Todavía no es tiempo de reconstruir el templo (Ag 1, 1-8)

¡Siempre con excusas! Todavía no, es que, lo que pasa es, pero, verás, tampoco es del todo así, no hay que ser tan extremista… Siempre dilatando lo importante, lo que Dios nos puede estar pidiendo: construir su templo para mostrar su gloria.

Igual que el pueblo de Israel entonces, yo a veces no acabo de subir al monte con maderos para construirme como templo del Padre. Siempre hay algo. A veces me falla la voluntad, a veces la motivación, a veces me fallo a mi mismo, a veces la determinación y otras el miedo. Siempre hay algo que me lleva a seguir viviendo «en mi casa revestida de madera». Como me decía un hermano de comunidad el lunes pasado: «hay que discernir, ver qué quieres y luego ser ambicioso, apostar alto». A veces me siento un mediocre. Siempre a la mitad. No siempre pero sí muchas veces y en muchas cosas.

Tomo nota Padre. ¡Ya es tiempo de reconstruir el templo!

Un abrazo fraterno

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… tampoco túnica de repuesto (Lc 9, 1-6)

gsaber.jpgHace ya algunos meses (o algún año) que leí un libro, recomendado por un hermano de comunidad, que se llama «Saber escoger» de Carlos G. Vallés. Es sobre el arte del discernimiento, del buen discernimiento. Habla de las elecciones, de las encrucijadas, de los caminos elegidos… Una de las anécdotas o historias se me quedó grabada. Hablaba de romper puentes, de dinamitar toda posibilidad de «volver atrás» ante una elección tomada y asumida. Hoy el Evangelio me habla de eso. Me habla de ponerse en camino, de saberme enviado. Una vez el camino comienza mejor no llevar todo aquello que nos hace cubrirnos las espaldas, comprar seguros antiriesgos… porque todo eso nos hará vacilar, nos hará dudar, nos hará no hacer las cosas lo mejor que sepamos, nos hará perder la confianza en que «se nos dará por añadidura»…

Una túnica de repuesto es más peligrosa de lo que parece…

Un abrazo fraterno

… los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc 8, 19-21)

La vida me ha enseñado que las relaciones de sangre no tienen por qué ser las mejores. Un padre, una madre, unos hermanos, unos abuelos y tíos… la familia es tremendamente importante y siempre lo he vivido y sentido así. Pero la sangre no garantiza por derecho lo que no se cuide con esmero. Y la vivencia de la es tan importante… ¡la vida partida y compartida con otros que se han puesto a construir Reino mano familia2.JPGa mano conmigo! Eso también lo sintió Jesús que, no creo que queriendo hacer un feo a los suyos, resalta el papel de los que viven con Él la misión encomendada.

También es curioso y me llama la atención la cópula «y». ES DE VITAL IMPORTANCIA. No llega con escuchar la Palabra, con leerla, con meditarla, con ir a misa, con reflexionar en grupos, con asistir a retiros espirituales, con debatir cómo mejorar el mundo… ¡NO LLEGA! ¡HAY QUE PONER EN PRÁCTICA! Hay que asumir compromisos, gastar tiempo, dar vida, asumir misión, responder a la vocación, asumir riesgos, jugársela, romper lazos, barrenar puentes, hacer vida lo escuchado… Menos mal que, en comunidad, ésto se vive más fácilmente porque es más difícil engañarse…

Un abrazo fraterno

Luz (Lc 8, 16-18)

Mi oración de hoy ha estado centrada y concentrada en la vela protegida que ilumina la oración comunitaria de los lunes. No me canso de mirarla. Me acaricia y yo me dejo. La vela es grande, de las de pie ancho. La mecha prende bien. Color alilado. Lo más significativo es que la vela está dentro de un cilindro marrón de cristal con aroma árabe. El material del cilindro es suficientemente transparente para que el resultado del conjunto sea una sensual luz llena de fe y vida. La llama no se ve, se percibe. No se muestra orgullosa sino que se presenta cuidadosa, sin llamar la atención. Uno la sabe presente. la luz brota del interior, ilumina de dentro hacia afuera. Es dentro donde prende. Es fuera donde produce. La llama se mueve debido a las corrientes generadas. No es inmune a sus circunstancias pero su plasticidad le permite mantenerse en pie.

Es la luz de la comunidad para el mundo. Es la luz de mi mismo, en comunidad, para el mundo. Hoy el Evangelio me recuerda que soy candelero, no tanto por ser cristiano sino por ser persona. Todos podemos encendernos. Muchos no saben, muchos no pueden, muchos no quieren. Yo quiero ser como esa vela que contemplo.

Un abrazo fraterno

a unos…, a otros…, a otros… (Ef 4, 1-7.11-13)

Hoy la Palabra me habla desde la comunidad y para la comunidad y, en concreto, desde Betania y para Betania, que es mi comunidad concreta de fe donde vivo la fraternidad, donde celebro la vida y donde me parto y me comparto con mis hermanos. La Palabra me gusta porque habla de unidad y de diversidad. ¡Qué bueno!

«Un solo cuerpo y un solo Espíritu…» Así debe sentir la gente a Betania. La fraternidad debe palparse y sentirse de puertas para afuera. Debe ser real y no forzada. Una manera de entender las cosas. Una comunión sorprendente cuando aparecen nubes. Teniendo claro lo mismo. Siendo firmes y fieles en lo mismo. Edificando Reino al unísono.

«unos apóstoles, otros profetas, otros evangelizadores, otros pastores y maestros»… Cada miembro de la comunidad debe SER y siendo hacer que la comunidad SEA. Cada miembro debe crecer, descubrir sus dones y su vocación, profundizar en ellos e ir tomando opciones personales que, siendo personales y siendo opciones para SER, fortalecen la comunidad, cuya misión principal es propiciar que cada miembro construya Reino desde su SER. Cada uno debe descubrir para qué ha sido llamado y qué aporta a la comunidad y, por extensión, al mundo. SIENDO nunca estará fallando, nunca estará dejando de hacer aquello por lo que ha sido creado.

Un abrazo fraterno

No descuides el don que posees (1Tm 4, 12-16)

«No descuides el don que posees. […] Cuídate tú.» Esta es la Palabra de Dios para mi hoy. Tal vez no acabo de dar el do de pecho con mis dones. Creo tenerlos identificados pero también creo tenerlos descuidados de vez en cuando.

Una de las actividades que más me gustan de las que organizamos en la pastoral provincial de escolapios es la de Horizonte. Horizonte dura una semana y es una colonia-convivencia-retiro-campamento basado en el «Manual del Guerrero de la Luz» de Paulo Coelho. Uno de los momentos más importantes de la semana es afrontar una batalla en la que se supone debes luchar con tu dones porque ellos son tus armas, tus verdaderas y más útiles armas… En el fragor de la batalla uno se olvida normalmente de sus armas para ir a lo fácil, a lo egoísta, a lo destructivo, a lo rápido… Es muy visual… Una experiencia que, sin duda, hace pensar a quienes participan. Porque los dones son mis armas para la batalla del día a día. Es lo que me ha dado Dios para que el Reino avance, para que yo sea más feliz y para que los demás se beneficien de mi. Es imprescindible mantener esas armas bien cuidadas, en disposición de ser usadas. Y yo me tengo que encargar de cuidarme para que cuando llegue el momento de usarlas mis movimientos sigan siendo ligeros y suaves. Equivocadamente siempre vemos en el servicio al otro el mayor de nuestros objetivos, a veces pasando por encima de nosotros mismos. Enfermos, descentrados, infelices, en baja forma, faltos de formación… somos de poca utilidad aunque lleguemos agotados a casa después de darnos a todos todo el día.

Un abrazo fraterno

Esplendor y belleza son su obra (Sal 110)

galicia.jpgSi yo lo he sentido así, ¿por qué al ser testigos de Dios ante otros siempre nos empeñamos en charlas moralizantes o similares? Yo muchas veces he visto y sentido a Dios en algo bello. Lo he sentido a mi lado viendo a un niño y disfrutando con sus movimientos, sus balbuceos, sus caricias. Lo he sentido a mi lado escuchando música, sobre todo, las maravillas clásicas que hemos recibido de herencia. Lo he descubierto tras la curva de un sendero, entre las hojas de frondosos árboles o tendido en praderas y valles. Lo escuché en la tormenta, y en el rumor del mar al romper en la costa, y en el hablar de las gaviotas. En los grandes pintores, en los mayores logros de la arquitectura, en las manos del escultor, en el sabor de un beso… ¡ahí también sé que vive Dios!

Lo bello es reflejo de Dios. Y un camino útil para llegar a Él…

Un abrazo fraterno

Le dio lástima (Lc 7, 11-17)

Leer hoy la primera lectura de S. Pablo me produce cierto desasosiego. La descripción que hace de cómo ha de ser un obispo, un diácono y una mujer seguidora de Jesús es, sencillamente, terrible. Cualquiera que no supiera de qué va la historia podría confundirla con la descripción que debe cumplir un candidato a la Casa Blanca delante de la sociedad americana o qué se yo. Ni una palabra de amor, de humildad, de valentía, de justicia, de sabiduría, de compasión, de misericordia… obispos2005.jpg¿Qué tiene que ver este obispo descrito por Pablo con el Jesús compasivo del Evangelio que acude a una viuda, le seca las lágrimas y le devuelve a la vida? Yo no le encuentro relación. Y me duele. Me lastima.

La lectura de Pablo habla de obispos que gobiernan la Iglesia cual presidentes de gobierno o República. Y eso se ha quedado enquistado en la historia. Me gustaría que aquellos que suceden a los apóstoles fueran otra cosa: menos irreprochables y más verdaderos, menos sensatos y más valientes, menos políticos y más profetas. Y muchas cosas más…

¿Qué diría Jesús de todo esto?

Un abrazo fraterno

Dilo de palabra, y mi criado quedará sano (Lc 7, 1-10)

Los lunes es cuando se reune mi comunidad. Por eso, mi post de los lunes no puede ser únicamente aquello que, en un principio, yo saqué de la Palabra del día sino del compartir comunitario de la oración. Es una experiencia difícil de explicar mientras no se vive. Siempre, comparta lo que se comparta, es una oración plena.

Hoy me quedo con lo rezado en comunidad, con lo descubierto por boca de un hermano. Este pasaje del Evangelio es clave para entender muchas cosas; Jesús lo hace clave: para la salvación da igual la religión (no importa la procedencia, ni los ritos, etc.) y da igual la conducta moral (importa poco la lista de obras buenas o malas que hayamos hecho… de poco le importa a Jesús que el centruión hubiera ayudado al pueblo judío con la sinagoga). La salvación viene por la fe. Por la fe en Jesús de Nazaret, en un Dios que libera, que da vista a los ciegos, oído a los sordos… en un Dios que no se encierra en conceptos, definiciones, espacios, normas… en un Dios que cambia lo profundo, que busca lo profundo…

Un abrazo fraterno

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No mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo (Jn 3, 13-17)

otraiglesiaesposible13.jpgHay veces que uno tiene la sensación contraria, la sensación de que la fe y Dios se usan para condenar, atormentar, amargar, atemorizar y destruir. A veces simplemente basta con la manera de hablar, de decir las cosas, de referirse a otros. Compruebo como dentro de la propia nos despellejamos unos a otros. Y no soy exagerado: nos despellejamos. Bueno, yo no. Y no es una excusa. Es simplemente la realidad. Contemplo entristecido como las personas que decimos ser seguidoras de Cristo luchamos por imponer nuestra verdad. nuestro Cristo. Lo mejor es ir a la Palabra, sin duda. La Palabra acepta pocas manipulaciones si uno la frecuenta y la ora. Jesús no vino a condenar sino a salvar. No vino a relacionarse con justos sino con pecadores. Si con alguien fue duro fue con la jerarquía judía. Si con alguien fue tierno y comprensivo fue con las prostitutas, los enfermos, los leprosos… Jesús vino a salvar. Jesús buscaba a los perdidos, a los infelices, a los impedidos, a los separados. Los buscaba y los «curaba». Les hacía llegar la Buena Noticia. La gente no cambiaba porque la mirada de Jesús fuera de un azul penetrante. La gente cambiaba, la gente se curaba porque esa Buena Nueva estaba llena de amor, de esperanza, de posibilidades de cambio… Un hermano mío lo expresa perfectamente en su blog hablando de la escuela. Salvar es estar abierto a la novedad del otro, a la posibilidad del otro, a la capacidad de cada uno de enderezar la vida, de ser uno mismo.

Hoy condenamos demasiado. Y apoyándonos en Dios. Esto es tal vez lo más grave. Motivo de escándalo.

Un abrazo fraterno