#amen11

Amigo, amiga la JMJ es una oportunidad única de encuentro de miles de jóvenes en torno a Cristo, por eso te invitamos a compartir tu testimonio de fe durante estos días a través de Twitter con el hashtag #amen11.

 

¿Qué quiere decir dar testimonio?

Testimoniar es decir al mundo aquello que llena tu vida. Fíjate en Jesús, su vida es el testimonio más grande del amor de Dios. A su vez el evangelio nos da testimonio de Jesús, nos dicen que Él muere hoy por ti, que ha resucitado y que si crees en Él estás construyendo el Reino. Jesús nos pidió que anunciáramos esto con palabras y con la vida. Si tú corazón late al ritmo de la Iglesia es porque tú también eres un testigo de Cristo, testigo de la Verdad y puedes dar testimonio de la acción de Dios en tu vida, en lo concreto.

Pero, ¿cómo lo hago?
Puedes hacerlo en forma de oración, de reflexión, de acción de gracias… lo más importante es que tu testimonio sea sincero, que nazca de tu verdad, de tu corazón. Sólo así el Señor puede a través de ti llegar a otros muchos.

¿Me ponéis un ejemplo?
Por ejemplo, podrías tuitear algo así:
• “Gracias Señor por lo que me has dado, también por lo que me has quitado, tú sabías que no lo necesitaba #amen11
• “Tú me encontraste Señor, yo te buscaba fuera, pero tú estabas dentro. Gracias por tu amor. #amen11”.
• “Nunca hubiera imaginado que podría participar en #madrid11. Sin la ayuda de mi comunidad no habría sido posible. Gracias #amen11”.

SEMANA GRANDE – #JMJ – #madrid11

Hola a todos.

Volvemos del descanso vacacional para incorporarnos a la semana grande de Madrid, la JMJ. Intentaré contar en este espacio mi limitada vivencia.

Yo, ultimando detalles.

¡Un abrazo fuerte!

MI CORAZÓN CON EL PUEBLO NORUEGO

Mi oración por todo el pueblo de Noruega, por los familiares de las víctimas y por sus gobernantes.

Una vez salió un sembrador a sembrar… (Mateo 13, 1-9)

El relato del sembrador es ya un clásico evangélico. Pero no por clásico deja de tener aspectos nuevos que uno descubre cada vez que lo ora. Durante mucho tiempo y muchas veces siempre me he puesto en el lugar del sembrador, ayuda del Padre, que como catequista, monitor… etc… difunde la Palabra entre aquellos con los que se encuentra en su camino.

Hoy me pongo en el otro lado. ¿QUÉ TERRENO SOY? ¿CÓMO PREPARO MI TERRENO? ¿LO ADECUO PARA LA SIEMBRA? El sembrador sale y yo debo tener mi tierra lista. Debo de frecuentar la oración, profundizar en quién soy, buscar momentos de silencio interior, vivir con profundidad la amistad, el matrimonio, la paternidad, la fraternidad… O hago consciente estas necesidades y tomo acciones necesarias al respecto o el sembrador saldrá y encontrará en mi terreno pedregoso o espinoso… Y eso… NO ME LO PUEDO PERMITIR.

Un abrazo fraterno

¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? (Mateo 12, 46-50)

Reconozco que hoy me siento incapaz de orar con estos textos… Estar relajado, en verano, con el sol, la playa… y encontrarse con los Evangelios de los últimos días… ¡es difícil ehhhhhhh!

Hoy presento al Señor mi sencillez y hago presente en la oración  a mi familia y a todos mis hermanos.

Un abrazo fraterno

El Señor peleará por ustedes (Exodo 14, 5-18)

Solemos maldecir todo aquello malo que nos pasa o las situaciones de máxima dificultad. Y es lógico. Yo no soy de esos que tienen siempre en su boca la frase de «… si Dios así lo quiere…» porque creo que Dios no quiere el mal en el mundo ni sus consecuencias y mucho menos lo provoca, lo fuerza o lo envía.

Ahora bien, creo firmemente que las situaciones de mayor oscuridad son propicias para la acción salvífica de Dios. Ese es el «milagro». A veces esperamos que las circunstancias cambien, que las enfermedades se curen, que las personas cambien, que una lotería venga a solucionar los problemas económicos… y no dudo en que a veces esto sea así pero muchas veces la acción de Dios es más sutil, el milagro es más interior: el cambio interior, una fuerte experiencia de Dios… un milagro personal que permite cruzar Mares Rojos y vencer a ejércitos  poderosos que nos asedian y nos infunden miedo…

El Señor pelea por mi.

Un abrazo fraterno

He decidido sacarlos de la esclavitud (Exodo 3, 13-20)

El Dios en el que creo se hace presente en mi vida para sacarme de las esclavitudes que me tienen atado y para darme la libertad. Es un Dios de libres y no de esclavos. Es un Dios que interviene en mi historia si le dejo tomar partido. Es un Dios que no olvida sus promesas y que es capaz de cambiar el rumbo de mi historia, de nuestra Historia.

Sí, quiero.

Un abrazo fraterno

El lugar que pisas es tierra sagrada (Exodo 3, 1-6.9-12)

«Los diez mandamientos» de Cecil B. de Mille y Charlton Heston es una de mis películas favoritas de siempre pero sobre todo me entusiasmaba de niño. Esas escenas grandiosas y esa historia maravillosa del Pueblo de Dios, de los egipcios, las plagas, de un pastor-jefe… Y recuerdo con especial impresión esa imagen de la zarza ardiente donde Dios sale al encuentro de Moisés, le hace descalzar y se le presenta.

Y mi oración de hoy me lleva a pensar dónde está Dios en mi vida. Y lo descubro en mi matrimonio y en mis hijos. Lo descubro en mis hermanos de comunidad. Lo descubro en las personas del cole de Escolapias y en todas con las que comparto misión y carisma escolapio. En las personas a las que acompaño. Lo descubro en los enfermos, los afligidos, los ancianos, los turbados, los que se sienten solos… que conozco. Y reconozco que todos ellos son TERRENO SAGRADO y que merecen por mi parte un extremado cuidado, un delicado cariño, una palabra pensada, una voz suave, una actitud amorosa en todo momento… Descalzo ante el Dios que me sale al encuentro cada día.

Un abrazo fuerte

Busquen al Señor y vivirán (Salmo 68)

Leo el salmo y descubro la experiencia de alguien «hundido en el lodo» y que «ha tocado fondo». No puedo decir haber pasado nunca por esa experiencia. O al menos no la he sentido y experimentado de esa manera. Pero sí he visto auténticas «resurrecciones» de personas que habiendo tocado fondo han sido capaces de levantarse, revivir, levantarse y seguir caminando con más paz y con más felicidad.

A mi me asusta llegar a tocar fondo. No lo puedo negar. Pero a la par sé que si busco a Dios seré capaz de mantenerme, que Él me sostendrá en cualquier situación, en cualquier estado. Pero decir esto de cabeza no sirve para mucho… Ojalá cuando llegur el momento sea capaz de llevarlo a mi corazón…

Un abrazo fraterno