¿Qué debo hacer, Señor? (Hechos 22, 3-16)

Hoy he ido al cine y he salido tremendamente emocionado. Y esta lectura de Pablo viene perfecta porque la protagonista, la contadora de la historia, se la hace también. Es una pregunta crucial, vital, definitiva.

Salí del cine con ella en la cabeza y en el corazón. Yo, ¿qué debo hacer Señor? ¿Cómo ser la voz del débil? ¿Cómo ayudar de verdad a quién hoy se está quedando sin trabajo, sin casa? ¿Cómo no mirar hacia otro lado? ¿Cómo no ser mediocre? ¿Estoy haciendo lo que realmente se me pide? ¿Y con mi familia? ¿Y con la Escuela Pía? ¿Y con mi comunidad? ¿Qué debo hacer Señor? Es una pregunta que golpea, que atormenta, que se clava y no me deja… porque tengo la sensación todavía de que algo distinto se me ha reservado. Igual son imaginaciones mías, igual no pasa de ahí.

Habla, que tu siervo escucha.

Un abrazo fraterno

El silencio

Hoy se celebra la festividad de S. Francisco de Sales, patrono de periodistas y escritores católicos. Y hoy, el Papa, ha ofrecido un discurso que merece mucho la pena ahondando en el silencio. Aquí lo tenéis:

http://www.news.va/es/news/silencio-y-palabra-camino-de-evangelizacion-3

No tendrá perdón jamás (Marcos 3, 22-30)

Hoy no estaré en mi reunión de comunidad de todos los lunes y por eso quiero dejar mi oración bien compartida antes de que llegue la noche. Estaré en Barcelona toda esta semana.

Es más fácil conectar con el Espíritu si uno escucha música clásica como yo estoy haciendo ahora. Escuchar el segundo movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven es casi como coger al Espíritu de la mano y dejarte llevar por él adonde le plazca. Es escuchar la voz de Dios en lo más profundo del corazón, su susurro, su aliento… y sentir que dispara de inmediato alguna de tus emociones.

El Espíritu es la voz directa del Señor. El Espíritu es Dios mismo, sin intermediarios. Por eso Jesús es tan brutal en su advertencia. El Espíritu es difícilmente abarcable y difícilmente definible, cosas ambas que nos encantan a los hombres. El Espíritu no sale en procesiones. Al Espíritu no le encendemos velas en las iglesias. No se hacen largas colas para ´besar sus pies ni tocar su manto hecho por hombres. Como mucho se disfraza de paloma en algún cuadro o tapiz de antaño.

El Espíritu es como esa cima de montaña, ese recodo al lado del río, esa pradera escondida, esa playa virgen… poco manoseada, pura, sólo al alcance de los que saben de su existencia pero no deciden explorarla turísticamente.

El Espíritu es una caricia, un beso robado. Es un susurro. Una brisa fresquita de buena mañana. Es un rostro bello sin maquillaje. El Espíritu es la palabra de un niño, la mirada del pobre. El Espíritu es la fuerza que a veces me inunda y también lo que me sostiene en la debilidad. No tiene nombre ni lugar de residencia porque vive en todas partes y siempre se gira si le llamas. A veces se viste de grito y muchas veces de silencio. Me llama, me empuja, me anima, me vivifica, me recrea, me impulsa. 

Sin Él la comunidad muere. Y la fe. Todo sería mentira. Todo sería una farsa. Todo sería un fracaso.

Un abrazo fraterno

 

Muestra, Dios mío, tu grandeza (Salmo 56)

Hay veces en que uno se abruma ante el pesimismo, desconcierto y deseperación del mundo actual. Es como si Dios decidiera mantener el silencio para ver si somos capaces de arreglar ésto… aunque cada vez parece más difícil.

Hoy mi oración es sencilla: Dios, muestra tu grandeza. Ante los grandes asuntos y desgracias y antes las pequeñas batallas personales de cada día. Muestra tu grandeza. Hay veces que lo necesitamos… ¿O resultará que no nos enteramos? También puede ser…

Un abrazo fraterno

Oración

Hoy, una oración por tu abuelita y por toda la familia.

Muchos besitos

Hizo lo que el Señor le había dicho (I Samuel 16, 1-13)

Creo que son providenciales estas lecturas sobre Samuel después de la revisión comunitaria que tuvo lugar el pasdao sábado en casa. ¿Por qué? Porque mi comunidad tiene como uno de sus pilares no sólo la escucha de la Palabra sino la ejecución de aquello que se escucha. No llega con escuchar sino que se nos pide que pongamos en práctica lo escuchado. Samuel fue realmente un ejemplo y referente en obedecer la voz del Señor y hacer en su vida lo que iba escuchando de Dios para él.

Porque si ésto no es así entonces… ¿qué?

Un abrazo fraterno

No tiene sentido que ayunen (Marcos 2, 18-22)

Después de leer el pasaje de Saúl y Samuel y el Evangelio de los odres nuevos, tengo claro que lo que se me está pidiendo hoy es algo mucho más difícil que estar en la Iglesia cumpliendo una serie de mandamientos, cubriendo con mi asistencia una serie de ritos y consiguiendo un «APTO» en un examen de amor al Padre.

Jesús vuelve a revolucionar y le pide a sus discípulos que no ayunen si no tiene sentido. ¿Nos preguntamos nosotros por el sentido de las cosas? ¿Somos lo suficientemente libres y valientes como para optar por actitudes y compromisos en lugar de por simplemente cubrir expedientes? Los ritos tiene una función clara e imprescindible: los ritos son facilitadores. A veces los convertimos en el mismo Dios.

Apostar por pocas normas, por la libertad, por dar sentido a lo que uno hace, por poner a Jesús en medio de todo y tenerlo presente en todo, por complicarse la vida hasta agotarla… es mucho más complicado. Pero esa es la propuesta.

Un abrazo fraterno

¿Por qué te desentiendes de nosotros? (Salmo 43)

Hoy me he encontrado con esta noticia que me ha llenado de tristeza y pena.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/12/internacional/1326372899.html

Y leo el salmo 43 y veo que muchas veces uno tiene el sentimiento y la sensación de que Dios se ha esfumado. Su silencio ante tanto sufrimiento humano duele y se hace insoportable e indefendible. Hoy, más que nunca, Señor ven en nuestro auxilio.

Un abrazo fraterno

Un lugar solitario (Marcos 1, 29-39)

Es verdad que la comunidad es lugar de encuentro con el padre. La comunidad pequeña de fe. La comunidad reunida en la Eucaristía. Es verdad que caminamos juntos y nuestra fe crece junto a otros.

Pero… ¡qué necesarios esos lugares solitarios donde encontrarte con Dios en lo más hondo de ti mismo! ¡Qué necesarios y qué imprescindibles!

Un abrazo fraterno