«Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan» dice el salmo 39… Y es que hay muchas personas que buscan, hay muchos exploradores incansables, personas con sed de encontrar y encontrarse, de encontrarTE Señor…
Uno busca cuando siente que hay algo que le falta. Es un «algo» al que, a veces, es difícil ponerle nombre y, otras veces, su nombre nos llega con meridiana claridad. Unas veces salimos en la búsqueda de aquello que hemos perdido y otras, de aquello que nunca hemos tenido y que ansiamos. Es una actitud bonita esta de «buscar».
El Señor, en el Evangelio, se encuentra hoy con uno de esos «buscadores». Personas que no abrazan una religión, que ni siquiera son capaces de asegurar lo que buscan exactamente pero que sienten que su corazón va guiado por una brujulita que les empuja de un sitio a otro. Y alguna vez, de repente, sienten que han llegado, que han encontrado, que era ésto lo que su alma ansiaba.
Yo sigo buscando también. Sigo con sed. Siento que todavía no he llegado.
Hoy, todos los buscadores nos ponemos en tus manos, Señor.
Un abrazo fraterno