Todavía no es tiempo de reconstruir el templo (Ag 1, 1-8)
¡Siempre con excusas! Todavía no, es que, lo que pasa es, pero, verás, tampoco es del todo así, no hay que ser tan extremista… Siempre dilatando lo importante, lo que Dios nos puede estar pidiendo: construir su templo para mostrar su gloria.
Igual que el pueblo de Israel entonces, yo a veces no acabo de subir al monte con maderos para construirme como templo del Padre. Siempre hay algo. A veces me falla la voluntad, a veces la motivación, a veces me fallo a mi mismo, a veces la determinación y otras el miedo. Siempre hay algo que me lleva a seguir viviendo «en mi casa revestida de madera». Como me decía un hermano de comunidad el lunes pasado: «hay que discernir, ver qué quieres y luego ser ambicioso, apostar alto». A veces me siento un mediocre. Siempre a la mitad. No siempre pero sí muchas veces y en muchas cosas.
Tomo nota Padre. ¡Ya es tiempo de reconstruir el templo!
Un abrazo fraterno