Te doy lo que tengo (Hechos 3, 1-10)

¡Buf! ¡Qué bien funcionaría el mundo si cada uno de los que lo habitamos diéramos lo que tenemos, sólo eso. Todos tenemos algo que dar, algo que aportar. Y el secreto del milagro es que uno esté dispuesto a gastarse todo en el juego con otros. Hay riesgo, es verdad, no lo voy a negar pero aquellos que nos consideramos seguidores del Maestro sabemos que Él nos prometió el ciento por uno. ¿Le creemos?

Plantearse la vida desde aquí, por muy difícil que parezca,se convierte en un camino sencillo y libre de preocupaciones. Uno da y se juega la vida por el Evangelio y espera que el Señor le cuide también: «Luchad por el Reino y lo demás se os dará por añadidura«.

La escena de Pedro y Juan ante el paralítico nos muestra además la fuerza del Resucitado. Aquellos que se han encontrado con Jesús resucitado han entendido todo esto y aquello que les daba miedo lo afrontan ya con valentía y si antes se escondían, ahora salen a los caminos y son capaces de curar parálisis en nombre de Jesús. ¿Y todo por qué? POR DAR LO QUE UNO TIENE. ¿Qué tienes tú que puedes dar? Pequeño, grande, poco, mucho… da igual… DÁLO.

Un abrazo fraterno

Les contó lo que Jesús le había dicho (Juan 20, 11-18)

La experiencia de Jesús resucitado tiene que ser contada. El «ve y di a mis hermanos» es algo que va unido a fuego al encuentro con el resucitado. Es que no puede ser de otra manera.

A veces da un poco de reparo anunciar estas cosas a aquellos que sabes que no entienden nada de lo que les estás diciendo pero hay que hacerlo. No soy quién para decidir el fruto ni el momento y sólo tengo en mi mano sembrar y dar testimonio de mi vida. Algo que intento tener muy presente en mi apostolado es que no se trata de convencer sino de testimoniar. No es lo mismo. Mi tarea, como creyente, como seguidor de Jesús, es ser testimonio vivo de su presencia en mi, de sus milagros en mi vida, de su obra… tengo que hacer pública de alguna manera mi vida a la luz de Cristo. Tienen que ver quién soy, qué valores sostienen mi vida, qué decisiones tomo, qué priorizo, cómo es mi familia, qué vivimos, cómo educo a mis hijos, adónde vamos, cómo vivimos unas vacaciones… pero sin decir ni una palabra, sin levantar la mano, sin creerme más que nadie, sin creerme espejo para nadie… sino simplemente mostrando que a mi, vivir según el Evangelio, me hace feliz. No es fácil ni siquiera explicarlo como lo siento.

El próximo 2 de mayo estaré en Roma en el encuentro mundial de bloggers. Es una manera en los días que corren de dar un poquito de testimonio, ciertamente condicionado pero no por ello inválido. Para mi al menos es un empujón importante. Soy un humilde blogger sin especiales pretensiones pero consciente de que aquí también debo estar.

Un abrazo fraterno

Salió a su encuentro (Mateo 28, 8-15)

Jesús Resucitado sale al encuentro, me aborda en el camino. Lo dice el Evangelio y yo lo creo así y además lo compruebo en mi día a día. Jesús Resucitado me busca en mis tribulaciones, en mis aflicciones, en mis cansancios y en mis deseperanzas y me grita: «¡Santi! ¡Estoy vivo! ¡La muerte ha sido vencida! ¿Por qué lloras?»

Pese a ir a la Vigilia y acostarme pasadas las 4:30 de la madrugada, ayer me levanté para ir con Esther y los niños a la misa de Pascua a la parroquia. No podíamos faltar después de haber vivido con los niños el Jueves y el Viernes. Tenían que ver que el ciclo se cierra, que hay un Cirio que preside y que lo ilumina todo y que el blanco vuelve a presidir altares y casullas… Mi sorpresa fue que no fuimos solos. Nos acompañó nuestro vecinito, de casi 5 años. Su madre había hablado con nosotros el día anterior y nos había preguntado si alguna vez podía venir a misa con nosotros porque como ve ir a Inés y a Álvaro… él también quería ir… Su madre acudió a nosotros ya que a ellos no les van estas cosas y pensaba que nosotros sí podíamos saciar su curiosidad… Así que allí nos fuimos los 6. Él lo preguntó todo: ¿Qué son esas velas? ¿Quién es ese que está ahí colgado? ¿Quién es esa figura? ¿Por qué se echan monedas en esta bolsa?… Y fue bonito ver a Álvaro enseñándole «las cosas de misa».

Dios está vivo y sigue saliendo a nuestro encuentro, buscándonos, proponiéndonos, queriéndonos, acompañándonos… ¡Ha resucitado! ¡Id y contadlo!

Un abrazo fraterno

PASCUA DE RESURRECCIÓN

Acabo de llegar de la Vigilia Pascual con los jóvenes que se juntaron estos días en Getafe un año más. Un año más vibré con ellos, con mucha gente a la que quiero. Vibré con esos cantos que, no por sabidos, dejan de ponerme los pelos de punta y de infundirme mucha, mucha energía en esta Fiesta.

Dios vive, sin duda. Dios vive en mi, lo siento. Dios vive a mi alrededor, lo huelo, lo oigo, lo toco… En las risas de mis niños, en sus progresos, en sus batallas, en sus abrazos… Vive en Esther y en su capacidad para entregars, para vaciarse, en sus cuidados, en su amor… Vive en mi comunidad, en la palabra de los hermanos, en su apoyo y su vida compartida conmigo… Vive en la Escuela Pía, en su oportunidad, en sus personas con nombres y apellidos, en su carisma intacto… Vive en el olor de las flores y la humedad del ambiente. Vive en la lluvia y en el sol que me roza la piel. Vive en la naturaleza, poderosa. Vive en la entrega de muchos por muchos. Vive en la esperanza de otros. Y en la enfermedad sobrellevada de otros cuantos. No se esconde. Habla. Se aparece continuamente.

Dios hoy coge mi historia y la recrea, una vez más. Dios hoy me grita que me AMA. Jesús RESUCITA HOY.

Un abrazo fraterno

VIERNES SANTO: Tú eres mi Dios

Recuerdo que mi madre no me dejaba poner música en casa cuando yo era pequeño el día de Viernes Santo. También recuerdo los silencios de muchos Viernes en muchas pascuas juveniles y los hermosos Via Crucis pertrechados de guitarras cantando el «Pueblo mío, qué te he hecho…»… Hace años era el día que menos me gustaba de todos los oficios pero con el tiempo y con la maduración de mi fe, con la experiencia de vida real, de sufrimientos y dificultades, he ido saboreando la Cruz de hoy.

La Adoración de la Cruz en la celebración de hoy es uno de los gestos que soy capaz de cargar de más significado de todos los que realizo durante el año. Normalmente no la beso sino que me postro ante ella y de una manera u otra repito lo que dice hoy el Salmo: «TÚ ERES MI DIOS». Tú, el crucificado. Tú, el vencido. Tú, el azotado. Tú, el abandonado. Tú, el fracasado. Tú, el que me salva y convierte una herramienta de tortura en un árbol de salvación. Tú, el que me muestra el camino hacia la Vida. Tú, el que a partir de ahora me acompañará en mi propia cruz. Tú, el que viniste y me amaste hasta el fin.

Un abrazo fraterno

JUEVES SANTO: Para que hagan lo mismo

El día de Jueves Santo es uno de los días que más disfruto de la Semana Santa. Antes más. Con los años se ha ido equilibrando y he ido descubriendo la belleza y el calado del Viernes. Pero el Jueves tiene una celebración preciosa, con signos llenos y plenos, con el Amor como centro. Es el día del servicio, de la comunidad, de la fraternidad, del sacerdocio… pero todo esto ¿en qué lo traduzco en mi vida? Porque hay palabras que son muuuuuy grandes…

Siempre resumimos el signo de Jesús del lavatorio como un servicio, estar al servicio. Yo creo que es más que eso. Y más complicado. Por ambos lados de la escena. Es tomar la iniciativa y estar dispuesto a abajarte, a enmarronarte, a lavar lo más sucio del otro, a acoger aquello «que no huele bien» del hermano que tengo enfrente, lo que menos me gusta… Y el otro debe dejarse claro, saberse sucio, apartar orgullo, sentirse acogido y perdonado… No es sencillo. Y menos cuando te crees que estás muy arriba. A mi a veces me pasa: me creo tan arriba que abajarme hasta ahí, hasta donde Jesús… ufff…

Y a mi particularmente siempre me ha impresionado y encogido otro escenario: GETSEMANÍ. Es el momento de la quiebra, del terror, de la tentación, del no tener claro para qué, del hacerse consciente de las consecuencias… y de, con todo eso, ser fiel a una misión y poner toda tu confianza en Dios, en la total oscuridad. Es una noche especial. Es una noche en que todo el sentido de una vida debe pasar por delante de los ojos.

Porque al final Jesús lo dejó bien claro: TODO ESTO ES… PARA QUE HAGÁIS LO MISMO.  ¿Lo hago?

Un abrazo fraterno

MIÉRCOLES SANTO: Fue a ver a los sumos sacerdotes

El protagonista del Evangelio de hoy es, sin duda, Judas. Judas se parece más a mi de lo que a veces soy consciente. Judas fue uno de los elegidos. Y no creo que Jesús lo eligiera para que fuera la cabeza de turco. Judas se apasionó con Jesús al principio y vio en su camino y en su predicación un camino válido para solucionar muchas de las cosas que asfixiaban al pueblo judío de aquel momento. Pero en el andar juntos… Judas se fue desencantando. Lo que Jesús proponía no acababa de ser lo que Judas pensaba que debía ser el camino. Judas era un experto de marketing, un diplomático, un político… Pretendía hacer del maestro un líder en condiciones que fuera capaz de entenderse con los sumos sacerdotes y con el pueblo… A Judas le desagradaban los escándalos, los duros discursos, los despechos y las acusaciones a ciertos sectores poderososos que, su maestro, llevaba a cabo.

Y acude a los sumos sacerdotes. Cansado. Confuso. Recibe la Palabra de Jesús pero no está preparado para hacerla suya. Su cabeza, sus proyectos, su idea de cambiar el mundo sin buscarse problemas… se lo impiden.

Os dejo este fragmento de la peli de Zeffirelli. Me gusta. Un Judas humano. Un Judas que no es consciente de su traición. Un Judas cobarde y lleno de miedo. Un Judas, pues, manipulable. Un Judas que se equivoca y punto.

Un abrazo fraterno

MARTES SANTO: En ti, Señor, he puesto mi esperanza

Esta semana es la ideal para mirar la vida de uno y ver lo que se ha complicado todo por tomar determinadas opciones, por apostar por determinados valores. Iba hoy en el coche y el día era espléndido. Buena temperatura y sol de tarde primaveral en Madrid. Llevaba puesto en el coche un poquito de bachata que me contagió rápidamente la alegría y la chispa para «irme creciendo». Esther y los niños se habían ido a la sierra por la mañana y yo me quedé para trabajar y luego ir a la comunidad. Pude ir al centro de Madrid a comprar algún libro y tomarme algo para merendar y pasear un poquito… En fin… que me venía a la cabeza lo bien y cómodo que se vivía así, las ganas que tenía de irme alguna noche a bailar, la de cosas que aún me quedaban por «quemar» en mi joven adultez…

El matrimonio no siempre es sencillo. El amor por otra persona trae también complicaciones, ataduras, obligaciones para con otro… Hay etapas de subida maravillosas y etapas de estancamiento en las que hay que poner toda la carne en el asador y todas las energías y consciencia posible en el proyecto común.

Cuando ya parecía que Inés y Álvaro se hacían mayores ha llegado Juan que es una alegría que ha vuelto a traer complicaciones. Geniales complicaciones sí pero complicaciones al fin…

No estamos en un buen momento laboral. Mi empresa no es de las más tocadas pero el equipo está atravesando momentos de cambio, susceptibilidades a flor de piel, pérdida de rumbo y autoridad… No hay ganas vamos… Y para más INRI, Esther en el paro…

Y además está todo en lo que me he ido complicando la vida: la vida comunitaria, el compromiso en el cole, el AMPA, los blogs, los estudios inacabados…

Y aún por encima la sensación de que hay mucho por hacer, mucha oscuridad que alumbrar, mucha misión que afrontar… No sé si alguien me entiende…

Sin duda, esta Pasión de Jesús no es más que parte del camino al que uno se ve abocado siempre si decide no acomodarse, dejarse llevar y vender su conciencia y valores al diablo del sistema. Hoy pongo delante del Señor todo ésto y oro con el salmo: EN TI, SEÑOR, HE PUESTO MI ESPERANZA.

Un abrazo fraterno

LUNES SANTO: El Señor es mi fortaleza

En la misa de ramos de ayer el sacerdote se empeñó en explicar la Pasión con ejemplillos de su vida. Lo cierto es que lo hizo con toda su buena intención de ayudar a los que allí estábamos a meditar la Pasión pero creó el efecto contrario. Hay cosas que no hace falta explicar y no nos entra en la cabeza. Hay cosas que hay que contemplar y ellas de por sí ya se encargan con la mediación del Espíritu de hacer efecto en nosotros.

Leo las lecturas de hoy y tengo esa misma sensación: ¿Alguien tiene que explicarlas? Ponerse delante de la lectura de Isaías y contemplarla, hacerla tuya y dejar que llene con su fragancia todo tu ser… no requiere más que de mi silencio y de mi disposición. Me estremece, me acongoja. Cuenta mi propia historia: El Señor me llamó, me tomó de la mano, me formó y me hizo mediador y luz… PARA (¡qué preposición más bien puesta y qué cargada de significado!)… PARA… PARA… En eso estoy Padre. A veces tengo la sensación de que me desvío, otras veces la sensación de que estoy cumpliendo la misión poco a poco… y otras veces me inundan ideas para empezar mil y un proyectos a los que me siento llamado… Dios me hizo fuerte, me regaló capacidades y me dotó de espaldas anchas. E intento poner eso al servicio… Cuando flaqueo o no veo las cosas claras me repito lo del Salmo: El Señor es mi fortaleza. ¡El sabrá lo que hace conmigo! ¡Ya me hará ver lo que sea necesario ver!

En todo este  camino el Evangelio me acerca a mi comunidad, a Betania, presentada hoy como lugar de acción de gracias, lugar de resurrección, lugar de ponerse a los pies de Cristo, lugar de encontrar a Dios en casa… La vivencia comunitaria es la que me ha permitido y me permite dar determinados pasos. Mis hermanos me confrontan, me estimulan, me animan, me acogen, me recogen, me acompañan… Oran conmigo… Creen conmigo… Ríen y lloran a mi lado… Jesús nos quiere en comunidad. Él se buscó la suya y pidió su ayuda en los momentos difíciles.

Un pasito más en esta semana.

Un abrazo fraterno