No tengáis miedo (Lucas 12, 1-7)

Estoy escuchando el «Nada te turbe» de Taizé y me encuentro con este final de Evangelio que me ha estremecido. Y lo ha hecho porque creo que es absolutamente providencial.

La noche de ayer cenaba en casa una persona muy querida y muy cercana. Está en una tesitura compleja. Y hablábamos de la confianza y del miedo. Tomar decisiones no es fácil y cuando las implicaciones son imprecisas y el futuro impredecible, más. Esta persona es valiente, optimista, recia, de ideas claras… Pero ahora tiene miedo. Sabe qué decisión debería tomar pero le asusta enormemente dar el paso.

Pues este Evangelio es para ti. Esto pasa a veces. Y yo no lo considero casualidad… Ojalá el Señor Padre que te ama, te conoce, te sostiene y te cuida te ayude a ver la luz. Los demás, mientras, caminamos a tu lado y estaremos ahí para lo que sea.

Un abrazo fraterno

Mi ración de pan (Proverbios 30, 5-9)

Ni riquezani pobreza. La ración de pan de cada día y basta. ¡Cuánta razón y qué difícil vivir esto hoy! Es tan difícil centrarse en disfrutar el momento presente sin preocuparse del futuro. Da cierto vértigo y miedo jugarse la vida sin tener respaldo. Respaldo económico, respaldo afectivo, respaldo cultural…

Hoy la lectura de proverbios mucho tiene que ver con esa caminar sin nada en la alforja del Evangelio. Jesús envía y lo hace de una manera. Por algo será. ¿Y si…? Por si… No vaya a ser que…

Al final, sólo importa la ración de pan de cada día. Poco más.

Mateo (Mateo 9,9-13)

Recuerdo un curso vocacional de Antonio Glez. Paz con este cuadro de herramienta. Luego escribiría un libro de meditación con él. ¿A vosotros qué os sugiere?

Al que tiene se le dará (Lucas 8, 16-18)

Esta última frase del Evangelio de hoy me parece muy exigente y muy dura. Jesús no se anda con medias tintas y no le gustan los que juegan a medias, los que «sí pero no», los que «tampoco es para tanto», los que se creen buenísimos pero viven acomodados en el mundo juzgando y condenando al resto…

Jesús quiere cristianos, seguidores, que cambien, que transformen, que produzcan. Quiere seguidores que den testimonio activo, que cambien vidas, que interpelen por su manera de vivir. Quiere seguidores dispuestos a coger su cruz y seguirle porque no hay otro camino. Desconozco si compensa. Bajo la mirada cortoplacista del mundo… desde luego que no compensa. Pero Jesús promete más…

Yo lo voy a intentar…

Un abrazo fraterno

En tus manos están mis azares (Salmo 30)

Esta es de las Palabras que sintetizan mi fe: poner mi vida en manos de Dios, mi día a día, mis decisiones y mis preocupaciones. Y vivir así me da paz.

Vivimos en un mundo concreto, es verdad, y no podemos obviar ciertos aspectos a los que hay que adaptarse por pura supervivencia. Pero también es verdad que me siento llamado a vivir de otra manera y, si pienso en qué se manifiesta esto realmente, tal vez llegaría a la conclusión sencilla de que se manifiesta en HACER VIDA ESTA PALABRA.

Me siento llamado a jugarme la vida y a gastarla en aquello en lo que creo, en lo que me sustenta, en lo que me configura, en donde Jesús está en medio. Me siento llamado a poner mis dones al servicio sin reservas. Esto no está a la orden del día. Hay que medir riesgos, cubrirse las espaldas, invertir en valores seguros y hacerse un buen plan de pensiones… ¡A la mierda! como diría mi amigo Fernán Gómez… Yo quiero vivir al estilo del Salmo…

Un abrazo fraterno

Para que el mundo se salve… (Lucas 3,13-17)

Dios nos quiere felices, nos sueña felices. Dios no concibe otra manera ni otro estado mejor.

Jesús nos mostró el camino. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Si lo seguimos, si andamos su camino, si hacemos lo que Él hizo, luchamos por lo que Él luchó, oramos como Él oró, tratamos a las personas como Él las trató, priorizamos lo que Él priorizó… seremos felices, nos salvaremos y este mundo será ya un adelanto de la vida que nos espera en la eternidad.

Y ahí está la cruz. Yo, como hacía en los retiros, me pongo a sus pies y me abandono cuando el entendimiento se ve sobrepasado.

Un abrazo fraterno

Tampoco me creí digno de venir personalmente (Lucas 7, 1-10)

Hoy es muy tarde y llevo varios días sin escribir pero este septiembre está viniendo con muchas cosas: comienzos de curso, vacaciones, niños, proyectos…

Hoy compartía en comunidad esta lectura y me quedaba con la gran humildad de este centurión. Una humildad qe le permite ir a Jesús, salir a su encuentro. Es una humildad verdadera digna de er observada. Él no era un hombre cualquiera. Era romano. Era centurión. Era un hombre que ejercía la autoridad. Y no era judío. Esa capacidad para abaarse, hacerse pequeño, quitarse importancia, sentir queno hace más de lo que debe, amigo de judíos y preocupado por sus siervos es lo que le permite llegar a Jesús. No le conoce demasiado. No sabe muy bien quién es. Pero decide presentarse así, pequeño.

Es una gran lección para mi, siempre deseoso de reconocimiento, de atención, de protagonismo… Tomo nota.

Un abrazo fraterno

Protégelos (Salmo 5)

Me ha costado la oración con las lecturas de hoy. Me dolía la cabeza y estaba cansado. El día se acaba y quiero recostar ya mi cuerpo y mi espíritu. Hay veces que uno no da para más. Hoy es uno de esos días. Por eso me quedo con esa palabra del salmo porque, al final, uno pide protección. Me pongo delante del adre, con mi vida, y le pido que me ayude, que me cuide, que me proteja. Yo me fío de su Palabra: «luchad por el Reino y lo demás se os dará por añadidura».

Un abrazo fraterno

A la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre (Mateo 24, 42-51)

Este pasaje, tan usado para concienciar a la gente de que en cualquier momento llega la muerte y tiene que encontrarte con el alma bien limpia, hoy me ha dicho otra cosa igual de importante: El soplo del Espíritu, la llamada de Dios, Jesús mismo… viene a mi, a mi encuentro. No sabemos qué día ni en qué circunstancias, no sabemos bajo qué ropaje ni al ritmo de qué melodía. Desconocemos cuál será su rostro y el tono de su voz y no somos capaces de imaginar el por qué de su presencia. Pero esús aparece y viene a nosotros y el que no está en la onda… no le abre la puerta, lo deja pasar… Igual que les pasó a aquellos judíos que rogaban cada día por la llegada del Mesías pero no fueron capaces de asumir en Jesús los designios del Padre.

Hay que estar preparados, con la sensibilidad a punto, la mirada limpia, el corazón latiendo y las manos y los pies encallados dispuestos a seguirse gastando. Con la escucha bien entrenada. Hay que ser lo más libres que podamos, estar lo más fuertes que podamos, enamorados de Dios y con la confianza intacta.

Esta es nuestra tarea…