… lo pone en el candelero (Lc 8, 16-18)

El sentimiento que se prodiga en mi en esta última etapa de mi vida de fe, de mi vida de apostolado y testimonio, es que mi candil no está en el candelero. Está, sí. Y posiblemente no esté tapado, no. Pero no está en el candelero. El oxígeno escasea y, ya se sabe: sin oxígeno la mecha no acaba de prender como debería. La luz temblequea un poco y el candil sabe que es hora de buscar lugares más amplios y llenos de oscuridad.

Llevar esta palabra a la vida me parece fundamental. Desperdiciar candeleros, candiles y mechas me parece de tal despilfarro apostolar que, tal como está el mundo, no nos lo podemos permitir. Y yo estoy llamado a dar luz y a mantener mi candil en forma y encendido a tope. Por supuesto que uno a veces pasa por baches, por crisis, por dudas, por miedos, por desilusiones… pero apagarse por dejadez, por comodidad, por inmovilismo, por ceguera es distinto. No estoy dispuesto.

Un abrazo fraterno

Porque ha amado mucho… (Lc 7, 36-50)

Los pecados le quedan perdonados… porque ha amado mucho.

Y me acuerdo de un pasaje del «Manual del Guerrero de la Luz» de Paulo Coelho:

«Un grupo muy grande de personas está en medio de la carretera, impidiendo cruzar el camino que lleva al Paraíso.

El puritano pregunta:

– ¿Por qué los pecadores?

Y el moralista clama:

– ¡La prostituta quiere tomar parte en el banquete!

Grita el guardián de los valores sociales:

– ¡Cómo perdonar a la mujer adúltera, si ella pecó!

El penitente rasga sus ropas:

– ¿Por  qué curar a un ciego que sólo  piensa en su enfermedad y ni siquiera lo agradece?

Se subleva el asceta:

            – ¿Cómo dejas que la mujer derrame en tus cabellos una esencia tan cara? ¿Por qué no venderla y comprar comida?

Sonriendo, Jesús aguanta la puerta abierta. Y los guerreros de la luz entran, independientemente de la gritería histérica.»

Amor. Por eso se nos juzgará.

Un abrazo fraterno

Ambicionad los carismas mejores (1Co 12, 31-13,13)

Creo que es una ambición sana. ¡Qué ambicioso soy para otras cosas en la vida y qué poco para parecerme lo más posible a Jesús!

Más que ambicionar carismas el Señor me llama a ser ambicioso conmigo mismo, a hacer de mi lo mejor, a aspirar a amar mucho y bien, a aspirar a ser un gran constructor del Reino. Esto no implica reconocimiento ni publicidad. Es algo que va por dentro. Es ambicionar la paz de Jesús. Es ambicionar el encuentro definitivo con Cristo. Es ambicionar la explosión de mis dones. Es ambicionar… sanamente.

La palabra de hoy me llama a abandonar ciertas mediocridades. Tomo buena nota…

Un abrazo fraterno

Vosotros sois el cuerpo de Cristo (1Co 12, 12-14.27-31a)

Esta lectura de Pablo siempre la he llevado al terreno de los dones diversos en la Iglesia. Diversos, complementarios y todos necesarios. Pero la lectura dehoy es también muy obvia pero no deja de impactarme: yo soy el cuerpo de Cristo. Mis manos son sus manos. Mis ojos son sus ojos. Mis palabras son las suyas. Mi manera de acariciar, tocar, hablar, mirar… son las suyas.

De mi depende que mi prójimo se sienta tocado, mirado, cuidado, amado, escuchado… por Jesús. Sí, de mi depende. ¡Y esto es muy fuerte! Él es todopoderoso. Vale. Pero tal vez nos equivocamos si pensamos que Dios se basta por sí solo. Sí y no.

No sé muy bien cómo explicarlo pese a tenerlo claro en mi corazón. Espero que lo hayáis entendido…

Un abrazo fraterno

El discípulo la recibió en su casa (Jn 19,25-27)

La verdad es que en la reunión de comunidad de ayer no estaba yo muy centrado como para sacarle jugo a la Palabra del día pero sí fue de Dios el compartir sobre la situación que está atravesando la familia de mujer a raíz de la demencia de la abuela.

Es difícil entender a Un Jesús midiendo consecuencias y estableciendo estrategias en lo que se refiere a la compasión y acompañamiento del que sufre. En la vida siempre llegan los momentos en los que a uno se le piden decisiones duras, difíciles y sacrificadas. Pero ¿NO SON ESTAS DECISIONES LAS QUE JUSTIFICAN UNA VIDA? ¿NO SON ESTOS «EXTRA» LOS QUE DAN SENTIDO A UNA EXISTENCIA, A UNA FE, A UN SEGUIMIENTO? Toda la vida yendo a misa, haciendo oración, hablando de Dios y de lo maravilloso de la familia cuando, al final, nadie es capaz de tomar una decisión drástica para que un hombre de 87 años no se sienta solo y algo desamparado en el cuidado de su demente esposa.

No se trata tanto de aportar soluciones como de acompañar en el sufrimiento. Y he encontrado en mi comunidad la palabra definitiva de Dios al respecto. No podemos esperar que actúen otros, posiblemente los que deberían actuar. Nosotros estamos llamados a dar el ciento por uno. Ahí reside la fuerza de Cristo y la clave del Reino. Y nosotros vamos a recoger el guante. Que Dios nos ayude y nos proteja.

Un abrazo fraterno

Que la gente sólo vea en nosotros… (1Co 4, 1-5)

¿Qué ve la gente en mi? ¿Me debe importar? ¿Debo tenerlo en cuenta?

Creo que sí. Que me debe importar. Y me importa. Y lo tengo en cuenta. Es verdad que cada opinión, como tal, es subjetiva pero mucho de lo que la gente ve será porque es lo que yo muestro. Y ahora mismo estoy en pleno proceso de reforma ya que muchas veces hay una discordancia entre lo que la gente ve y lo que yo quiero mostrar; entre lo que yo muestro realmente y lo que realmente quiero mostrar. Y es muy frustrante.

Por otro lado, y a otro nivel, debería ser reflejo del amor de Dios. Y eso intento. Que la gente vea en mi a Dios, a un Dios cercano, compasivo, atento, fiel, sensible y respetuoso. Muchas veces no lo consigo pero eso… es parte del juego.

Un abrazo fraterno

Por tu palabra, echaré las redes (Lc 5, 1-11)

Termina el Evangelio de hoy diciendo que aquellos pescadores lo dejaron todo y se dispusieron a seguir a Jesús. Es algo que impacta y llama la atención, sin duda. A uno le gustaría tener esa decisión. Pero hoy me gustaría hacer que mi oración girase con algo que sucede antes de ese «dejar».

Cuando Jesús le pide a Pedro que lleve la barca mar adentro y eche las redes de nuevo le está pidiendo algo que carece de sentido humano. Pedro es pescador experimentado, Jesús no. Pedro acababa de llegar de faenar toda la noche. Lo De Jesús parece un farol propio de quién pretende saber sobre lo que no tiene ni idea. Pero Pedro… lo hace. Es tal vez esta actitud la clave del seguimiento. Puede que luego sea más fácil seguirle cuando ya has tenido muestras de su «poder» pero al comienzo, cuando la propuesta no está llena de mucha lógica… hay que ser tremendamente humilde y tremendamente «loco» para llevar a cabo lo que Jesús propone.

Nosotros nos cargamos de razonamientos y seguridades y pretendemos darle a todo ese cariz de lógica humana que, muchas veces, echa por tierra aquello que Jesús nos propone para darnos el empujón definitivo. Debo ser humilde y reconocer que, con Él, se puede obrar el milagro.

Un abrazo fraterno

Nosotros somos colaboradores… y vosotros campo (1Co 3, 1-9)

Entiendo lo que pretende expresar Pablo con sus palabras pero no me gusta la manera o, tal vez, no la entienda. Empeñarse en hacer bandos es algo que no me gusta: colaboradores de Dios – campo de Dios, creyentes – no creyentes… buenos – malos. Al menos a mi es a lo que me lleva.

Por supuesto que yo siento que soy colaborador de Dios y por supuesto que descubro que hay mucho campo que cuidar. Pero también soy campo que otros cuidan. E incluso aquellos que son campo a mi cuidado son o pueden ser colaboradores de Dios en aspectos totalmente desconocidos a mi persona.

Yo prefiero no hacer equipos…

Un abrazo fraterno

El criterio del Espíritu… (1Co 2, 10b-16)

Hay criterios económicos, criterios jurídicos, criterios culturales, criterios físicos, criterios sociológicos… Multitud de criterios que se pueden usar a la hora de juzgar o dar parte sobre algo. Cuando uno se planta delante de un cruce de caminos, delante de algo sobre lo que optar… lo primero que tiene que decidir es qué criterio va usar para decidir. De esto se deduce que los criterios son los que mueven el mundo. «Ante la duda, la más tetuda», «el más barato», «el de mejor calidad», «el de mejor diseño», «lo que suponga menos esfuerzo», «lo que me haga más feliz», «lo que me haga sentir mejor», «el que tenga mejor horario», «lo que me quede más cerca de casa», «lo que decide la mayoría»… uf, uf, uf… infinidad de criterios… todos muy conocidos…

Y la Palabra viene hoy y nos presenta un nuevo criterio: EL CRITERIO DEL ESPÍRITU. Sí, sí… ¡es posible! También el Espíritu, Dios, su voluntad, su llamada, su estilo… pueden ser criterio. ¡¡¡Ehhhhhhh!!!!! ¡Que síííííííííííí! Que no hay que ser santo ni bicho raro ni cura ni tonto para optar desde el Espíritu. El criterio del Espíritu no es tan definible ni cuantificable como otros. Es complicado de justificar o de explicar. Tal vez porque no es objetivo. Parte que de que la relación de Dios es personal con cada uno aunque hay cosas que sí pueden servir para todos… Es un soplo, una brisa, un susurro, una caricia al corazón, un pelo de punta, un sueño lejano… Siempre entra a pujar como los otros aunque se retira pronto apabullado por la potencia de sus compañeros criterios.

Otro gallo nos cantaría si el mundo funcionara bajo el criterio del Espíritu…

Un abrazo fraterno

Ningún profeta es bien mirado en su tierra (Lc 4, 16-30)

Bajo las notas del «Nada de turbe» de Taizé comienzo mi oración de hoy con el ánimo de quién empieza un nuevo curso. Y es que para aquellos cuya misión se desarrolla en buena parte con estudiantes, jóvenes, niños, colegios, profesores, etc. comenzar septiembre es COMENZAR de nuevo. Igual que pasa con el Año Nuevo, uno mira el nuevo curso con ilusiones y aspiraciones renovadas, con nuevos proyectos o, al menos, nuevas inquietudes.

A mi comunidad le pasa algo parecido. Es curioso porque siempre hemos entendido que los constructores del Reino no nos podíamos acoger al convenio de la construcción y cerrar en agosto y nosotros… no cerramos por vacaciones. Pero inevitablemente septiembre nos vuelve a reunir a todos y nos presenta un nuevo tramo del camino.

Leyendo el Evangelio de hoy me estremezco porque sé que es Palabra justa para la comunidad, hoy, día de comienzo. El Espíritu está sobre nosotros. Somos ungidos. Somos enviados para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor. Es un «recordarnos» para qué existimos y lo importante y lo urgente de la causa. Y, además, vemos a un Jesús que proclama la verdad alrededor de aquellos con los que creció, alrededor de aquellos con los que empezó a caminar en la fe, alrededor de sus vecinos, conocidos, maestros, familiares… Y vemos que esa verdad no cala, no es aceptada, no les sirve… posiblemente porque venía del propio Jesús. Pudieron más los prejuicios que la verdad. Y no puedo dejar de recordar la bonita conversación con Felipe el pasado sábado. Para mi esta Palabra, es Palabra para todos hoy. No lo considero casualidad sino una caricia del Dios que nos ha unido y que nos está enviando. Ningún profeta es bien mirado en su tierra…

Ojalá, como dice hoy también Pablo en Corintios, nos sigamos presentando débiles y temblando de miedo ante aquello y aquellos a quiénes se nos envía. Eso será la garantía de que será Dios quien actúe a través nuestra.

Poco más por hoy. Mañana tengo un examen al que considero oportunidad privilegiada para irme cargando de motivación y fuerza. Voy preparado. Ojalá los frutos sean los que espero.

Un abrazo fraterno