¿Por qué os extrañáis de ésto? (Hch 3, 11-26)

Llega un momento que la sociedad te hace pensar que eres raro. Te miran raro. Te sienten raro. Diferente. Peculiar. Distinto.

La gente hoy se extraña de que te cases joven. Se extrañan si con 31 años tienes 2 hijos. Se extrañan si decides tomarte un año sin trabajar para cuidar y educar a los pequeños. Se extrañan si el éxito o la carrera profesional no es lo que más te preocupa. Hoy se extrañan si decides dejar tu trabajo en la privada para irte a dar clase a los mocosos de la ESO. Se extrañan si sigues yendo a misa a los domingos. Se extrañan si no te preocupa demasiado el tiempo de Semana Santa porque no te vas a ir a la playa. flickrperroverdeodincarsn9

Pero también se extrañan de tu manera de encajar golpes y de la expresión de paz de tu cara pese a haber muerto tu padre. Se extrañan de las ideas claras y de la mente sana. Se extrañan que vayas a determinados cursos o seminarios. Se extrañan de que tengas una comunidad o grupo con el que estrechar lazos y compartir fe de manera regular. La gente se extraña de tu fortaleza y de la manera en la que llevas tu debilidad. Se extrañan de tu alegría contagiosa y de la manera en la que tratas a los demás.

Y aunque a veces me encantaría preguntarles a todos «Por qué os extrañáis de esto» sé que, hoy, no es algo demasiado usual. Lo que sí sé es que es contagioso y transformador. Probad.

Un abrazo fraterno

Te doy lo que tengo (Hc 3, 1-10)

«No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo» le dijo Pedro a aquel lisiado que pedía limosna. Realmente clarificador. Cada uno de nosotros está llamado a construir el Reino pero cada uno lo debe hacer desde lo que es. No todos somos lo mismo ni tenemos lo mismo ni podemos, por tanto, dar lo mismo. Lo que es claro es que no puede haber excusa para no hacer nada. snoopycorazon

¿Qué tengo yo Padre? ¿Qué puedo ofrecer a esos lisiados que me encuentro en el camino? ¿Tiempo? ¿Alegría? ¿Atención? ¿Conocimientos? Estoy pasando una etapa de redefinición en este aspecto. Abriendo nuevas puertas y estando dispuesto a dar nuevas cosas. Ojalá que esto sirva para animar a muchos, curar a muchos, dar la paz de Cristo a muchos.

Un abrazo fraterno

¡María! (Jn 20, 11-18)

Jesús llama por el nombre. Si hubiera sido yo quien hubiera ido al sepulcro habría gritado sin duda: «¡Santi!» Primero porque Él si me conoce a mi y, segundo, porque Jesús contacta de uno en uno y trata a cada uno como es, empezando por llamarle por su nombre.

Es ahí, al escuchar su nombre dicho de una manera especial, cuando María se da cuenta de quién es aquel que la está llamando. Imagino que su corazón se pondría a mil, sus ojos se abrirían de par en par y todo su cuerpo reaccionaría ante aquello.

Hoy a mi, pese a ser María, también me pasa a veces lo mismo cuando escucho, hago, leo, veo… al Maestro. Mi corazón late más fuerte y mi respiración se acelera. Entonces sé que estoy delante delResucitado.

Un abrazo fraterno

… se me alegra el corazón (Sal 15)

Me da mucha pena haber tenido este blog tan abandonado tanto tiempo pero no puedo perder ni un segundo en lamentaciones de algo que tampoco es tan importante. Me he dedicado a la vida y sus quehaceres y hay veces que no se puede todo.

Estamos en Pascua. Cristo vive. Y el salmo pone palabras en mi boca que hago mías. Porque el corazón se me alegra también como al salmista. Se me alegra al ver que Jesús me sigue saliendo al encuentro y me sigue encomendando la misión de anunciar que está vivo, que el miedo es menos poderoso que la alegría de la Resurrección.

Ha sido una Pascua especial ésta. La he disfrutado en Cercedilla, con Esther y los niños, con la comunidad en pleno, con muchos jóvenes bien conocidos, con personas queridas que hacía tiempo que no veía, con nuevos amigos y hermanos en el Señor, con escolapios, con calasancias… Fue una Pascua en la que hubo de todo y en la que. día a día, nos fuimos adentrando en los misterios que año tras año la Iglesia nos anima a revisar y a revivir. Estoy muy contento, sobre todo, de haberla celebrado en familia y con mi comunidad. Como los antiguos.

Ojalá la luz de Cristo prenda fuerte de nuevo en mis entrañas. Luz para el mundo.

Un abrazo fraterno

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La gente se apiñaba alrededor de Jesús (Lc 11, 29-32)

La gente sigue sedienta. Sigue pidiendo señales. Sigue necesitando algo o alguien sobre el depositar su fe y sus esperanzas. Estoy convencido de que si Cristo volviera hoy, la gente seguiría apiñándose a su alrededor. Él sabría cómo hacerlo, cómo hablarles, cómo mirarles, qué contarles, cómo hacerles sentirse valiosos, únicos… cómo incitarles a decidirse de una vez por la felicidad.muchedumbre

¿Qué hacía Jesús para tener tantos fans? Lo primero no esperaba que ellos vinieran a Él sino que se lanzó a las calles, a las plazas, a los pueblos de toda condición. Comió con ellos. Bebió con ellos. Fue a pescar. De boda. Con banqueros, ricos, putas, enfermos, pobres… con todos sin excepción. Y les habló de Dios a cada uno a su manera, desde lo que cada uno es y es capaz de entender. Nada de café para todos.

Sólo Jesús tiene el secreto. Así nos va a veces…

Un abrazo fraterno

Vuestro rostro no se avergonzará (Sal 33)

Los caprichos de la Palabra. Las «cositas» de Dios. Después de la brutal experiencia de ayer, ñune, hoy me vienes con estas. A mi. A un hombre temeroso muchas veces de mirar cara a cara. A mi, un hombre profundamente avergonzado de mucho de lo que siente. rostro_avergonzado

Todavía no estoy capacitado para tener en el corazón esta Palabra tuya, Padre. No me dejo. Queda un camino cargado de «espadas», de «armaduras», de «pesadas armas» (esa imagen de Robert de Niro en La Misión). No hasta que yo sea capaz de llorarlo mucho. Esta cuaresma y esta próxima Pascua pueden ser un buen momento de seguir transformando, de seguir transformándome.

Mientras, mi rostro se sigue avergonzando muchas veces.

Un abrazo fraterno

Señor, roca mía (Sal 18)

Muchos días sin escribir equivalen a muchos días sin orar en serio. Es fácil seguir mi oración. Si escribo, oro. Si no escribo… apagón informativo, apagón orante.

Ha empezado la cuaresma y me ha pillado en tierras americanas, cerquita de Chicago con muchísimo frío. Ya he vuelto pero hoy he salido de viaje de nuevo. Primer lunes de mes y reunión de formación en la comunidad para compartir nuestro trabajo personal sobre las emociones. Ejercicio de Focusing y desplome absoluto. Colapso total del bonito rascacielos construido, de la hermosa y maldita torre de Babel, donde nada se entiende. El ejercicio fue muy duro. Prendió la chispa.

«¿Y ahora qué?» me pregunto continuamente desde hace un rato. Por lo de pronto, vuelta a la oración. Un guerrero conoce sus heridas aunque no las muestre en la batalla. Y a él también le duele la limpieza primera que lleva a la curación. Como la Magdalena con Jesús, tambié las lágrimas empezaron a lavar mi alma. Me siento vivo. Me sé en lucha. Me he visto guerrero como si del viaje del anciano avaro de Cuentos de Navidad se tratara. Y me siento débil también. Despojado de vestimentas. No me agrada.

Señor, roca mía.

Un abrazo fraterno

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Bandera discutida (Lc 2, 22-40)

Sigue habiendo juegos de mesa y de entretenimiento en exteriores que consisten en apoderarse de la bandera rival. Es el mayor símbolo de victoria. Es el símbolo de haber llegado hasta el final, de haber derrotado al enemigo en lo más profundo. Quienes escalan grandes cimas o recorren peligrosas y arriesgadas sendas, al llegar, suelen también clavar la bandera en el suelo. Los estadios están llenos de banderas en las gradas y muchos aficionados se arropan con ellas. Coches oficiales, ropas, pegatinas… La guerra de banderas en el País Vasco, la quema de banderas en Cataluña… en fin… que vivimos en un mundo en el que las palabras de Simeón siguen siendo tremendamente actuales. Sin meterme en filosofías y opiniones, lo que está claro es que una bandera es un símbolo de algo más, es un aglutinador de identidades, sentimientos, cultura, estilo, maneras, pensamientos… No sé…bandera

Cristo también era bandera. Era algo muy grande. Y no iba a pasar desapercibida. E iba a ser signo de comunión para muchos y signo de lo odiado para otros. Signo de contradicción. Lo sigue siendo. Y me invita a serlo. Me invita a no ser mediocre y jugar a ser amiguito de todos, querido por todos, estando a bien con todos. Cristo tenía enemigos. Ese rollo de «yo no tengo enemigos» tal vez es para blanditos como yo.

Todavía hay mucho que caminar. Todavía hay mucho que convertir.

Un abrazo fraterno

No desertéis de las asambleas (Hb 10, 19-25)

Pese a lo que veo a veces.

Pese a lo que oigo a veces.

Pese a lo que siento a veces.

Pese a lo que a veces no entiendo.

Pese a todo. No quiero desertar de mi asamblea dominical. Quiero mantenerme fiel.

Un abrazo fraterno

Salió el sembrador a sembrar… (Mc 4, 1-20)

zarzas… y se encontró conmigo, con mi tierra.

Leyendo y metidando las cuatro posibilidades Padre (al borde del camino, tierra pedregosa, tierra con zarzas y tierra buena) creo que no me sitúo entre ninguna de las dos primeras. La Palabra, tu Palabra, llega a mi y no se escapa con facilidad. No se la comen los pájaros ni se la lleva el viento o la lluvia cuando el tiempo cambia y llega el invierno. Pero ciertamente hay zarzas. Y tierra buena. Pero sí hay zarzas. hay cosas que me impiden dar más, ser mejor: costumbres, maneras, heridas… que ahogan ciertamente parte del efecto sanador y confrontador de tu Palabra. Algunas de esas zarzas las tengo identificadas, otras las intuyo y otras, seguro, pasan desapercibidas todavía aunque ya son las menos.

Tengo que seguir preparando mi tierra y, con la yuda de otros, limpiarla de zarzas. Poco a poco pero sin descanso. Al mundo le urge el fruto.

Un abrazo fraterno