Los que le tocaban, se ponían sanos (Marcos 6, 53-56)

Jesús sana, sin duda. No es una cuestión de magia. Leo el Evangelio de hoy y me encuentro con personas que quieren poner su vida delante de Jesús, que quieren que Jesús intervenga en sus vidas y en sus sufrientes existencias. Y no quieren sólo verle o escucharle sino que quieren ir más allá: quieren tocarle en lo profundo, mojarse con Él, romper las barreras y entrar en contacto con Dios mismo. Y sanaban.

Hoy en día sigue habiendo mucho sufrimiento y muchas personas no saben que en Jesús pueden encontrar la sanación. No porque haga ningún truco mágico sino porque la vida que Él propone para cada uno lleva a la felicidad propia y ajena.

Y también saco otra conclusión atrevida: también se da a la inversa. En aquello que he descubierto que me hace bien, que me sana, que me centra, que me hace feliz, que me eleva, que me pone en contacto con lo que soy… en eso, VIVE JESÚS. Por ejemplo en este magnífico Violin Concerto in D major Op.35 : I Allegro moderato de Tchaikovsky.

Un abrazo fraterno

No una túnica de repuesto (Marcos 6,7-13)

Sigo en la cama, con fiebre pero he podido leer las lecturas aunque siga sin poder decir ni profundizar demasiado. Cojo este trocito del Evangelio. Me gusta. Vivir sin cubrirse las espaldas. Con Dios.

Un abrazo fraterno

Salmo 23

Siento no estar para mucho. Estoy en la cama con fiebre y tiritona y una tos de mil demonios. La niña con comienzo de neumonía. Esther cayendo en las redes… En fin… Que hoy pongo delante del Señor nuestra debilidad y os dejo este salmo 23 por Juan Luis Guerra.

Talitha kum (Marcos 5, 21-43)

El día ha terminado con una muy mala noticia, una noticia que me llena de tristeza. Sólo puedo ponerme en oración y pedirle al Padre por aquellos que ahora mismo están sufriendo una situación de dolor supremo, de desgarro total.

Cuéntales (Marcos 5, 1-20)

¿Qué ha hecho el Señor conmigo? Buena pregunta al comienzo de esta semana… ¿Qué ha hecho el Señor conmigo? Mirando atrás sólo puedo decir que el Señor me ha cuidado siempre y me ha ido curando y guiando con su mano amorosa. No voy a ponerme a relatar todo lo que el Señor hizo desde que mis padres me soñaron pero es, sin duda, mucho. Hasta hoy. Y mucho que queda por hacer.

Las luchas permanecen y, como el endemoniado, a veces hay combate en mi interior pero el Espíritu va ganando terreno y con Él la paz y la fe en mi corazón. A vecestengo la sensación de que el Señor espera mucho de mi y que estoy destinado y preparado para grandes cosas. Otras veces pienso que es mi soberbia la que me exhorta a tener esas sensaciones y que es en lo pequeño donde el Señor quiere que contruya pacientemente… A veces pienso que tengo tanto por hacer que el Señor me regalará una vida laaaarga y otras veces tengo la sensación algo angustiosa de que me moriré no demasiado mayor aunque dejando una vida bien aprovechada tras de mi…

En fin… Todo eso puedo contar y cuento siempre que puedo. Ahora llega en breve el bautizo de Juan, el pequeño de mis herederos, y sé que la celebración contará mucho de lo que soy, se lo que somos y de lo que esperamos a todo aquel que decida acercarse. Sin pretensiones pero sin complejos.

Un abrazo fraterno

Pon tu vida en las manos del Señor (Salmo 36)

Gracias a Dios mi vida no está en manos de Zapatero ni de ningún gonierno. Mi vida y su éxito no está en manos de las pensiones que cobraré dentro de 35 años. ¿Las cobraré? Mi vida no se sustenta en lo que hoy llevamos puesto ni en lo clave que resulta internet en los tiempos que vivimos. Por suerte mi felicidad y el buen final de mis días no van a depender de decisiones de otros…

Miro a mi familia. Miro a los ojos de Esther y veo plenitud y capacidad de lucha y esfuerzo, amor y vida entregada. Escucho las preocupaciones de Álvaro porque sus amigos no le pasan el balón jugando al fútbol en el patio. Descubro la ternura y buen hacer de Inés para cuidar a su hermano pequeño. Acaricio los mofletillos del pequeño Juan y me asombro de su gran pequeñez. Me miro al espejo y veo mis sueños intactos con menos pelo y más kilos pero con un camino andado y muchos por andar. Y entonces miro las hipotecas y los bancos y los pensionazos y los posibles candidatos del PSOE y las riñas entre Mourinho y Valdano… y me doy cuenta de que todo eso, y con perdón, me la pela un poco…

Mi garante es Dios mismo. Él no especula. Me cuidará en mi vejez y me ayudará a sacar a mi familia adelante. Él me regala cada día y me enseña a disfrutar de los buenos momentos. El resto… no me interesan…

Un abrazo fraterno

No abandonemos la costumbre de asistir a nuestras asambleas (Hebreos 10, 19-25)

Esta «costumbre» se ha perdido completamente. Las iglesias están cada vez más vacías. Esto es una realidad. Muy pocas son capaces de mantener sus bancos llenos en las celebraciones dominicales. Muy pocas tienen a sus miembros implicados en las tareas parroquiales. Hebreos 10, 19-25

En realidad creo que se ha perdido el sentimiento de asamblea, de comunidad. Hoy casi la gente va a que le expidan el sacramento pero no vive la parroquia como centro de su pertenencia a la Iglesia. Nos hemos alejado demasiado de la vivencia que mantuvo a los primeros cristianos unidos y apasionados por Jesús. Y luego todo aquello que no depende de nosotros: la sociedad en la que vivimos actualmente ha perdido espiritualidad, religiosidad, compromiso, consciencia…

Mi familia y yo seguimos asistiendo. Permanecemos y participamos.

Un abrazo fraterno

Les acompañarán estas señales (Marcos 16, 15-18)

El otro día entre en el Sephora de Sol a comprar un perfume para regalárselo a una persona especial. Me encanta entrar en Sephora porque es una perfumería grandiosa y bien puesta que te invita a disfrutar el rato que allí estás. Y me gusta más romperme la cabeza y la pituitaria buscando una fragancia, un perfume, que cuadre con la persona que lo va a llevar. Porque la fragancia que uno deja a su paso es importante…

Y me viene esto a la cabeza porque el Evangelio de hoy nos recuerda algo que tiene que ver: a los seguidores de Jesús nos acompañan una serie de señales, una fragancia que se queda a nuestro paso… Eso debería pasar al menos porque sería desesperanzador y dramático descubrir que nada sucede por donde pasamos.

Un abrazo fraterno

El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás… (Mc 3,22-30)

En la oración de mi comunidad de hoy mi hermano Felipe resaltaba ese final: «… no tendrá perdón jamás». Cuesta asumir eso en boca de Jesús. Cuesta asumir que hay «algo» que no será perdonado por ese Padre amoroso tan comprensivo y que tanto me quiere… ¿Será tan importante eso de ir contra el Espíritu? ¿Será tan importante eso de ir contra la verdad sabiendo que es verdad? ¿Será tan importante eso de hacer pasar por malo algo que sabemos que es bueno? ¿Es tan malo? ¿Es tan malo cerrar los ojos y pasar de Dios, no querer ser amado ni perdonado? ¿Es tan malo ir contra el Dios que sopla en todas partes y que existe en toda persona; contra la Verdad que se manifiesta allá donde le place?

Parece que sí.

Yo mientras me preparo para ver mañana en el cine «De dioses y hombres», de la que os dejo el trailer. Creo que el Espíritu es actor protagonista… Dejaos poner los pelos de punta con la 7ª de Beethoven…

Un abrazo fraterno