Para siempre #fidelidad
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
El salmo de hoy es precioso. Pero, ¿soy capaz de afirmar lo que dice con convencimiento? «El Señor es mi luz», «El Señor es la defensa de mi vida»… Palabras mayores.
Yo intento vivir desde ahí. Tengo ese don. Y la vida es infinitamente más sencilla y menos preocupante. No se trata de no hacer nada sino de vivir, de tomar decisiones, de intuir, de escuchar, de rezar, de optar… pero siempre sabiendo que el Señor me cuida. Y además, si le dejo ser luz, la oscuridad siempre es iluminada por Él.
Puede que la luz ilumine rincones que preferimos mantener a oscuras, pero, si es así… ¿qué sentido tiene todo esto? Aspiremos a la Vida en mayúsculas y no nos conformemos con pequeñeces.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
Pues vivimos unos tiempos en los que nos vamos a encontrar a menudo con esta tesitura, porque obedecer a los hombres significa, a veces, ir en contra de lo que trae el Reino de Dios a la Tierra.
Por lo de pronto, obedecer ya no nos resulta fácil. Es un verbo obsoleto, de cuando se maltrataba a los niños en la escuelas y las mujeres no movían un dedo sin que lo supieran sus maridos. Es un verbo marcial. Cualquier día lo quitamos del diccionario por atentar contra las libertades adquiridas con tanto sufrimiento. Lo curioso es que yo a mis hijos les pido que me obedezcan unas cuantas veces y yo obedezco también a mis superiores, por ejemplo.
Si me apuráis nos gusta obedecer al mundo, incluso, y nos plegamos a lo que nos imponen culturalmente, estéticamente, económicamente, socialmente… pero a Dios se lo cuestionamos todo.
Señor, dame valor para no abandonarte nunca, para seguir tus pasos y para obedecer tu Palabra.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
Hoy he llegado al colegio con un objetivo claro: transmitir la alegría de la Pascua. Nos encanta celebrar la cruz, el sufrimiento, el dolor, el sacrificio de Cristo de los días previos. Sacamos a los crucificados en procesión, a las dolorosas, a las Piedad, a los EcceHomo… y parece que llega el domingo y ya no hay nada que celebrar.
Todo es nuevo. Todo cambia. La luz se opone con fuerza a la oscuridad. La confianza gana terreno al miedo. El blanco desplaza a lo negro. La alegría se impone ante la tristeza.
Jesús ha resucitado y la alegría que esto supone debe tocar lo más profundo de nuestras entrañas. Si lo hace, si proclamo con fe que Cristo vive a mi lado, en mí, todo será diferente.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
¿A quién esperaba aquella gente que agitaba las palmas a la entrada de Jerusalén?
¿Quién era Jesús para ellos?
¿Qué expectativas depositaban sobre él?
Seguramente, esperaban que Jesús fuera alguien capaz de resolver el sinsentido de sus vidas, alguien capaz de dar salida a sus problemas, alguien capaz de colmar sus esperanzas, alguien capaz de quitar del medio a los que molestaban en aquellas tierras palestinas, alguien capaz de liderar una auténtica salvación revolucionaria.
Seguramente, aquellos no son muy distintos a nosotros, que depositamos en Jesús todas nuestras expectativas de mejora vital.
Aquel domingo, en Jerusalén, y hoy, en cada lugar, a Jesús lo aclamaremos centrados en nosotros mismos y no en Él; lo aclaremos no desde nuestra fe en su palabra sino desde nuestras necesidades interesadas; lo recibiremos no para seguirle sino para que Él venga detrás nuestra a solucionarnos una vida que, sencillamente, nos incomoda.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
Uno de los retos más grandes a los que me enfrento hoy es a confiar en mí fecundidad como evangelizador. A veces se nos mete en la sangre el veneno de la inmediatez y de la autocomplacencia y, entre que pienso que todo depende de mí y que quiero ver resultados, hay días en los que me desespero.
Dios hizo su alianza con Abraham y le prometió fecundidad pero Abraham no hizo más que vivir de cara a Dios y no vio, ni atisbó, todo lo que vino después. Así que ya me puedo ir preparando.
Evangelizador, maestro… dar, dar, dar… y los frutos llegarán, aunque yo no pueda verlos.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
Hay cosas que no cambian porque no pueden cambiar. Hay vidas que cuestionan y molestan. Y han sido, son y serán perseguidas. Eso incluye la mía.
A veces me da miedo. No creo que a nadie le guste estar en el punto de mira de nadie. Pero hay que seguir. Él Señor está conmigo. Le pido su fuerza y su paz para afrontar toda incomodidad y movimiento en contra que pueda venir.
Este es el camino a Jerusalén que todos debemos recorrer tras el Maestro.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
El Señor es fiel a su palabra. Pero ¿por qué tarda tanto a veces en llevar su promesa adelante?
Muchos días siento lo mismo que los israelitas liberados de Egipto que, una vez en el desierto, no entendían esa dura travesía hacia una tierra prometida que parecía no llegar nunca. ¿Cuándo llegará mi tierra prometida Señor? ¿Cuándo podré hacer realidad mi vocación, cuándo poder hacer lo que llevo soñando toda una vida? ¿Por qué esta «liberación» a medias?
A veces me canso y desespero. A veces me siento dolido y dañado. Pero luego me digo que el Señor sabrá. Eso espero. Creo que lo digo desde mi cabeza aunque mi corazón esté tenso y ansioso…
Señor, sé fiel.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Qué preciosas palabras las del salmo de hoy. La mesa está preparada ya, es verdad. Ahí está el regalo. No depende de mí. No es por mi merecimiento. Es puro amor del Señor. Un banquete listo para mí. Alimento, fiesta, alegría, comunión.
El Señor me ha elegido y esa elección es ya fuente de felicidad. El cielo ya está aquí. ¿Cómo será el cielo? Pues así. Una invitación del Señor a estar con Él, a participar de su amor, de su ser, de su divinidad desde mi humanidad, pese a mi fragilidad. No estoy solo. El Señor me acompaña todos los días de mi vida.
Intentaré tomar conciencia de todo ello cuando me invada el miedo, el rechazo, la reticencia, la precaución, la comodidad, la autocomplacencia, la soberbia, el cansancio, el pecado. Por años sin término…
Un abrazo fraterno – @scasanovam