Dichoso (Lucas 6, 20-26)

La noche del 6 al 7 de septiembre no es un noche igual que las demás. Al menos no lo es para mi ni para Esther desde hace ya 7 años. Aquella noche nos mandaron para una habitación de la maternidad de la Fundación Hospital de Alcorcón a la espera de ver si Esther conseguía dilatar y ponerse de parto por sus propios medios. A las 3:00 AM nos bajaron a paritorio viendo que no había proceso de parto y que el feto ya estaba sufriendo con cada contracción. Lo recuerdo como si fuera hoy. No había nadie. Éramos la única pareja en aquel momento. Se llevaron a Esther y a mi me indicaron dónde esperar. A los pocos minutos oí un llanto. Mi hijo. Mi hijo… Fue una experiencia abrumadora en soledad. Una experiencia vital desgarradora. Sentí vértigo, miedo, alegría, suspiro… ¡Un batiburrillo emocional sin parangón! Una de las asistentes salió con Álvaro en brazos y me dijo «- ¡Dile algo a tu hijo!» No sabía ni qué decir… Nadie te enseña qué le debes decir a un hijo recién nacido… Álvaro, pequeño, indefenso, lloroso, sucio, rojo… siempre sería mi hijo y yo siempre sería su padre. SIEMPRE.

7 años después Álvaro es un ser maravilloso, una criatura de Dios única e irrepetible a la que intento tratar «descalzo», como Moisés cuando pisaba tierra sagrada al subir al Sinaí porque se sabía delante de Dios mismo…

Hoy leo las bienaventuranzas y me atrevo a decir DICHOSO YO POR TENER A ESTHER COMO ESPOSA. DICHOSO YO POR MIS TRES HIJOS. DICHOSO YO POR SENTIRME TAN BENDECIDO POR DIOS.

Un abrazo fraterno


Pasó la noche en oración (Lucas 6, 12-19)

Este verano el libro formativo elegido por la comunidad fue «Sabiduría de un pobre» de Leclerc. El libro versa sobre un momento de gran oscuridad en la vida de Francisco de Asís. Es un libro cortito y fácil de leer. A mi me gustó mucho. Acercarme a Francisco ha sido una experiencia bonita, hermosa y un gran descubrimiento.

Una de las cosas que me llamó más la atención, y que más me gustó, es la manera en que Francisco oraba. Se retiraba a un lugar solitario y hermoso del bosque o del lugar donde estuviera y allí se dedicaba a «ser», a «estar» contemplando la belleza de la creación. Él decía que orar no es tanto hablar como escuchar. No hay nada que decir, nada que pedir, nada que descubrir, nada que meditar… simplemente ser, estar y escuchar. Y ahí y así se producía el encuentro con el Padre.

Y me imagino a Jesús de manera parecida…

Un abrazo fraterno

Sólo Dios es mi esperanza (Salmo 61)

El salmo de hoy es de los que infunde mucha fuerza, al menos a mi, cuando lo leo. Es un salmo que me devuelve a una realidad de la que soy consciente desde hace algún tiempo y, sobre todo, desde que llegó el pequeño Juan y Esther está en el paro: toda mi confianza la tengo puesta en Dios. Él es nuestra roca, nuestra salvación. Dios me ama y ama a familia. Protege nuestros pasos. Y gracias a eso doy pasos firmes y camino ciertamente despreocupado (lo justo :-)).

Hoy también quiero acordarme de otro detalle. Hoy es la festividad de Beata Madre Teresa de Calcuta. Es imposible no recordar a esta mujer, a esta pequeña gran mujer que hizo de la confianza en el Padre y del seguimiento a Jesús en los más desheredados de la Tierra su manera de cambiar el mundo aunque fuera un poquito. Es un constante ejemplo del camino de Jesús y también, por qué no decirlo, un espejo que cuesta mirar sin sentirse algo mediocre. Mi especial recuerdo en la oración de hoy para todas las Hermanas de la Caridad y para todos aquellos que encuentran en sus manos, en sus ojos, en sus palabras… al mismo Cristo que sale a su encuentro.

Un abrazo fraterno

#amen11

Amigo, amiga la JMJ es una oportunidad única de encuentro de miles de jóvenes en torno a Cristo, por eso te invitamos a compartir tu testimonio de fe durante estos días a través de Twitter con el hashtag #amen11.

 

¿Qué quiere decir dar testimonio?

Testimoniar es decir al mundo aquello que llena tu vida. Fíjate en Jesús, su vida es el testimonio más grande del amor de Dios. A su vez el evangelio nos da testimonio de Jesús, nos dicen que Él muere hoy por ti, que ha resucitado y que si crees en Él estás construyendo el Reino. Jesús nos pidió que anunciáramos esto con palabras y con la vida. Si tú corazón late al ritmo de la Iglesia es porque tú también eres un testigo de Cristo, testigo de la Verdad y puedes dar testimonio de la acción de Dios en tu vida, en lo concreto.

Pero, ¿cómo lo hago?
Puedes hacerlo en forma de oración, de reflexión, de acción de gracias… lo más importante es que tu testimonio sea sincero, que nazca de tu verdad, de tu corazón. Sólo así el Señor puede a través de ti llegar a otros muchos.

¿Me ponéis un ejemplo?
Por ejemplo, podrías tuitear algo así:
• “Gracias Señor por lo que me has dado, también por lo que me has quitado, tú sabías que no lo necesitaba #amen11
• “Tú me encontraste Señor, yo te buscaba fuera, pero tú estabas dentro. Gracias por tu amor. #amen11”.
• “Nunca hubiera imaginado que podría participar en #madrid11. Sin la ayuda de mi comunidad no habría sido posible. Gracias #amen11”.

SEMANA GRANDE – #JMJ – #madrid11

Hola a todos.

Volvemos del descanso vacacional para incorporarnos a la semana grande de Madrid, la JMJ. Intentaré contar en este espacio mi limitada vivencia.

Yo, ultimando detalles.

¡Un abrazo fuerte!

MI CORAZÓN CON EL PUEBLO NORUEGO

Mi oración por todo el pueblo de Noruega, por los familiares de las víctimas y por sus gobernantes.

Una vez salió un sembrador a sembrar… (Mateo 13, 1-9)

El relato del sembrador es ya un clásico evangélico. Pero no por clásico deja de tener aspectos nuevos que uno descubre cada vez que lo ora. Durante mucho tiempo y muchas veces siempre me he puesto en el lugar del sembrador, ayuda del Padre, que como catequista, monitor… etc… difunde la Palabra entre aquellos con los que se encuentra en su camino.

Hoy me pongo en el otro lado. ¿QUÉ TERRENO SOY? ¿CÓMO PREPARO MI TERRENO? ¿LO ADECUO PARA LA SIEMBRA? El sembrador sale y yo debo tener mi tierra lista. Debo de frecuentar la oración, profundizar en quién soy, buscar momentos de silencio interior, vivir con profundidad la amistad, el matrimonio, la paternidad, la fraternidad… O hago consciente estas necesidades y tomo acciones necesarias al respecto o el sembrador saldrá y encontrará en mi terreno pedregoso o espinoso… Y eso… NO ME LO PUEDO PERMITIR.

Un abrazo fraterno

¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? (Mateo 12, 46-50)

Reconozco que hoy me siento incapaz de orar con estos textos… Estar relajado, en verano, con el sol, la playa… y encontrarse con los Evangelios de los últimos días… ¡es difícil ehhhhhhh!

Hoy presento al Señor mi sencillez y hago presente en la oración  a mi familia y a todos mis hermanos.

Un abrazo fraterno

El Señor peleará por ustedes (Exodo 14, 5-18)

Solemos maldecir todo aquello malo que nos pasa o las situaciones de máxima dificultad. Y es lógico. Yo no soy de esos que tienen siempre en su boca la frase de «… si Dios así lo quiere…» porque creo que Dios no quiere el mal en el mundo ni sus consecuencias y mucho menos lo provoca, lo fuerza o lo envía.

Ahora bien, creo firmemente que las situaciones de mayor oscuridad son propicias para la acción salvífica de Dios. Ese es el «milagro». A veces esperamos que las circunstancias cambien, que las enfermedades se curen, que las personas cambien, que una lotería venga a solucionar los problemas económicos… y no dudo en que a veces esto sea así pero muchas veces la acción de Dios es más sutil, el milagro es más interior: el cambio interior, una fuerte experiencia de Dios… un milagro personal que permite cruzar Mares Rojos y vencer a ejércitos  poderosos que nos asedian y nos infunden miedo…

El Señor pelea por mi.

Un abrazo fraterno