AVISO

Hola a todos los que os acercáis a este blog con cierta asiduidad. La vida cada día trae novedades y es de sabios irse adaptando como el río que fluye entre peñascos y pendientes.

Mi mujer empieza a trabajar el lunes, gracias a Dios. Es un trabajo que le gusta en un lugar que le gusta. Su horario va a cambiar nuestras rutinas ya que saldrá a las 18:00 todas las tardes. Eso implica una carga mayor sobre mis espaldas de nadador ucraniano así que estoy empezando a reducir cosas en las que andaba embarcado. No sé si voy a poder mantener mi actividad en el blog así que prefiero avisar. Intentaré no abandonarlo pero necesito ver cómo me apaño las primeras semanas.

Hasta la vuelta.

Un abrazo fraterno

Estaba de pie su madre (Juan 19, 25-27)

Hoy, día de nuestra señora de los Dolores, oro acordándome de mi madre y de todas las madres del mundo. De las que lo van a ser 😉 y de aquellas que son ejemplo de permanecer de pie al pie de la cruz de sus hijos que es también su propia cruz.

Estaba extenuado del camino (Números 21,4b-9)

Hoy me he fijado en esta frase del comienzo de la primera lectura. Es una lectura que me gusta y que muchas veces he orado de otra manera pero la primera frase, hoy, me parece relevante.

La extenuación, el cansancio acumulado, suele ser causa de males mayores. Cuando el cansancio irrumpe en la vida de uno los errores se multiplican y los dones que uno está acostumbrado a poner al servicio se nublan y pierden protagonismo con respecto al enfado, la tensión, la suspicacia, la queja, el grito a destiempo y desproporcionado… Tengo que cuidar esto.

Cuidarse a uno mismo es una base irrenunciable para estar sano, feliz y poder construir el Reino con eficacia y eficiencia. Un cansado malhumorado sirve para poco. El camino suele ser extenuante. Para mi lo es. Uno no sabe a veces cómo es capaz de sacar todo adelante. Hoy ha sido un día de los de extenuación y la segunda parte del día es mejor olvidarla.

No me acostaré tarde.

Un abrazo fraterno

Todos se llenaron de temor (Lucas 7, 11-17)

Cómo somos las personas… que nos llenamos de temor cuando sucede algo extraordinario, imprevisible e inexplicable… por muy bueno que sea. Creo que esa emoción de las personas del Evangelio de hoy la hemos sentido todos alguna vez. Es como si dijéramos el miedo a que las cosas salgan… Extraño pero real. ¿Nunca lo has experimentado?

Miedo a que te elijan a ti para ese trabajo, miedo a que te den un premio, miedo a que tu hijo sea realmente puntero en algo y sobresalga por encima del resto, miedo al compromiso por muy claro que tengas que ya estás comprometido en cierta manera… ¿Por qué será? ¿Es que preferimos vivir en la mediocridad, en la desgracia media por la que poder quejarnos, en la tranquilidad de no sentirnos obligados a algo…?

Dios a veces actúa y da miedo. Tal vez nos asusta sentirnos amados tan profundamente siendo lo que somos. Nos asusta y nos compromete hasta la médula.

Un abrazo fraterno

Oración donde quiera que se encuentren (I Timoteo 2, 1-8)

Desde hace ya algún tiempo oro más pero de otra manera. Tengo la Palabra mucho más presente y confronto mi vida con ella, escucho. Pero he descubierto algo que no sé muy bien cómo explicar. Es algo así como «hacer presente», «vivir en comunión con todos», darle a Dios la capacidad de saber lo que uno ya está pensando y traerlo durante un pequeño silencio, un breve paseo, un viaje, un rato de soledad, una risa compartida…

Eso me permite orar donde quiera que esté y estar de una manera en el mundo. Y me gusta. Hace no mucho me coincidió estar solo en Madrid y me bajé andando al cementerio de Carabanchel a ver al abuelo Teodoro. Me gusta ir al cementerio. Me pone delante de la muerte, de lo breve de este regalo. Me pone delante de familias, de personas con historias propias, felices o no, que un día se encontraron con la muerte. Me descubre vidas que se han ido pronto. Otras demasiado pronto. Y otras bien aprovechadas… Ese paseo en soledad rodeado de tumbas fue un momento de tremenda espiritualidad y oración. De vez en cuando me paraba en algún nicho y leía el nombre de la persona que allí yacía. Y hacía presente a su familia y oraba por ellos. Nada especial. Un recuerdo, una brizna de espíritu… pero yo me sentí hermano de muchos, miembro de una familia, hijo de un mismo Dios, portador de un mensaje de esperanza, de luz en la oscuridad…

Suene friki y soy consciente pero si es así es porque no soy capaz de explicarlo mejor. Y tal vez no sea necesario… me lo sigo guardando para mi.

Un abrazo fraterno

Nuestra vida está en manos del Señor (Salmo 15)

Yo ésto me lo creo. MI VIDA ESTÁ EN MANOS DEL SEÑOR. Yo me lo creo. Creérselo implica vivir de una manera, sentir de una manera, preocuparse y despreocuparse de ciertas cosas.

Es fácil para un cristiano decirlo pero veo muchos que no se lo creen, que actúan como si toda variable de su vida dependiera de sus decisiones, de sus proyectos, de sus circunstancias y deseos. Cuando viene el viento fuerte y la casa se tambalea se preocupan y les entra un miedo atroz, una preocupación seria.

Yo me siento amado, protegido, especial ante los ojos de Dios. Sé que hay un Padre que me cuida, que me sostiene, que me acompaña, que está pendiente de mis necesidades y mis sufrimientos. Y esto… es algo diferenciador en un entorno frágil, desconfiado y temeroso.

Un abrazo fraterno

Dará a luz un hijo (Mateo 1, 18-23)

El otro día fui con los niños de visita al Palacio Real aprovechando que todos estamos de vacaciones. Les gustó, sobre todo la armería 🙂

Lo que uno descubre cuando visita un lugar donde hay obras de arte pictóricas es que el episodio de la Anunciación es uno de los más retratados por los pintores del mundo durante toda la historia. Debemos suponer que es un momento que siempre ha sido interpretado por todos como clave en la Historia de la Humanidad.

Es un momento de intimidad y, pese al sí de María, posiblemente de vértigo ante la petición que se le acababa de hacer. De vértigo e incertidumbre, de algo de miedo también posiblemente. María era una jovencita como cualquier otra y debemos suponer que experimentaría emociones y sentimientos similares al resto de las personas ante una misión tan grande. Por eso su SÍ a Dios es un ejemplo para las personas de fe que venimos después. Porque no se deja paralizar, porque se fía del Padre y porque, lo más importante, decide ser vehículo para la presencia de Dios entre los hombres.

¿No es esto lo que se nos sigue pidiendo hoy?

Un abrazo fraterno

Dichoso (Lucas 6, 20-26)

La noche del 6 al 7 de septiembre no es un noche igual que las demás. Al menos no lo es para mi ni para Esther desde hace ya 7 años. Aquella noche nos mandaron para una habitación de la maternidad de la Fundación Hospital de Alcorcón a la espera de ver si Esther conseguía dilatar y ponerse de parto por sus propios medios. A las 3:00 AM nos bajaron a paritorio viendo que no había proceso de parto y que el feto ya estaba sufriendo con cada contracción. Lo recuerdo como si fuera hoy. No había nadie. Éramos la única pareja en aquel momento. Se llevaron a Esther y a mi me indicaron dónde esperar. A los pocos minutos oí un llanto. Mi hijo. Mi hijo… Fue una experiencia abrumadora en soledad. Una experiencia vital desgarradora. Sentí vértigo, miedo, alegría, suspiro… ¡Un batiburrillo emocional sin parangón! Una de las asistentes salió con Álvaro en brazos y me dijo «- ¡Dile algo a tu hijo!» No sabía ni qué decir… Nadie te enseña qué le debes decir a un hijo recién nacido… Álvaro, pequeño, indefenso, lloroso, sucio, rojo… siempre sería mi hijo y yo siempre sería su padre. SIEMPRE.

7 años después Álvaro es un ser maravilloso, una criatura de Dios única e irrepetible a la que intento tratar «descalzo», como Moisés cuando pisaba tierra sagrada al subir al Sinaí porque se sabía delante de Dios mismo…

Hoy leo las bienaventuranzas y me atrevo a decir DICHOSO YO POR TENER A ESTHER COMO ESPOSA. DICHOSO YO POR MIS TRES HIJOS. DICHOSO YO POR SENTIRME TAN BENDECIDO POR DIOS.

Un abrazo fraterno


Pasó la noche en oración (Lucas 6, 12-19)

Este verano el libro formativo elegido por la comunidad fue «Sabiduría de un pobre» de Leclerc. El libro versa sobre un momento de gran oscuridad en la vida de Francisco de Asís. Es un libro cortito y fácil de leer. A mi me gustó mucho. Acercarme a Francisco ha sido una experiencia bonita, hermosa y un gran descubrimiento.

Una de las cosas que me llamó más la atención, y que más me gustó, es la manera en que Francisco oraba. Se retiraba a un lugar solitario y hermoso del bosque o del lugar donde estuviera y allí se dedicaba a «ser», a «estar» contemplando la belleza de la creación. Él decía que orar no es tanto hablar como escuchar. No hay nada que decir, nada que pedir, nada que descubrir, nada que meditar… simplemente ser, estar y escuchar. Y ahí y así se producía el encuentro con el Padre.

Y me imagino a Jesús de manera parecida…

Un abrazo fraterno

Sólo Dios es mi esperanza (Salmo 61)

El salmo de hoy es de los que infunde mucha fuerza, al menos a mi, cuando lo leo. Es un salmo que me devuelve a una realidad de la que soy consciente desde hace algún tiempo y, sobre todo, desde que llegó el pequeño Juan y Esther está en el paro: toda mi confianza la tengo puesta en Dios. Él es nuestra roca, nuestra salvación. Dios me ama y ama a familia. Protege nuestros pasos. Y gracias a eso doy pasos firmes y camino ciertamente despreocupado (lo justo :-)).

Hoy también quiero acordarme de otro detalle. Hoy es la festividad de Beata Madre Teresa de Calcuta. Es imposible no recordar a esta mujer, a esta pequeña gran mujer que hizo de la confianza en el Padre y del seguimiento a Jesús en los más desheredados de la Tierra su manera de cambiar el mundo aunque fuera un poquito. Es un constante ejemplo del camino de Jesús y también, por qué no decirlo, un espejo que cuesta mirar sin sentirse algo mediocre. Mi especial recuerdo en la oración de hoy para todas las Hermanas de la Caridad y para todos aquellos que encuentran en sus manos, en sus ojos, en sus palabras… al mismo Cristo que sale a su encuentro.

Un abrazo fraterno