Levanta del polvo al desvalido (Salmo 2)
Tenía que llegar el momento en que nos tocara de cerca esta profunda crisis que estamos soportando. Empiezan a ser graves y acuciantes los casos de conocidos en paro, con muchos problemas para vestir y dar de comer a sus hijos, con riesgo inminente de deshaucio… Un vértigo recorre el cuerpo cuando intentas ponerte en el sitio de estas personas.
Leo el Salmo 2 y descubro una Buena Noticia muy difícil de transmitir a menos de que ese Dios que no abandona al pobre y al necesitado se encarne hoy. Yo tengo que ser ese Jesús que da valor al cobarde, que engorda al hambriento, que saca del abismo al hundido, que devuelve la dignidad al pobre… Si yo no soy las manos de Jesús, su corazón, su cabeza, sus pies… ese Dios esperado no aparecerá.
La llamada es clara. No hay excusa.
Un abrazo fraterno