Viendo que tenía una fe capaz de curarlo… (Hechos 14,5-18)
Leyendo hoy este fragmento de la carta de Pablo me llama mucho la atención este entrecomillado con el que creo que Dios nos dice muchas cosas. Yo extraigo dos enseñanzas muy importantes:
La primera es que realmente no es Pablo quien hace el milagro pese a la reacción de aquellos que lo ven y quieren proclamarlo Dios. Es la fe de ese cojo. Pablo no hace más que observar e intermediar, provocar, suscitar, acompañar, alumbrar… Por tanto hoy Dios me recuerda que ojito con mis entronamientos y mis vanidades. Es el Señor quién actúa en mi vida, a través de mi, valiéndose de mis dones y de los dones de otros… ¡Cuidadito con creerme Dios!
La segunda enseñanza es que para que el milagro deba ser obrado algo lo debe posibilitar. Posiblemente sin fe ese cojo no se habría curado. Debe haber una puerta abierta, una posibilidad, una rendija… ue deje actuar a Dios. Sí, sí… Dios es Todopoderoso pero no es muy dado a trucos de magia. Siempre se vale de algo, de una chispa que prenda en algún sitio…
Son enseñanzas importantes de cara a mi estar en el mundo como cristiano, como apóstol… Acostumbrado a críticas pero también a alabanzas; a fracasos pero también a éxtos… No debo perder el centro ni el origen. Ahí está Dios mismo.
Un abrazo fraterno