Salmo 77

Qué bonito me ha parecido el salmo 77. Ayer lo leímos enterito en la comunidad pese a ser un salmo largo. Su belleza es extrema. La historia que narra es actual. El Dios que presenta es exigente y misericordioso como sólo Él sabe serlo.

Yo me quedé con una frase que aparece como a medio salmo y que hacorazonadabla de que hay que poner el corazón a fondo en aquello en lo que se cree. En la vida, en la manera de vivirla, en cada proyecto, con cada persona, en cada compromiso adquirido, en la fe… Hay que jugarse el corazón. Como decía Chesteron, no es posible querer repartir el pastel y a la vez quedarse con él. O das el corazón o no lo das. Pero jugártelo es jugar desde la verdad, arriesgar desde Dios…

Mi último proyecto es Padres enREDados. Emepzamos este curso en el cole de mi hijo. Ojalá tenga frutos. Yo, al menos, estoy poniendo el corazón en ello.

Un abrazo fraterno

Me enseñarás el sendero de la vida (Sal 15)

el-sendero-del-magoComo dice un vídeo que podéis ver en el repositorio de vídeos de este blog en la barra de la derecha, Dios es como un GPS. Cuando tienes claro dónde quieres ir, sólo tienes que dejar que Él te vaya guiando y confiar absolutamente en la ruta por la que te va conduciendo.

Yo he ido abriendo puertas últimamente y estoy contento. No sé muy bien en qué parte del camino estoy pero sí sé que tengo la intuición de que voy caminando hacie delante por el sendero que Dios me tiene reservado. Yo rezo mucho para que así sea.

Un abrazo fraterno

Habéis sido convocados, en un solo cuerpo (Col 3,12-17)

El corazón se me movió al comenzar la lectura. Sí. Este extracto de colosenses es la segunda lectura de la celebración de mi boda. Y sigue produciendo efectos comprometedores.

Esther y yo hemos sido elegidos de Dios. Somos sueño de Dios el uno para el otro. Somos juntos sueño cumplido de Dios cada día.

Esther y yo no somos compatibles en todo. En algunos aspectos somos tremendamente incompatibles y sacamos de quicio al otro. Y ahí nos sobrellevamos y nos perdonamos. Nos redescubrimos y nos reinventamos.

Esther y yo hemos sido convocados a encontrar la paz de Dios en el otro y juntos. Y lo vamos consiguiendo. Es un trabajo difícil en esta vida difícil pero, poco a poco, vamos aprendiendo a recostarnos en el otro y respirar.

Esther y yo sabemos que debemos ser agradecidos por tanto. Por nuestro proyecto común. Por el otro. Por nuestros maravillosos hijos que nos esculpen y nos moldean. Por poder sufrir por amos. Por nuestras familias. Por nuestra comunidad. Por nuestros trabajos. Por nuestra fe compartida.

Esther y yo escuchamos juntos la Palabra y vivimos nuestra fe en los mismos lugares, en Betania fundamentalmente.

Esther y yo cantamos, cantamos mucho. Vivimos con elagría y transmitimos la alegría de Dios.

Esther y yo seguimos luchando por nuestro amor y nuestro proyecto porque seguimos creyendo en él, en Él. Ésto es lo que nos da la fuerza cuando la fuerza nos falta.

Un abrazo fraterno

Despojaos del hombre viejo y revestíos del nuevo (Col 3,1-11)

adelgazar_manzanasCada vez que empieza septiembre, para mi, es como si empezara el año. Es más, creo que los mayores propósitos personales siempre los hago en septiembre y nunca el 31 de diciembre. Debe ser que estoy demasiado rodedao de profesores que el año escolar es el que marca mi vida.

Me quedo con ese llamamiento en la carta a Colosenses. Yo me quiero desprender de muchas cosas de mi que deben ser viejas. Nuevo estoy mejor. Soy más ágil, más productivo, más útil y más guapo, incluso. Quiero cuidarme más y hacer más ejercicio. Jugar más con mis hijos e incluso dar un paso más en mi crecimiento personal y comunitario. ¿Es demasiado? No lo sé. Veremos cómo está el ánimo dentro de 4 ó 5 meses. Lo que sí sé es que lo del ejercicio físico me lo quiero tomar en serio. Hay que adelgazar. Esos kilos que me sobran no son de Dios y punto. Porque no es de Dios la dejadez y la actitud con las que los gano. Y no hay más que hablar.

Un abrazo fraterno

Él es mi roca (Sal 61)

Parece que a estas alturas de septiembre, igual que si del 31 de diciembre se tratara, uno tiende a hacer balance del final del «año escolar», del verano vivido y se planteara este nuevo curso que se asoma con energías renovadas, nuevos retos y jugosas oportunidades que no se pueden desaprovechar. En mi caso el balance del verano es tremendamente positivo aunque también bastante agotador. Viajes, desplazamientos, niños, parques, etc. le dejan a uno exhausto; «jodido pero contento» como decía el otro.casa_sobre_roca

Al llegar a la Palabra de hoy me encuentro con una Palabra que también se apunta a esto de empezar el curso y que viene a recordarme desde dónde debo vivir lo que se me viene por delante. Construir la casa sobre roca es jugar la partida con seguridad. No es que todo lo que deseo se va a cumplir sino más bien que todo lo que vaya a hacer esté fundamento, discernido, elegido ydeseado desde la perspectiva del Reino. Y, además, me recuerda que pese a mis relaciones afectivas, a mis hijos, a mi mujer, a mi comunidad, a mi trabajo… Él es lo que permanece siempre, lo intransferible, lo invariable, lo inmutable. Pase lo que pase y venga lo que venga, Él es mi roca, la que me sostiene, la que me eleva, la que me abriga en caso de tormenta, la que me hace fuerte.

Feliz nuevo curso escolar a todos.

Un abrazo fraterno

DE VACACIONES

De vacaciones con los niños. Volveré a mediados de septiembre.

Gracias

¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? (Mt 20,1-16)

¡Qué pregunta más brutal de Dios!

Y yo creo que la respuesta es que sí. En el fondo muchas veces me fastidia esa justicia de Dios de dar a todos por igual y querer a todos por igual cuando unos «somos mejores» que otros. Pero creo que tampoco es una ira exhacerbada la que me provoca. Pero sí percibo en muchas personas y ámbitos de la Iglesia esa obsesión por «jugar a Dios» y decirle quién lo hace bien y mal, quién es bueno y malo y dónde debe mandar a cada uno. Son los mismos que no soportarían ver a Jesús entre prostitutas, recaudadores, romanos, fariseos, pecadores…

A veces me da la sensación de que lo que menos hemos aceptado en el subconsciente de nuestra fe es que Jesús ha venido a por los pecadores. Ellos son su razón de ser. No viene a ensalzar a nadie, ni a poner medallas, ni a dar palmaditas en la espalda… Viene a sanar, a salvar, a acompañar, a suscitar, a cambiar, a romper cadenas, a quitar cargas… que, por cierto, otros nos dedicamos a poner.

Un abrazo fraterno

¿Por qué nos ha venido encima todo esto? (Jc 6,11-24a)

Hcae poco tenía con mi madre una conversación acerca de si era lícito quejarse a Dios y decirle lo injustas que eran muchas situaciones. Mi madre sostenía que no se podía clamar a Dios de esa manera, pidiéndole cuentas por tantas y tantas injusticias; no se le dice eso a Dios. Yo le expresaba que, desde el amor que le tengo, en confianza, hay momentos en que es legítimo elevar una queja al Padre cuando las situaciones son tan… dramáticas, tan… desalentadoras para muchas personas.

En la palabra del AT de hoy vemos una conversación plena de confianza. Y hay un POR QUÉ. Porque no entiende. Porque no ve. Porque no acepta. Porque no comprende. Porque no le cuadra… por lo que sea. Pero estoy seguro que Dios también entiende nuestras quejas. Y sae responderlas.

Un abrazo fraterno

Perecían por sus culpas (Sal 105)

Es verdad que la imagen de Dios del AT es, muchas veces, un tanto alejada de la que luego Cristo nos trajo con su vida. También la sociedad era otra, el pueblo otro, otros los que escribieron los libros y otra la manera de percibir a la divinidad. Las lecturas de hoy nos presentan no sólo a un Dios celoso sino vengativo y justiciero (que no justo) con aquellos que deciden no adorarle sólo a Él.

Mi lectura de la Palabra de hoy es un tanto más personal. No creo que Dios me envíe maleficios y me haga budú cuando me separo de Él pero sí creo que cuando mi fe se destensa, cuando me alejo del Padre, cuando abandono mi centro y ya no me muevo por aquello que me vivifica… las cosas empiezan a salir mal. No es Dios que se esté vengando sino una consecuencia lógica de plantear la vida desde unos parámetros que son la antítesis de aquellos que un día descubrí que me hacían feliz.

Por eso me quedo con estas palabras del Salmo: perecían por SUS culpas. No es Dios quien nos condena sino que todo es consecuencia de nuestros actos.

Un abrazo fraterno