La imagen de Dios como un Buen Pastor es una imagen usada en la Biblia en varios momentos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En este último, es el mismo Jesús el que se presenta como tal. Y que el Pueblo de Dios somos el rebaño de dependientes y temerosas ovejitas, también.
Pero hoy me llama la atención una figura que pasa desapercibida en el evangelio y que, sin embargo, me ha resultado hoy muy sugerente: el guarda.
El guarda no es la oveja. Tampoco es el Buen Pastor. El guarda es alguien a quién se le encomienda la labor de proteger y vigilar al rebaño a la espera de que llegue el pastor. En ese momento, su mirada debe ser capaz de reconocer al pastor, abrirle la puerta, hacerse a un lado y terminar su misión.
Me resulta una imagen sugerente para todos los que somos animadores, catequistas, profesores, educadores, padres y madres… Porque nosotros somos también guardas. Guardas de nuestros hijos, de nuestros alumnos, de nuestros chavales de grupos. Guardas cuya misión es proteger, preparar, disponer, cuidar a la espera de que Dios aparezca en sus vidas. Y en ese momento, reconocerle y darle paso, haciéndonos a un lado. Una figura humilde, intermediaria, pero imprescindible.
Ojalá me concedas ser, Señor, un buen guarda para aquellos que me has encomendado.
Un abrazo fraterno – @scasanovam