Postureo cuaresmal (Mt 6,1-6.16-18) – #MiércolesDeCeniza

Vamos, que deje el centro a Otro. Que me baje del pedestal. Que me sitúe en la periferia. Que baje un poquito los humos y levante la mirada para mirarle a Él.

Hoy comienza una Cuaresma que creo que, en mi caso, va a ser la Cuaresma de la Humildad, en este camino del descentramiento que el Señor me ha llevado a transitar desde hace algún tiempo. Me reconozco demasiado en «esos» que buscan aprobación, que buscan las luces y las cámaras, que lucen traje y se creen los protagonistas. ¿Por qué? ¿Qué necesito en el fondo y dónde lo estoy buscando?

El Señor me llama a transitar el camino de la humildad para despojarme de mi máscara de prepotencia y seguridad que me permite afrontarlo todo. Si busco tantas veces la aprobación, en el fondo, es porque necesito la caricia, la constatación de que sirvo, de que lo hago bien, de que soy útil, bueno, listo… El Señor quiere que deje de buscar recompensas de fuera y descubra, de una vez por todas, las recompensas de su mano.

Es hora de concretar una oración, un ayuno y una limosna potentes para esta Cuaresma. Comprometerme a rezar más, todos los días. Comprometerme a estar al servicio de los demás sin esperar ser siempre complacido. Y comprometerme a ayunar de trabajo, de presencia digital, de todo aquello que alimenta mi ego. Terminar el día, sencillamente, acostándome pronto y compartiendo lectura con la mujer que Dios me ha regalado.

Vamos allá. Es hora de rasgar el corazón.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Mucho nos es perdonado (Mt 18,21-35)

El próximo jueves tengo que dar una pequeña catequesis a un grupo de familias que tiene a sus hijos en los grupos de fe del cole, preparándose para la Primera Comunión. Y creo que el perdón va a ser el tema elegido. Por un lado, les toca acompañar el acceso de sus hijos, por primera vez también, al Sacramento de la Reconciliación. Por otro lado, es un signo tan característico de lo que Jesús nos contó de Dios, que vale la pena poner énfasis en el asunto…

Dios es tierno y misericordioso. Perdona siempre a sus hijos. Es uno de sus rasgos distintivos. Jesús nos enseña que, aunque mucho nos falte para responder al amor del Padre con justicia, Él siempre nos espera, nos acoge, nos mira con cariño y se alegra a nuestro lado.

Saberse y sentirse perdonado es algo que nos cambia la vida y nos invita y nos empuja a vivir desde ahí con nuestros hermanos. Me atrevería a decir que es más fácil perdonar que ser perdonado. Esto último requiere humildad, pequeñez, sencillez y ganas de volver a ser aceptado. Pero difícil es perdonar de verdad cuando no he experimentado el perdón recibido. ¿Cómo llevas eso de ser perdonado? ¿En qué situaciones Dios, tus padres, tus hermanos, tus hijos, tus amigos… perdonaron tu egoísmo, tu metedura de pata, tu orgullo, tu ansia de quedar por encima…?

El perdón nos hace más libres. Y más felices. Y más ligeros en el largo viaje de la vida. Caminar con piedras a la espalda… siempre acaba por hacernos caer.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Parábolas que hablan de ti (Mt 21,33-43.45-46)

Una de las claves de las parábolas de Jesús se encuentra casi al final del pasaje de hoy:


Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.


Y es que las parábola hablan de ti. Jesús no las usó tanto, como se suele decir, para que los pobres y los analfabetos y la gente sencilla entendiera el mensaje a través de un cuentecillo. No es esa la razón. Las parábola narran a Dios, narran la buena noticia de un Reino que irrumpe en tu vida de una manera misteriosa y, a la vez, desestabilizadora. Las parábolas te llevan a dar respuesta, te involucran vitalmente… porque sus personajes somos tú, yo, cada uno. Si tras leer una parábola, te quedas tranquilo, la asumes sin más, no provoca ningún vuelco en el corazón, ni te interpela o te incomoda… es que no has entendido nada.

La de hoy es clara: ¿Cuál es nuestra respuesta ante el Hijo que se nos envía y que está presente en nuestra vida, aquí y ahora? ¿Lo desechamos? ¿Qué frutos da nuestra vida? ¿Qué cambiamos a nuestro alrededor? ¿Cómo cambiamos nosotros? ¿Nos parecemos más al Cristo o cada vez menos?

Sí, son preguntas para ti. Deja que te incomoden. Y responde.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Los antiprivilegios del cristiano (Mt 20,17-28)

Si tú quieres escalar puestos, ganar importancia, prestigio, tener éxito o hacer carrera, siendo cristiano… te has equivocado de lugar. Eso es lo que le viene a decir Jesús a la madre de Juan y Santiago cuando pide para sus hijos un puesto de honor en el cielo. No va de eso.

Aquí sabemos de «antiprivilegios» o, dicho de otra manera, de los privilegios que otorga el amor y que son invisibles para el mundo: el privilegio de dar la vida, el privilegio de hacer feliz a otros, el privilegio de sanar, de perdonar, de recuperar, de cuidar, de querer, de salvar…

La Iglesia no es un lugar para «aspirar» sino para «inspirar» el Espíritu y «expirar» la vida que nos brota del corazón lleno del mismo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

José creyó, contra toda esperanza (Rm 4,13.16-18)

La esperanza es una de las virtudes propias de la vida cristiana. Saber esperar en Dios, saber mirar el mundo con la certeza de que el Reino de >Dios ya ha comenzado y que, algún día, Dios lo consumará. Saber que el amor de Dios hace efecto sobre nuestra vida, antes o después. Claro que sí. ¿Pero qué sucede cuando a veces la fe no es apoyada por esa esperanza tan rica?

Abrahán y luego José son modelos de dos personas que creyeron contra toda esperanza. No fueron movidos por la convicción de estar seguros de que el futuro sería más prometedor que el presente sino que, desde una fe profunda, decidieron ponerse en camino con todas las dudas razonables que se cernían sobre una llamada de Dios llena de inseguridades, incógnitas y falta de claridades. Ni sabían dónde iban, ni para qué ni con qué objetivo.

Hoy, a ti y a mí, nos costaría funcionar como José. Vivimos en un mundo donde la seguridad es casi un valor supremo y donde la razón nos empujaría a «no cometer locuras». Es más, creo que incluso llegaríamos a la conclusión de que Dios no nos pediría nunca nada irracional. Pues bien, miremos a José, hoy, en su día, y cuestionémonos ante un hombre que creyó contra toda esperanza.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

El perdón injusto de Dios (Lc 6,36-38)

En una clase de Antropología Teológica, hablando de la gracia y del perdón, recuerdo que el profesor nos ponía un ejemplo muy visual y fácil de entender: pensemos que todos queremos entrar a una obra de teatro que es lo máximo. La entrada vale 60 euros. Cuando yo llego a la entrada, compruebo que no llevo dinero suficiente. Me faltan cinco euros. Pero a la persona de al lado le pasa lo mismo. Peor. Le faltan 40 euros. Sorprendentemente, el dueño del teatro, que baja a comprobar cuál es el problema, nos deja entrar a ambos. Aunque me siento agradecido, le comento que me parece injusto que ambos podamos ver la obra cuando a la otra persona le falta más de la mitad de la entrada por pagar. El dueño me responde: no te quejes. Ninguno teníais el importe suficiente, así que a ti también te ha sido regalada.

La misericordia de Dios no es simétrica, no va en función de nuestros méritos o de lo que nosotros hayamos conseguido. A nosotros nos parece injusta muchas veces porque tenemos metido en la sangre que hay que dar más a quién más aporta. Pero el perdón de Dios es otra cosa. Si fuéramos juzgados por nuestros méritos… ninguno, ni tú ni yo, mereceríamos levantar la cabeza. Si la levantamos es porque, siendo hijos, nos sabemos profundamente amados, profundamente perdonados. Vayamos y hagamos lo mismo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Día 39 #Cuaresma2017 #muerteaJesús

Aquella sentencia de Caifás de «conviene que muera uno por pueblo y que no muera el pueblo entero» parece estar en el programa político de muchos y también en el ADN de otros tantos. JESÚS DEBE MORIR. LA IGLESIA DEBE CALLAR. LOS CRISTIANOS DEBEN IRSE.

El hombre llega muchas veces a la conclusión de que, en el absurdo de sus vidas, el que molesta es Jesús, la Iglesia, los curas, los creyentes… Tal vez simplemente porque su voz golpea como un aguijón el corazón podrido de anhelos de riqueza, poder, lujuria y pereza.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Día 38 #Cuaresma2017 #sinrazón

No siempre es posible el diálogo. Para ello, para poder llevarlo a cabo, las personas debemos estar abiertas a escuchar al otro, a acoger su palabra, sus obras, su ser. Puede que no opinemos lo mismo, que sintamos algo muy distinto… pero la apertura de corazón y mente puede facilitar el encuentro que, al menos, desemboque en el respeto.

Ante Jesús, las personas sacan actitudes diversas. Una de ellas, como nos muestra el Evangelio de hoy, es el miedo, la sinrazón, la cerrazón. No quieren escucharle, no quieren dejarse interpelar por sus obras, no quieren más que apedrearle. No estamos tan lejos de estas actitudes. Las vemos todos los días, incluso en nosotros mismos que, ante el otro, muchas veces funcionamos desde el prejuicio y desde la decisión de no querer tomar parte con él o ella.

Ábrenos el corazón, Jesús.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Día 37 #Cuaresma2017 #alianza

Uno de los retos más grandes a los que me enfrento hoy es a confiar en mí fecundidad como evangelizador. A veces se nos mete en la sangre el veneno de la inmediatez y de la autocomplacencia y, entre que pienso que todo depende de mí y que quiero ver resultados, hay días en los que me desespero.

Dios hizo su alianza con Abraham y le prometió fecundidad pero Abraham no hizo más que vivir de cara a Dios y no vio, ni atisbó, todo lo que vino después. Así que ya me puedo ir preparando.

Evangelizador, maestro… dar, dar, dar… y los frutos llegarán, aunque yo no pueda verlos.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Día 36 #Cuaresma2017 #mipalabranocala

Jesús debía de sentirse mal en esos momentos. Era consciente de que sus enseñanzas no estaban calando en la mayoría de las personas religiosas del pueblo. Su sensación debía de ser, cuanto menos, de desolación.

Pero, por otro lado, es un consuelo comprobar que lo que cualquiera de nosotros «vivimos» en nuestras realidades de evangelización, es lo mismo que el Maestro sufrió en sus propias carnes. Los consuelos sirven para poco pero permiten afrontar con esperanza la realidad, ya que a veces caemos en una excesiva negatividad que no ayuda en nada a transmitir la Buena Noticia. La realidad es la que es y la dureza del corazón es propia de muchas personas a las que uno pretende evangelizar.

Posiblemente, la evangelización verdadera se dé en los mismos términos que afrontó Jesús: dando la vida. Es ese testimonio el único válido y, seguramente, el más fructífero.

Un abrazo fraterno – @scasanovam