Tres verbos: temer, hablar y callar.
Para una persona como yo, llena de miedos, escuchar y acoger esta Palabra del Señor no es fácil aunque sí reconfortante. El Señor asume mis miedos, los conoce, sabe de su origen y de sus consecuencias. Me pide que los deje de lado, que me olvide de ellos porque los miedos atenazan, aprisionan, condicionan, manipulan la realidad y alejan de Dios. Tremendamente lógico tener miedo. Tremendamente peligroso acostumbrarse a él.
«Sigue hablando». Para mi, que hablo mucho, parece que viene al dedo. Me hace sentir animado y apoyado por el Padre. Es como si el Señor bajara, se sentara a mi lado y dijera: «Santi, sigue hablando. Sigue hablando en tu blog para que todo el que se asome pueda encontrar algo en la red de redes, por muy humilde que sea. Sigue hablando en tu comunidad para que los vínculos sigan fortaleciéndose, para que tus puertas están cada vez más abiertas. Sigue hablando con tu mujer y con tus hijos para contarles lo maravillosa que es la vida, lo que es valioso… para decirles que los amas, que por ellos darías la vida, que confías en ellos… para hacer proyecto juntos. Sigue hablando con todo aquel que se acerca y pregunta, con todo el que busca, con todo el que llama. Sigue hablando en la Escuela Pía, poniendo tus dones al servicio, diciendo lo que consideras que hay que mejorar, las nuevas ideas para construir, lo que no sirve para avanzar. Sigue hablando en tu trabajo, en tu empresa; sigue hablando de quién eres y lo que haces, sigue hablando de Dios y de tu comunidad, de tus chicos, de tu familia, de cómo te planteas la vida… Sigue hablando, Santi, y no te calles».
Gracias Padre por estas palabras de hoy. Me han hecho sentir bien, muy bien.
Un abrazo fraterno
Foto extraida de www.juncadella.net