éste, la curiosidad y la sed del etíope, el apostolado de Felipe, la alegría del extranjero, la misión, la causalidad…

A mi me han pasado cosas parecidas muchas veces. Cuando me paro a pensar descubro muchas personas de las que quiero cuyo origen en mi historia es rocambolesco, casual, extraño. Desde personas conocidas a través de foros, personas conocidas en viajes, personas conocidas gracias a decisiones tomadas… El Espíritu nos susurra y estamos llamados a ponernos en camino como Felipe. A veces no hay grandes misiones sino más bien pequeñas historias, vidas que se cruzan, personas a las que les puedes dar aquello que necesitan, a las que les puedes dar luz…

También es verdad que la actitud del etíope no me parece casual: está leyendo a Isaías. No entiende nada pero busca. Tiene sed de verdad, de profundidad. Y con ese caldo, se puede hacer buena sopa.

Un abrazo fraterno