Ponte ahí en medio (Lc 6, 6-11)
Nunca había leído este pasaje del Evangelio con los ojos de hoy. Ha sido una mirada nueva. Y me ha gustado. Me gustado porque me ha interpelado y, a la vez, me ha descubierto un aspecto de mi caminar que considero muy significativo.
La manera en que Jesús afronta la situación es muy esclarecedora. Lejos de entrar a polemizar o a debatir sobre la conveniencia o no de curar el sábado o sobre lo que el sábado significaba realmente o sobre los matices de la Ley… Jesús pone a la persona en medio. Y eso interpela a una persona que, como yo, tengo muy en cuenta las normas, la moral de la Iglesia, el catecismo y todas esas cosas. Están bien los estudios, los debates, las discusiones, los foros y todo lo que queramos pero al final está la persona… ¿y entonces qué? ¿Qué hacemos? ¿Lo curamos o lo destruimos? Me vienen a la mente infinidad de debates en la Iglesia a propósito de temas morales: relaciones prematrimoniales, aborto, homosexualidad, embarazos adolescentes, etc. Me encanta entrar ahí. Me gusta ese juego. Pero Jesús va por otro sitio.
Mi caminar ha ido en la dirección de Jesús. Lo descubro día a día. No soy el de hace un tiempo que defendía la norma ultranza y se la imponía a él mismo. Una norma puede destruir igual que salvar o ayudar. Al final siempre está la persona, lo concreto, el nombre y los apellidos, la situación encarnada… Cada vez mis ojos se abren más a esto. Y me gusta.
Un abrazo fraterno