«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos:
echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas,
cogerán serpientes en sus manos y,
si beben un veneno mortal, no les hará daño.
Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Qué preciosas lecturas las de este domingo. Las escuché ayer, celebrando en la capilla del colegio S. José de Calasanz, de Valencia, junto al resto de participantes en el encuentro anual de Fraternidades Escolapias de España. Preciosas y claramente significativas para el paso que daremos muchos en la Provincia el próximo día 26, el próximo sábado.
El próximo día 26 diremos que sí a dar un paso en nuestro compromiso con la Iglesia, con Calasanz, con la Escuela Pía y los destinatarios de su misión: niños y jóvenes. Seremos reconocidos por la Orden y aceptados como presencia escolapia, como portadores de un carisma compartido. Diremos que sí personas, matrimonios, familias enteras, comunidades… Nos dejaremos llevar por el soplo del Espíritu y confiaremos y nos lanzaremos al vacío, una vez más.
«Mejor que ambicionar ser alguien, es ser uno mismo» dice Luis Guitarra en su canción «Mejor contigo», que ayer sonó en una presentación. Y así doy yo este paso: desde la convicción de estar respondiendo a una llamada, a una vocación. Con cada día que cae del calendario, la ilusión y la emoción va creciendo. Y la paz. Y la felicidad.
En este domingo de la Ascensión me pongo en manos del Padre y de Calasanz. Aquí estoy. Para hacer vuestra voluntad; para que al verme, la gente crea; para hacer milagros; para ir donde se me llame. Para proclamar el Evangelio, para echar demonios en vuestro nombre, para hablar lenguas nuevas, para coger y aniquilar a las serpientes del mundo y para sanar a los enfermos. Aquí estoy.
Un abrazo fraterno