Adviento en familia – Día 6 – Tus ojos, Su luz

Hay una expresión que usamos a menudo para algo distinto a lo que realmente dice: «abrir los ojos». «¡Tienes que abrir los ojos!» «¡Me has abierto los ojos!» Obviamente no quiere decir que los párpados estén recogidos y los globos oculares enviando al cerebro la información de lo que tienen enfrente. Cuando usamos esta expresión, el significado que tiene está íntimamente relacionado con la luz, elemento, por cierto, imprescindible también en el significado físico original. Luz: dar luz, iluminar, esclarecer…

Es curioso que para poder ver, aún siendo nuestros los ojos, nada podemos hacer sin este elemento que viene de fuera y que no nos pertenece, la luz. La luz nos es dada. La luz nos llega. La luz nos inunda. Pero nosotros no la tenemos. Si luz, de nada sirven los ojos. Nosotros no somos suficiente, no nos bastamos a nosotros mismos.

Interesante pensar en esto durante este Adviento: ¿Vives con o sin luz? ¿Es Jesús la luz que te hace ver? ¿Será la falta de Él la que te impide salir de la oscuridad?

Un abrazo fraterno

Adviento en familia – Día 5 – Seguro de viaje

Cada vez que salimos de viaje rezamos. Un Ave María en el coche, un Padrenuestro antes de entrar al avión… nos ponemos en manos de Aquel que dirige nuestras vidas. Viajar entraña riesgos. Salir de uno mismo, partir hacia otras tierras acompañado o en soledad, afrontar retos, buscar la luz… no es algo sencillo.

Demasiadas veces ponemos nuestras seguridades y nuestra confianza en nuestras propias fuerzas, en nuestras propias intuiciones, en nuestros propios criterios o, también, cargamos las espaldas de otros que, a nuestro lado, nos ayudan, nos guían, nos acompañan. Pensamos que padres, gobernantes, obispos, empresarios, etc. harán que nuestra vida vaya mejor, que conducirán nuestros pasos a praderas más verdes… Sólo el Señor es nuestra Roca, sólo en Él debemos depositar nuestra confianza y, una vez hecho esto, podremos partir ligeros de equipaje y con el depósito de la alegría hasta los topes.

Pidamos menos a Dios y démosle más las gracias, alabémosle más, reconozcámosle Dios y Señor. ¿Cuántas veces lo hacemos? Demasiado pocas ¿a que sí?

Un abrazo fraterno

Adviento en familia – Día 4 – Un festín de postín

Para los que hemos visto la película «La bella y la fiesta» es fácil imaginarse un banquete en condiciones. Aún cuando estamos en un lugar desconocido, oscuro y poco amigable; aún cuando pensamos que nada puede ir bien, una pequeña luz es capaz de sentarnos a la mesa y darnos un festín de postín.

¿Qué hay de aquel niño al que se le salen los ojos de las órbitas al ver una mesa bien puesta, llena de cubiertos refinados, copas de fino cristal, bandejas de plata, manteles de hilo y repleta de manjares diversos y suculentos? ¿Dónde lo hemos dejado?

Dar de comer a alguien, ofrecerle un gran banquete, siempre ha sido una de las imágenes idóneas para expresar la felicidad, la fiesta, la sobreabundancia, el gozo. El banquete no es una cenita, ¡es más! ¡Desborda!

El Señor Jesús, que llega en la noche, viene para amarnos de esa manera: desproporcionadamente, desmesuradamente. ¿Preparado para sentarte a la mesa?

Un abrazo fraterno

Adviento en familia – Día 3 – Mirada de niño

Cuando uno viaja de noche no puede ver nada afuera. La oscuridad lo envuelve todo y, ya sea en coche, en avión o en tren, las luces artificiales de las que nos servimos reflejan una realidad que no es la verdadera tras los cristales. Un viaje a oscuras es, ciertamente, aburrido.

Cuando la luz comienza a aparecer, sobre todo con la encantadora timidez del amanecer, es conveniente que estemos despiertos, que nos hayamos deshecho ya de todo rastro de legañas y que, con mirada de recién nacido, nos dispongamos a maravillarnos ante el milagro del «despertar» del mundo. Esa mirada no se consigue con ejercicios, con libros, con estudios, con títulos, con dinero… No es una mirada que uno consigue sino que es algo que Dios regala.

Cuántas veces viajamos a oscuras, ¿verdad? ¿Eres capaz de asombrarte ante el milagro que llega o la luz te molesta?

Un abrazo fraterno

Adviento en familia – Día 2 – La alegría del viajero

Viajar siempre es salir de uno mismo y abrirse a la novedad, a la sorpresa, al descubrimiento. Y eso provoca en el interior del viajero una alegría profunda que motiva y sostiene la marcha. Son las ganas de encontrarse con algo que desconoce, de llegar a lugares nuevos y pasearlos, de ir al encuentro de seres queridos y algo distantes…

La alegría, como nos recuerda el salmo de hoy, es signo distintivo del Adviento. La tristeza, la apatía, el enfado, la pereza, la desesperanza… nunca nos llevan a Belén, porque nunca nos ponen en marcha hacia ninguna parte. Si hay alegría podremos subir montes y atravesar dificultades en el camino; si no la hay, no seremos capaces ni de hacer la maleta.

¿Es la alegría un catalizador de la fe o es fruto de ella? ¿Tú cómo andas de alegría? Estás a tiempo.

Un abrazo fraterno

Adviento en familia – Día 1 – Salimos de viaje

No sé si a ti te pasa pero a mí sí. La noche previa a un viaje importante duermo mal. ¿Por qué? Creo que tengo miedo de no levantarme a tiempo y que se me pase la hora, que pierda el avión, que me llamen para decirme que el taxi ya está abajo, que se me escape el tren… Tengo miedo de que el viaje no comience con buen pie.

Hoy comienza el Adviento y, con él, un viaje maravilloso llamado Año Litúrgico. Leo las lecturas antes de asistir a la Eucaristía y veo que mi sentimiento es, exactamente, el que nos pide Jesús: deseo de que no pase el Señor sin enterarnos.

¿Te imaginas que hoy pasa Jesús por tu lado y te enteras, al rato, cuando te lo dicen otros? Imagínatelo y me cuentas.

Un abrazo fraterno

Adviento 2013 – #Microrrelato día 20

– ¿Yo?

– Sí, tú.

– No creo que sea capaz.

– Él piensa que sí. Debes confiar en quién te elige.

Y tu cara de desconcierto se transformó en un rostro lleno de luz. Era tu hora. Era la hora de todos.

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Adviento 2013 – #Microrrelato día 18

– Las cosas no van bien. Cuando nos casamos, mis expectativas eran otras. Ahora todo es distinto. Nos queremos pero hay cosas que, después de tantos años, no consigo entender de ella. Hay aspectos en los que, obviamente, no somos compatibles…

– Eso pasa muchas veces, no tienes que desesperarte.

– Pero sólo viviré una vez… Estoy pensando en pedirle el divorcio. Creo que me merezco algo mejor, algo que me haga feliz, que me ilusione…

– No lo hagas. Permanece fiel y firme a tu compromiso aún no entendiendo muchas cosas. Las respuestas a veces tardan en llegar y no es felicidad todo lo que reluce. Quédate a su lado y preocúpate más de su felicidad que de la tuya. Estoy seguro que si lo haces así, algo nuevo nacerá que traerá paz y salvación a vuestro matrimonio.

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Adviento 2013 – #Microrrelato día 17

Uno tiene conciencia de que todo el mundo, la vida y sus circunstancias giran alrededor de su ombligo… Da vértigo descubrir y tomar conciencia de que Dios lleva tejiendo toda una historia entrelazada y cuidada, desde muchas generaciones atrás, para que hoy, aquí, uno cambie el mundo y dé un giro a la Historia.

Tal vez tú eres ese uno. Tal vez hoy es el momento. Tal vez aquí sea el lugar.

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Adviento 2013 – #Microrrelato día 16

Me cuentas que estás ya un poco harta. Respira. Hay personas cuyo único trabajo en el mundo es destruir lo que otros construyen. Te los encuentras aquí y allá, en la oficina, en la escuela, en la familia… a veces hasta en la iglesia. Siempre protestando, siempre poniendo un «pero», siempre minando a los que están a su alrededor.

Fija la mirada en el objetivo y sácalos de tu campo visual. Que tus oídos filtren la frecuencia de sus voces. Que tu corazón esté protegido ante sus continuas afrentas. Quítales el poder que ahora les otorgas y verás como vuelve la paz y la alegría.

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