Caí rostro en tierra (Ezequiel 1, 2-5. 24-28c)

Leyendo las lecturas de hoy tengo una sensación de insatisfacción ante ellas. Creo que es porque son lecturas algo densas. Un Evangelio misterioso y una primera lectura de visiones y resplandores. Cuando uno no tiene más que 5-10 minutos para hacer la oración del día es complicado sacarle partido a estas lecturas no tan «fáciles», ya me entendéis…

Y entonces me viene al corazón y a la cabeza la sensación y la certeza de que no todo es conocido, entendido y digerido. En la vida, y mucho más referido al Señor, hay cosas que nos dejan perplejos, sin reacción. Hay sucesos o palabras que sólo podemos contemplar y orar desde nuestra pequeñez. Echar el rostro a tierra, postrarse ante el Padre y ofrecerle lo que somos y poco más. Sin más teologías, razonamientos, sentimientos, emociones… Eso también es orar. Es similar a, una vez acostado junto a tu esposa, mirarla sin decirle nada, sin hacer nada más. Mirar, contemplar y estar. Sin nada más y sin nada menos.

Un abrazo fraterno

El Señor reina, la tierra goza (Salmo 96)

Hoy es el día de la transfiguración del Señor y lo cierto es que es un pasaje que me cuesta orar. Tal vez sea el salmo el que me dé la pista hoy: EL SEÑOR REINA.

Es más: CUANDO EL SEÑOR REINA, LA TIERRA GOZA.

Qué hermosa consecuencia que compruebo cada día. Cuando vivo desde Dios, con Jesús en medio, desde lo mejor de mí… todo es hermoso, yo soy feliz y los demás felices conmigo. Cuando no es así, algo me pesa en el alma.

Gracias por recordármelo hoy, Señor. YO QUIERO QUE REINES EN MI VIDA.

Un abrazo fraterno

¡No lo permita Dios, Señor! (Mateo 16, 13-23)

Pedro, fiel a su carácter apasionado, se rebela ante la posibilidad de que Jesús sea prendido y sufra hasta la muerte. Seguro que lo hace con la mejor intención pero la respuesta de Jesús es firme y no deja lugar a contemplaciones. Jesús sabe cuál va a ser la consecuencia de su misión y sabe también que la única manera de quitarse problemas de encima sería abandonar su misión, no serle fiel, terjiversarla, edulcorarla… decir lo que otros quieren oír, no hacer lo que no quieren que se haga, condenar lo que quieren que se condene… Y por eso las palabras de alguien cercano y querido como Pedro las toma Jesús como una auténtica tentación. – «Pedro, tú que me quieres, no me tientes a no ser fiel a mi mismo…»

A veces las personas que más nos quieren pueden ser tentadores como Pedro precisamente por querer evitarnos sufrimientos. Somos muy dados a querer ser solucionadores de problemas ajenos y evitadores de todo rastro de sufrimiento. Lo que estamos llamados a ser es compasivos, misericordiosos, empáticos y acompañantes…

Esto se ve muy claro en la película de La Misión de Roland Joffé. Uno de los padres que sube con P. Gabriel y el asesino Mendoza hacia la misión, viendo el sufrimiento que Mendoza soporta cargando espadas, cascos, armaduras…, le corta la cuerda que lo ata y le libera de su peso. Mendoza vuelve a por ello y vuelve a cargar con él y Gabriel le deja muy claro también que no podemos atribuirnos ese derecho… Da que pensar sin duda…

Un abrazo fraterno

¡¡Gritad de alegría, regocijaos, proclamad, alabad!! (Jeremías 31, 1-7)

El Señor ha salvado a su pueblo y lo sigue haciendo cada día. Un toca un profundo canto de acción de gracias…

¿Por qué has dudado? (Mateo 14, 22-36)

Nos caemos al agua porque dudamos. Nuestra confianza no es perfecta. Es natural. Somos humanos. Pero Jesús nos anima a tender a esa confianza perfecta, a la seguridad de que, con Él, junto a Él, no hay que tener miedo. Dios nos cuida, nos conoce, nos protege, nos llena de bendiciones y nos acompaña cuando las cosas salen mal. ¿Hay alguna garantía mejor que esta? Ni los 7 años de KIA…

Un abrazo fraterno

Hasta quedar satisfechos… (Mateo 14, 13-21)

Es verdad que la faceta milagrera de Jesús no siempre es comprensible si se lee de manera inadecuada. Yo no creo que allí hubiera 5 panes y 2 peces y por arte de magia aparecieran 5000 y saciaran a todo el mundo. Pero sí creo que HUBO UN MILAGRO. Sí creo que Jesús sabe y confía en que si cada uno de nosotros ponemos en juego, en medio, al servicio, lo que tenemos, sólo eso, lo que nos ha sido dado… el milagro se produce y todos comen hasta quedar satisfechos…

Yo hago esa apuesta en mi vida, en mi día a día, porque creo en esta Palabra de Jesús, porque creo en los milagros. Por eso sigo estudiando, y trabajando, y liándome en mil sitios y con mil personas a los que creo que puedo ayudar. Y por eso mi mujer y yo apostamos por un tercer hijo en esta sociedad rácana y asegurada hasta los topes. Y el MILAGRO se produce cada día.

Y yo, por ahora, quedo satisfecho.

Un abrazo fraterno

De Camino…

Hoy empiezo el Camino de Santiago con 65 personas más, catequistas y chavales… Llegaremos a Compostela el 9 de julio después de 150 km… Hasta entonces… ¡buen comienzo de julio!

¿Me quieres? (Jn 21, 15-19)

Hoy en la comunidad decidimos leer el evangelio de la celebración de la vigilia de S. Pedro y, of course, tocaba Juan 21. «Apacienta mis corderos»… Me quedo con la lectura que hizo stella, mi hermana de comunidad… Cualquier proyecto verdadero, bueno, que te implica la vida y que te compromete sólo puede salir del amor. El «¿me quieres?» de Jesús a Pedro por tres veces quería hacer consciente de que la única manera de asumir el compromiso por el Reino y de complicarse la vida con y por Jesús es poniendo el amor en la base, en el fundamento… el amor es la garantía del éxito.

Y miro en todo aquello en lo que me he enredado y es verdad. Desde el matrimonio, hasta los hijos, la comunidad, la Iglesia, el colegio, la Escuela Pía… todo tiene un fundamento de amor.

¿Me quieres?

Un abrazo fraterno

Porque nos urge…

Hoy pensaba sobre la urgencia de construir Reino y me venía a la mente este magnífico monólogo del «diablo» Al Pacino… ¿Qué podemos decir? ¿Qué contestamos? Se aceptan comentarios… jeje…

Te hago luz de las naciones (Isaías 49,1-6)

Qué hermoso es escuchar estas palabras en boca de Dios. Saberse alguien conocido y amado es algo que cambia por completo la vida de alguien. Cuando somos pequeños éste es el mayor sustento y el mejor alimento que podemos darle a nuestros hijos: hacerles saber que les queremos, hacerles contar con la seguridad incondicional de nuestro amor, hacerles saber que les conocemos, que sabemos quiénes son y que nos gustan así y los respetamos en lo más profundo de lo que son.

Cuando nosotros, como hijos de Dios, tomamos conciencia de que el Padre también actúa así con nosotros… un terremoto sacude nuestra fe, nuestra mirada, nuestro corazón… Dios sabe quién soy, me ha creado. Él me conoce. sabe demis dones, de mis enredos, de mi pecado, de mis puntos fuertes y de mis puntos débiles. Lo sabe todo. Y sabe qué puede esperar de mi, qué puede pedirme. Nada de lo que me venga es demasiado ni ninguna de las misiones que se me pongan delante son irrealizables porque Él sabe que están a mi medida.

Y además lo hace para que sea luz, luz para otros, luz para aquellos necesitados de Buena Noticia.

No me puedo esconder. No puedo minusvalorar mis capacidades y mis dones. No puedo jugar a la defensiva. No puedo mirar a otro lado. No puedo achicar…

¡Dios! ¡Gracias! ¡Tú eres mi fuerza!

Un abrazo fraterno