Me alegró y animó mucho tu caridad (Filemón 7-20)

El ejemplo y la vida del otro siempre es un estímulo. Por eso es tan importante estar rodeado de personas buenas, luchadoras… Por eso es tan importante es intentar siempre buscar qué puedo aprender del otro. Yo este año tuve la experiencia del Camino de Santiago con un grupo nutrido de jóvenes y catequistas junto con algún religioso. Yo no anduve a pie porque era el encargado de la logística y mi tarea era distinta. Pero observé con emoción y recogimiento el dolor de mis hermanos, su capacidad de sufrimiento, sus desfallecimientos… cómo se cuidaban, cómo se buscaban, cómo se animaban… Recuerdo sus miradas y su sudor y puedo afirmar que todo lo que vi me alegró y me animó.

No vivo solo y por muy fuerte que me crea y muy bueno que me considere necesito como el agua ver, saber, conocer vidas admirables. No son admirables muchas de ellas porque en ellas sucedan cosas extraordinarias sino porque han ido afrontado lo ordinario de una manera muy de Cristo. Y por supuesto son también sustento de mi fe y mi persona.

Un abrazo fraterno

Mi copa rebosa (Salmo 22)

Me emociona ver lo que tengo en mi vida y cómo fui conducido hasta todo ello. El Espíritu me ha ido guiando y llevando con ligereza por las veredas de la vida y, hoy, puedo afirmar que ha habido y hay dificultades y muchas cosas pendientes todavía pero siento que el Padre perfuma mi cabeza y, sí, mi copa rebosa de amor, felicidad y dicha.

Vivo en un hogar creado de la nada y levantado sobre nuestro esfuerzo y la entrega mutua. Vivo en él con una mujer maravillosa y ya casi tres hijos llenos de vitalidad que me llenan de besos y ternura.

Vivo mi fe en una comunidad sencilla en la que ponemos la vida en jueo cada lunes. Tengo muchos amigos y en el trabajo me va bien.

Sí, mi copa rebosa y por eso hoy es momento de dar gracias. Qué mejor que con esta pieza del maestro Beethoven…

Un abrazo fraterno.

Lo que teníamos que hacer (Lucas 17, 7-10)

Es un poco duro decirlo porque le damos a Jesús, a Dios mismo, ese cariz de exigencia que, no sé por qué razón, parece apartarse de la imagen amorosa y buena que queremos de Dios. Forma parte de esa visión flowerpower de ser seguidor de Jesús. Jesús es exigente y cuando uno decide tenerlo como modelo hay que asumir que hay cosas que HAY QUE HACER.

Es también una buena lección de humildad ya que a veces me engrandezco pensando en las cosas que hago y a las que dedico mi tiempo, me glorío de mi dedicación a construir Reino. Jesús hoy, con una sonrisa serena, me mira contento, me da una palmadita y me dice: «Muy bien… gracias por hacer LO QUE TENÍAS QUE HACER».

Un abrazo fraterno

Repréndelo (Lucas 17, 1-6)

Mira que este pasaje es súperconocido y mil veces leído pero me llamó un montón la atención el proceso de perdón que nos enseña Jesús.

Cuando alguien te ofende…

1º – Repréndelo: En el diccionario, la primera acepción de reprender es decir con autoridad que se ha hecho algo mal. Desde luego es muy sano emocionalmente poder decirle a quien te ofende que te ha hecho daño, que estás herido, enfadado o lo que sea. Poder decir que algo se hace mal. Estar atentos a las emociones de uno y darle salida.

2º – Si se arrepiente, perdónalo: Me da la sensación de que a veces entendemos esto del perdón como un «todo a 100». Parece como si nos debiera dar igual si hay arrepentimiento o no, si se nos pide perdón o no… Muchas veces callamos, seguimos y pensamos que estamos perdonando y que somos muy buenos. Jesús supedita el perdón al arrepentimiento. No es algo de uno sino de dos. No puede ser una decisión inconsciente y unilateral. Basta ya de blanditos tontitos y lelos.

Y hoy también quiero compartir una cosa: MARAVILLOSA LA SAGRADA FAMILIA DE GAUDÍ. SIN DUDA, LA BELLEZA ES UN CAMINO IDÓNEO PARA LLEGAR A DIOS.

Un abrazo fraterno

Hijo de la luz (Lucas 16, 1-8)

Me gusta el término: «hijo de la luz». Somos hijos de la luz y, como tales, somos luz. Soy luz. Estoy llamado a iluminar caminos y rincones, a calentar almas heladas, a guiar a barcos extraviados…

Me gusta orilo de boca de Jesús: hijo de la luz, hijo de la luz…

Un abrazo fraterno

Buscad continuamente su rostro (Salmo 104)

Necesitaba hacer un rato de oración, a olas. Aprovecho ahora que ya todos se han ido a la cama. Muchas veces pienso que me encantaría poder disponer de más tiempo para mi y poder ir a misa tranquilamente o orar en condiciones. Por ahora es imposible. Mi oración y mi encuentro con Dios pasa hoy por hoy por el cuidado y atención de mis hijos y mi mujer y de todo lo demás en lo que ando metido.

Me acabo de poner música de Taizé porque me ayuda a relajarme y a centrarme en lo que leo y escribo. Y me he encontrado con el salmo de hoy y me ha acariciado el corazón. Hoy no estoy para cartas de Pablo ni para pensar demasiado. Ya ves Señor, hoy me presento ante Ti dolorido, contracturado, un poco estresado, empequeñecido. Hoy es día de plegar alas para volverlas a levantar mañana. Y por eso busco Tu rostro, Tu palabra, Tu caricia.

El antiinflamatorio hará su efecto y mañana despertaré como nuevo. Pero hoy Señor, arrópame y cántame una nana. Lo necesito.

Un abrazo fraterno

Nada de estupideces (Efesios 4, 32-5, 8)

Este tipo de lecturas de las cartas de Pablo no me apasionan demasiado porque esto de dar una lista de todo lo que uno tene que ser, perfecto en resumen, es un poco cargante, más que nada, porque es imposible ser todo eso. Pero visto por otro lado, no está mal como aspiración, como meta a la que luchar por llegar.

Lo que me ha llamado poderosamente la atención hoy es lo de nada de sandeces y tonterías, nada de ordinarieces… Eso es afinar… Porque el estilo también cuenta, la educación, el saber estar… Como dice más adelante, hay que caminar como hijos de la luz y eso elimina ciertas actitudes, palabras, posturas, bromas, actividades, etc. de nuestro repertorio diario. Da igual que seamos ingenieros que obreros que camioneros que directivos, que estemos casados, solteros o viudos, que seamos hombre o mujer… A los hijos de la luz también se nos tiene que notar hasta en el «estar en casa».

Un abrazo fraterno

Como pide la vocación (Efesios 4, 1-6)

Responder a la propia vocación es tal vez lo más grande a lo que uno puede aspirar, lo más difícil, lo más comprometedor y, a la vez, lo más gratificante. Toda la vida se resume en este objetivo: vivir como pide la vocación. El que está llamado a ser maestro… que lo sea y bueno; el profeta, que denuncie y cure; el médico, el sanador, el politico, el revolucionario, el escuchador, el servicial, el que atiende a niños o a ancianos… Cada uno a lo suyo.

Qué distinto sería el mundo si cada persona dedicara su vida a aquello a lo que ha sido llamada, aquello para lo cual, por tanto, le han sido dados unos dones; aquello, en definitiva, que la hará feliz y que impregnará a los demás de esa felicidad propia.

Para conocer la propia vocación y responder a ella se necesita silencio, paz y valentía. ¡Ánimo!

Un abrazo fraterno

Vuestra raíz y vuestro cimiento (Efesios 3, 14-21)

Raíz y cimiento. Vaya dos palabritas. Vaya dos palabrones. Me gustan.

Esta semana la he pasado en Zaragoza. Mañana vuelvo a casa, a Madrid. He podido visitar el PILAR, una basílica desconocida para mi. Puedo afirmar que no es mi estilo arquitectónico preferido pero a la vez debo confesar que se me encogió el corazón al entrar y sentarme en un banco a los pies de la pequeña Virgen. Puede ser lo que significa para España y la Hispanidad; pueden ser sus altos pináculos y su arrolladora presencia; pueden ser esas bombas que nos recuerdan la barbarie… pero creo que hay algo más.

Tal vez lo más especial y significativo de este lugar sea su nombre. Un nombre da significado a aquello a lo que nombra y al revés. En este caso, y esto me ha recordado hoy la carta a los Efesios, PILAR me conecta con aquello que llevo dentro, con Aquel en quien confío y a quien sigo, con aquello que considero importante y por lo que doy la vida. Y por eso me encoje. Porque al sentarme en ese banco y mirar a la Virgen, al pasearme por esas grandiosas naves que aglutinan a la cristiandad, sentí que mi fe es el cimiento, la raíz, el sostén.

No lo puedo explicar mejor. Un abrazo fraterno.