¿Para qué me sirve ganar el mundo entero? (Mc 8, 34-9, 1)
Es inevitable traer a la cabeza y al corazón la canción de la Hermana Glenda «¿Para qué me sirve?» basada en la Palabra de hoy. Los recuerdos se agolpan en mi alma al escucharla y vuelvo a vivir aquellos momentos hace 7 años estando de retiro espiritual decidiendo la vida y poniéndome a disposición del Señor para que hiciera conmigo lo que quisiera. Estaba dispuesto a todo: a casarme, a ser religioso, a lo que sea…
¿Para qué nos sirven tantas cosas? ¿Para qué nos sirve todo eso por lo que tanto nos preocupamos? ¿Para qué me sirve tener un sueldo inmenso si tendría que trabajar hasta tan tarde que no podría cuidar y besar a mi mujer y a mis hijos? ¿Para qué me sirve el dinero si no lo uso para buscar la voluntad de Dios en nuestras vidas y gastarlo por los demás? ¿Para qué me sirve vivir de puntillas, sin meterme en ningún charco, sin complicarme la vida? ¿Para qué me sirve tener todo lo que sale al mercado si eso no me llena, más bien al contrario? ¿Para qué me sirven los miedos, las inseguridades que me hacen perder la paz?
Vale la pena perder la vida con Cristo. Vale la pena gastar la vida en el hermano. Vale la pena luchar por ser libre y feliz. «Quién pierda su vida por mi, la encontrará». Esa es la promesa. Yo… me la creo.
Un abrazo fraterno