En la barca (Mateo 4, 18-22)
Jesús sale al paso en nuestra cotidianeidad. A Pedro, a Andrés, a Santiago y a Juan los encuentra junto al lago, en las barcas, en sus labores…
¡Cuántas veces pensamos que nuestro encuentro con Jesús requiere de «condiciones especiales»! ¡Cuántas veces creemos que deben alinearse Júpiter y Saturno para que nos sintamos cerca de Dios, al lado de Jesús! Esperamos ese retiro espiritual lejos de nuestra casa, esa Eucaristía bien preparada, con velas e inspiradores iconos, esa oración con cantos de Taizé… No puede ser.
¿Dónde me saldrá al encuentro Jesús? Posiblemente en mi oficina, los días que voy, en mi casa, con mis hijos y con mi mujer; en el colegio de las Escolapias de Carabanchel, donde paso mucho tiempo; en algún colegio de Escolapios o también en la red, en twitter o facebook, donde también suelo estar tejiendo redes.
Que no me equivoque. Jesús no me espera en lugares especiales y misteriosos, únicos y exclusivos. Jesús viene a buscarme allí donde sabe que estoy.
Un abrazo fraterno