Su esperanza no se acabó (Eclesiástico 44,1.9-13)
Acabo de llegar de Munich. Muy cansado. Pero ESPERANZADO!!!!!!!!!!!!
Acabo de llegar de Munich. Muy cansado. Pero ESPERANZADO!!!!!!!!!!!!
Qué importa es conocerse a uno mismo y saber hacer un diagnóstico más o menos claro de quién soy hoy. El ciego recobra su vista porque sabe qué necesidad tiene y se la presenta a Jesús. Eso es lo que le cura: saber qué necesita y creer que Jesús puede ayudarle a cubrir esa necesidad.
No es fácil tenerlo tan claro como Bartimeo. A mi me cuesta muchas veces. A veces me siento inseguro en este diagnóstico y aunque he avanzado mucho en autoconocimiento todavía me queda un largo trecho. Lo que estoy seguro es de la segunda parte: Jesús me ayudará a caminarlo.
Un abrazo fraterno. Mañana dejo Alemania y vuelvo a Madrid
Subir a Jerusalén. Eso es la Cuaresma que se acerca y eso, al final, es también la vida. Un viaje, un trayecto, una marcha a culminar la misión y dar el estoque definitivo. Contrasta la consciencia de Jesús con el desconcierto y el «pavo» de los apóstoles, que se atreven a discutir por tonterías en aquellos momentos… Esto pasa muchas veces también. A mi alrededor veo que hay muchos que piensan que esto de vivir, incluso de construir el Reino, es algo un tanto «flower-power». Un paseíto, un mirar escaparates…
Yo sigo en Alemania disfrutando del entorno y hoy, especialmente, de Stuttgart, ciudad que tanto me gusta. Pero no puedo sacarme de la cabeza la situación creada en el trabajo y las respuestas que hay que dar. Es una situación que me pone muy nervioso. Ya se verá…
Un abrazo fraterno
Dejar. Es un verbo que me provoca inseguridad y ciertos sentimientos «negativos». Abandonar lo conocido me da cierto miedo pese a haberlo hecho muchas veces en mi vida. En el ámbito laboral especialmente. Y digo esto hoy porque hace unas horas nos han convocado para anunciarnos que nuestro manager abandona la compañía. Se ciernen tiempos oscuros y llenos de incertidumbre dado ya el maltrecho estado en el que se encuentra el equipo. Y además un jefe siempre es, en cierta manera, un «padre de todos». ¿Qué vendrá ahora? ¿Debo dar un paso adelante? ¿Debo esperar?
Yo siempre miro el presente y el futuro con optimismo pero me agobia dudar sobre la conveniencia o no de plantearme posibilidades. El Evangelio de hoy no me aporta nada «espiritual» pero sí me pone enfrente de esa realidad que es «el dejar» tan necesaria a veces para crecer y construir.
Un abrazo fraterno
Saber que uno puede volver da libertad, seguridad, autoestima, capacidad para elegir y tomar decisiones y fuerza para vencer los miedos. Saber que siempre habrá un padre que corra a mi encuentro si un día decido volver a casa hastiado de lo visto y de lo hecho… eso es mucho, mucho…
Cuando uno se va de viaje, como yo lo estoy ahora, lo sabe bien. VOLVER sabiendo que alguien te está esperando y que en cierta medida es un recomenzar es importante.
Cuantas personas hay que no sienten que puedan volver a Dios. Por unas razones o por otras se han separado de la Iglesia o han llevado su vida a espaldas del Padre. Alguien debe decirles que pueden volver. Que se les espera. Que se les acoje. Que hay alegría por su vuelta y que se prepara una fiesta con el mejor cordero o cabrito… De verdad… Hay que gritar esto. El perdón, la paciencia, la compresión de Dios son infinitas… SI QUEREMOS volver.
Un abrazo fraterno
Hoy me he levantado en mi casa de Carabanchel y me voy a acostar en una cama de un hotel cerquita de Ulm, ciudad que me encanta entre Stuttgart y Munich. Cuando uno sale de su casa se produce al mismo tiempo un viaje interior. Al menos a mi me sucede. Son días de coger perspectiva, percibir de otra manera a los que dejas en casa, ver mundo, estar con uno mismo, etc. Suelen ser días de provecho.
Por lo de pronto hoy he podido conocer un poquito de Munich: pasearme por la Marienplatz, entrar en la Catedral, comer en un italiano magnífico y caminar por los jardines ingleses… Y luego cenar en Ulm y degustar esas jarras inmensas de cocacola donde otros beben cerveza.
El Evangelio de hoy viene al dedillo para la situación actual y yo lo intento hacer vida cada día. Vivir el presente, luchar por el Reino y esperar que el Padre que nos cuida haga el resto.
OS SEGUIRÉ CONTANDO EL RESTO DEL VIAJE.
Un abrazo fraterno
No tengo hoy mucho tiempo para escribir sobre el matrimonio en general y sobre cómo lo vivimos Esther y yo, en particular. Os dejo este magnífico vídeo. UP. Imprescindible.
El día no ha sido bueno. mucho trabajo y una mala noticia, mala y triste. Pero veo que las cosas las afronto de otra manera. Es cierto lo que dice el salmo: los que siguen al señor, los que le aman y se sienten amados por Él, afrontan la vida y sus circunstancias con un poquito más de paz. Yo ayer la tuve y la tengo hoy. Tengo preocupaciones como todo el mundo y la situación actual me genera cierta inquietud pero… confío. Creo que es un don. Confío. No sé si es una aspiración infantil, un autoengaño, un… creo que no, que es algo más profundo que me mueve y sostiene mi vida, mis proyectos y mis decisiones.
Mucha paz para todos.
Un abrazo fraterno
Es verdad que la afirmación del padre del niño endemoniado del Evangelio de hoy tiene mucha miga: «Tengo fe, pero dudo. Ayúdame». Pero me ha llamado más la atención la conversación final de Jesús con los apóstoles. Me imagino su «cabreo» por haber intentado echar a ese espíritu inmundo y no haberlo conseguido y presenciar después cómo el Maestro lo hacía «en un pis-pas». La respuesta de Jesús me aporta hoy mucha luz: «… sólo puede salir con oración». Dicho con otras palabras: la vida espiritual, interior, de uno debe ser rica y cultivada. Yo no creo que se trate tanto de tener fe en plan «me lo creo, me lo creo…» sino de vivir desde Dios, vivir con Dios dentro de uno, vivir como Hijo, vivir sano, consciente, humilde, fuerte en el Señor… Y Jesús pone a la oración como alimento fundamental de esta vida interior y espiritual; el silencio en el monte, la soledad, como ingrediente básico para tener un buen tono muscular espiritual. Yo lo intento día a día. A veces lo consigo y a veces no pero sigo luchando con la ayuda del Padre, de mi comunidad y de mi familia.
Un abrazo fraterno