Protégelos (Salmo 5)

Me ha costado la oración con las lecturas de hoy. Me dolía la cabeza y estaba cansado. El día se acaba y quiero recostar ya mi cuerpo y mi espíritu. Hay veces que uno no da para más. Hoy es uno de esos días. Por eso me quedo con esa palabra del salmo porque, al final, uno pide protección. Me pongo delante del adre, con mi vida, y le pido que me ayude, que me cuide, que me proteja. Yo me fío de su Palabra: «luchad por el Reino y lo demás se os dará por añadidura».

Un abrazo fraterno

A la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre (Mateo 24, 42-51)

Este pasaje, tan usado para concienciar a la gente de que en cualquier momento llega la muerte y tiene que encontrarte con el alma bien limpia, hoy me ha dicho otra cosa igual de importante: El soplo del Espíritu, la llamada de Dios, Jesús mismo… viene a mi, a mi encuentro. No sabemos qué día ni en qué circunstancias, no sabemos bajo qué ropaje ni al ritmo de qué melodía. Desconocemos cuál será su rostro y el tono de su voz y no somos capaces de imaginar el por qué de su presencia. Pero esús aparece y viene a nosotros y el que no está en la onda… no le abre la puerta, lo deja pasar… Igual que les pasó a aquellos judíos que rogaban cada día por la llegada del Mesías pero no fueron capaces de asumir en Jesús los designios del Padre.

Hay que estar preparados, con la sensibilidad a punto, la mirada limpia, el corazón latiendo y las manos y los pies encallados dispuestos a seguirse gastando. Con la escucha bien entrenada. Hay que ser lo más libres que podamos, estar lo más fuertes que podamos, enamorados de Dios y con la confianza intacta.

Esta es nuestra tarea…

Que todas las criaturas te den gracias, Señor (Salmo 114)

Hay vídeos que contagian alegría. Al menos a mi. Soy una persona entusiasta, alegre, optimista y vital. Me gustan las personas y el mundo que me rodea. Veo que hay mucho de mal y de injusto y no cierro los ojos a ello pero también descubro innumerables motivos de vivir dando gracias al Padre.

Para cambiar el mundo hace falta fuerza, dones, fe, y muchas cosas más… Los caballeros que luchamos del lado del Padre somos caballeros de luz, de esa luz que ilumina lo oscuro, que quema, que enciende, que destella…

Por eso el salmo de hoy me llega y lo quiero ilustrar con esta magnífica interpretación. Me encantan estos vídeos de un montón de gente desconocida bailando y divirtiéndose juntas pese a la vida que cada uno lleva. Somos capaces de unirnos, de sentir juntos, de salir a la calle, de sonreir a la vez, de contagiarnos y de hacer maravillas juntos. ¿Por qué no?

Yo me apunto.

¡Necios y ciegos! (Mateo 23, 13-22)

Este pasaje me pone los pelos de punta. Tal vez porque descubro a un Jesús tremendamente enfadado, ofendido, valiente, sincero, denunciando el abuso de aquellos que tenían el encargo de pastorear… Yo soy incapaz… y le pido a Dios fuerza para ello…

El que por mí deja… (Mateo 19, 23-30)

En mi vida he ido comprobando que cada elección en realidad engloba mucho más allá de lo que uno para decidir. Y es que cuando uno decide tomar un camino, elige al mismo tiempo NO tomar cualquier otro. Y esto es así en cualquier ámbito de la vida. Para que nuestras decisiones se tomen bien, inevitablemente, hay que DEJAR. No se pueden mantener las puertas abiertas de todo toda la vida.

Hay que dejar sin melancolías, sin el peso ese de la renuncia «porque hay que mortificarse para llegar al cielo». Siendo libre. Hay que dejar con la alegría puesta en lo que uno ha elegido y no tanto con la vista puesta en lo que sacrifica. Porque eso de mirar atrás… nos convierte en estatuas de sal…

Un abrazo fraterno

Era rico (Mateo 19, 16-22)

Muchas veces hemos leído lo del camello y lo del ojo de aguja y lo de los ricos bla bla bla… y me he cansado de oir en mi vida que ser rico no es malo que Jesús no condena a los ricos y que lo que quiere decir es bla bla bla… Pero el Evangelio de hoy nos da una pista muy grande: Jesús no condena a los ricos pero constata con este joven que siendo rico, uno lo tiene muy difícil para entrar y participar del Reino. Cuando uno es rico y vive en la abundancia, cuando no tiene necesidades ni sed, cuando todo lo tiene cubierto y está acostumbrado a conseguirlo todo o casi todo con su dinero… es difícil que pueda llevar a cabo la voluntad del Padre y tener una experiencia de Dios como Salvador.

Muchas veces pienso en lo mucho que me gustaría vivir en determinadas casas, tener determinados lujos… lo que me gustaría poder tener dinero para ir a todo el teatro que quisiera, viajar lo que quisiera, vestir de marca… pero luego sacudo mi cabeza y sé que mi Carabanchel es un barrio ideal, con el dinero que tenemos en cuenta, en el colegio donde llevamos a los niños y en el piso que, hasta ahora, nos proporciona un cobijo. Gracias a todo esto practicamos, o al menos lo intentamos, la confianza en el Padre.

Yo no quiero ser y vivir triste como el joven rico. Por eso creo que por ahora vamos eligiendo bien…

Un abrazo fraterno

Donde dos o tres están reunidos en mi nombre (Mateo 18, 15-20)

Yo creo que no acabamos de tomar conciencia real de esto. Nos sabemos la frase de memoria y la repetimos cual cantinela aprendida pero si nos creyéramos esto de verdad no estaríamos perdiendo tanto tiempo buscando a Dios donde no lo vamos a encontrar y desperdiciando momentos y lugares donde explícitamente Él ha dicho que estaría. No será porque no lo ha dicho…

Esto implica más cosas: Dios se hace presente a través de otros en mi vida. No se trata de dejar una silla vacía en medio la reunión para que un Señor invisible se siente sino más bien de reconocer a Dios en el prójimo que tengo enfrente. Las implicaciones vitales de esto son tremendas y yo las he vivido en mi vivencia comunitaria. Cuando aquello que oran tus hermanos, cuando la escucha que te ofrecen… no es suya sino de Dios… todo cambia. Cuando la manera de cuidarte, besarte, quererte, protegerte, sostenerte… no es suya sino la manera que Dios tiene de hacerlo… todo cambia. Cuando la mirada de Dios es la suya… todo cambia.

Un abrazo fraterno

El que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará (Juan 12, 24-26)

Para mi esta Palabra es un momento: Retiro de tercera etapa en la casa de ejercicios de Bastiagueiro, Coruña. Año 2000, casi primavera. Descubría a la hermana Glenda en un momento de mi vida crucial que, finalmente, sería definitivo. El vídeo no me gusta pero la canción me pone los pelos de punta. En el retiro solía escucharla a los pies de un crucificado precioso que había en una pared del oratorio.