La más pequeña de las semillas… (Mateo 13, 31-35)

Todos y cada uno de nosotros estamos llamados a ser ese grano de mostaza del Evangelio, levadura en medio de la gran masa. Es verdad que, en determinados momentos, un pueblo, una sociedad, necesita grandes manifestaciones, grandes líderes, grandes… pero no nos olvidemos que la Historia se ha ido construyendo gracias al trabajo y al amor de los pequeños granos de mostaza que, siendo poca cosa, han sido capaces de arrastar como río bravo que baja la montaña.

Descubro cada día como tengo la oportunidad de hablar con personas que se me acercan buscando algo. No sé lo que ven, lo que perciben de mi, pero algo es. Tal vez es el grano de mostaza del Reino, que ha ido creciendo en mi… Lo cierto es que a veces me hago consciente de la cantidad de personas, familias, instituciones… que uno toca con su forma de ser, de estar, de amar… No es poca cosa. No es pecata minuta. Tontos somos pensando que no podemos cambiar las cosas. Si cada uno tomara conciencia de ésto, el mundo cambiaría, estoy seguro.

Un abrazo fraterno

Comerán y sobrará (II Reyes 4, 42-44)

Hoy no estoy muy fino y mi oración no ha sido muy real pero le ofrezco al Señor mi cansancio y dispersión en estos momentos. Sí me quedo con ese ofrecimiento del Señor para que cada uno pongamos de nuestra parte. No lo necesita. Pero quiere contar conmigo. Con mi libertad. Con mi donación. Por un lado esto es maravilloso y por otro… así vamos… ¿qué pasa cuando, desde nuestra libertad, decidimos no dar lo que tenemos? Así va el mundo… Peeeeero…

Yo sólo puedo optar en lo que me toca. Opto por darme para que todos coman

Quiero ser tierra buena…

Lo sembrado en tierra buena
significa el que escucha la palabra y la entiende;
ése dará fruto
y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.

Duros de oído, ojos cerrados (Mateo 13, 10-17)

Nos hemos convertido en una sociedad, en un pueblo, duro de oído y ciego. Incapaz de compadecerse de los que sufren. Preocupado por sí mismo. Ansioso de poder y riquezas. Hedonista. Vacío.

Necesitamos más que nunca volver la mirada a Cristo, encontrarnos con Él, mirarle a la cara, escucharle, seguirle… fascinados, como aquellos primeros discípulos, por los milagros que cuentan los que se siguen encontrando con el Maestro.

Necesitamos a Dios. No podemos seguir arrinconándole.

Un abrazo fraterno

25 de julio: Santiago Apóstol

Santiago siempre ha sido fiesta grande en mi casa. Por muchas razones.

Mis padres se conocieron en la verbena de Santiago, la verbena de Sant Jaume, en Badalona, a principios de los 70. De aquel encuentro salió la familia Casanova-Miralles y, de aquella noche, mi nombre.

Santiago es el patrón de Galicia. Santiago es festivo en la comunidad en la que he vivido la mayor parte de años de mi vida. Es el patrón de España también. Protector de nuestro país. Referente de nuestros valores y nuestra fe.

Y Santiago es, sobre todo, una manera de vivir. Un camino. Una meta. Es postrarse en la cripta y pasar por la Puerta Santa. Es abrazar al Apóstol y la fe en Jesús de Nazaret. Santiago es estar siempre en camino, es considerarse peregrino y vivir como tal. Es llenar la mochila de la vida con lo imprescindible. Es conocer caminantes como yo y curarnos mutuamente las heridas. Es saber adónde voy y aprender a disfrutar y a sufrir en el trayecto. Es escucharme y quererme. Es saberse enviado y creer que el mundo puede ser mejor.

Un fuerte abrazo fraterno

Muéstranos, Señor, tu misericordia (Salmo 84)

En el Salmo de hoy, el pueblo le pide al Señor que deponga su ira y vuelva a mostrar su rostor más misericordioso. Es como si el silencio de Dios, en un tiempo en el que todo pareciera estar teñido de negrura, quemara el corazón y el hombre se diera cuenta de que necesita su misericordia para poder vivir.

Pero, ¿es real el silencio de Dios? ¿Es real su aparente lejanía ante la negrura del mundo?

Hoy me topaba con un anuncio de Cáritas en facebook y caía en la cuenta de la cantidad de personas, organizaciones, instituciones… que se vuelcan cada día en ser las manos, la mirada y el corazón de Dios en la tierra. Tal vez ellos sean la cara más misericordiosa de Dios. Tal vez Dios no esté en silencio. Tal vez seamos nosotros los que estamos sordos y ciegos

Un abrazo fraterno

Mirad a mi siervo (Mateo 12, 14-21)

La situación es compleja y grave en España. En otros países también, pero en mi país son horas difíciles y complicadas. Mucha gente está sufriendo calamidades y cuando las lecturas de hoy no puedo más que hacer la lectura desde lo que estamos pasando.

Un sistema que abruma al pobre, al ciudadano; un sistema injusto; unos «mercados» insaciables, devoradores de riqueza…

Sólo puedo mirar a Jesús y tener fe y esperanza. Y mirarle para que me dé luz para saber cómo ayudar a tantos, cómo actuar según su voluntad.

Un abrazo fraterno

Misericorida (Mateo 12, 1-8)

misericordia. (Del lat. misericordĭa).

1. f. Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenos.
2. f. Pieza en los asientos de los coros de las iglesias para descansar disimuladamente, medio sentado sobre ella, cuando se debe estar en pie.
3. f. Puñal con que solían ir armados los caballeros de la Edad Media para dar el golpe de gracia al enemigo.
4. f. Rel. Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.
5. f. p. us. Porción pequeña de alguna cosa, como la que suele darse de caridad o limosna.

MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIOS
COMPADECERSE CON EL PRÓJIMO, CON EL HERMANO. PADECER CON ÉL.
A ESO ESTOY LLAMADO HOY. NO SÉ CÓMO CONCRETARLO PERO HAY UN FUEGO QUE ARDE. ORAD.

Un abrazo fraterno

Dios no lo ve (Salmo 93)

El pueblo está oprimido y el Señor no lo ve…

Ésta ha sido una queja permanente del pueblo de Dios cuando las cosas se tuercen, cuando las desgracias acontecen, cuando no entra en nuestro entendimiento que Dios haya decidido permitir tanta maldad… que permita, esto es lo más grave, que el justo y el bueno sea vapuleado por el malvado y el injusto.

Difícil de entender. Es verdad. Miro a mi alrededor y hay tantas, tantas cosas que no comprendo… Sólo me queda la fe. Perseverar en ello cuando no tengo mucho más. Y creerme a pies juntillas la promesa del salmo:

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón

Un abrazo fraterno