#Narraluz 15
He muerto hace tanto tiempo… tanto… Soy una sombra, una negrura… una caricatura triste de aquella que saboreaba la vida a la sombra de un buen libro, mirando de frente al mundo.
Soy un espíritu triste, sin rostro. Soy un alma solitaria que no se sostiene por sí misma, una mirada de reojo, una mano temblorosa, un corazón harto de tanto desamor.
¿Qué pasó? ¿Cuándo fue? ¿Cómo sucedió? ¿Fue tal vez la muerte de Esteban? ¿El desprecio de mis hijos? ¿Fueron acaso las oraciones sin respuesta noche tras noche? ¿Qué? ¿Qué día aconteció, qué noche?
Ya no importa. Nada importa ya… Quiero irme, volar, desaparecer. Quiero volver a ser yo, en otro sitio, en otra vida, en otro mundo…
#Narraluz 14
Me gustan esa clase de tíos que van de chulos por la vida, los que se meriendan las tardes y desayunan el sol mojándolo en el colacao.
Me gustan esos tíos que disfrutan de sí mismos, que te hacen reír y que se fijan en el nuevo corte que te han hecho en la peluquería.
Me gustan los que comen chuches viendo una peli y los que no olvidan nunca el amarillo en sus dibujos.
Me gustan los tíos que me hacen sentir una reina, una perla, un tesoro. Los que me dejan ser yo. Los que disfrutan de nuestras diferencias.
Me gustan esa clase de tíos que saben que me pirro por sus huesos…
Me gusta Jorge porque es de esa clase de tíos…
#Narraluz 13
Estaba loco. Deambulaba por las calles del barrio, sonriendo, hablando solo y saludando con la mano a los viandantes que, con prisa siempre, pasábamos de largo desdeñándolo.
Sobraba. Nos sobran los locos en esta sociedad tan seria que hemos construido. Nos sobran sus sonrisas sin razón, sus espontáneos saludos, su ropa, sus zapatos sucios, su pelo despeinado… Nos sobran los locos. Y los ancianos. Y los niños. Y los distintos. Nos sobra todo aquel que no encaja en el gran puzzle. Nos sobran los que estiran las alas y, consciente o inconscientemente, quieren volar.
¿Y yo? ¿Sobraré yo?
#Narraluz 12
#Narraluz 11
– No acabo de entender…
– No hay nada que entender. Es parte del misterio…
– ¿Misterio? No te entiendo. No entiendo esa aceptación abnegada de la realidad. El gran drama del mundo acontece cada día y, mientras, Dios observa, como un jubilado más; ahí, apoyado en la valla, en silencio, sin intervenir, dejando que todo suceda sin más. ¡¿Y me dices que es parte del misterio?! Yo no pudo creer en ese Dios inmóvil en el que tú crees.
– Yo no creo en ese Dios que observa del que me hablas. Yo creo más bien en el Dios que espera a que algunos de nosotros alcemos la mirada y vayamos a su encuentro. Yo creo en el Dios de la paciencia inagotable y de la esperanza infinita.
#Narraluz 10
Las cortinas están abiertas y puedo ver, desde mi sillón, los tejados congelados que deja el implacable invierno en la ciudad. Las gaviotas parlotean a lo lejos y la luz claroscura de la tarde inunda mi corazón de una sutil melancolía.
Suena el adagio de «Spartacus» y cada una de sus románticas notas eleva un poquito más mi espíritu. La música es mi merienda favorita junto a una buena taza de café con leche caliente. La escucho sin hacer nada más, con todos mis sentidos abandonados a su enigmático poder. Saboreo la vida a sorbos, satisfecho, y pienso en que, llegado el final, estaré preparado para irme.
Subo el volumen. Llega el clímax mientras la lluvia empieza a golpear los cristales con vehemencia. El día se apaga y yo no estoy dispuesto a perderme ni uno de sus retazos.
Mi mirada se pierde en el tejado más lejano, en la última de sus tejas; lejos. Algún día, me digo, yo formaré parte de esta lluvia, de ese horizonte, de esta música. Entonces, daré gracias por lo vivido y me iré, de puntillas, sin hacer mucho ruido.
#Narraluz 9
Eres mi centro.
Todo lo demás se desenfoca cuando te tengo delante. Atraes lo más profundo de mi mirada y lo mejor que guardo dentro.
Contigo sé lo que significa hacerse grande abajándose. Tú me enseñas a ser plenamente dándome por entera.
Tus manos, pequeñas, tienen todo lo que necesito. Tus pies, inseguros y jugosos, me muestran la senda que quiero caminar.
No hay sonrisa tuya que no quiera para mi, ni abrazo que no valga el mundo entero. No hay gesto tuyo que no me cautive ni tristeza que te afecte que no desgarre mi corazón.
Toma mi mano. Es para ti. Te la regalo. Para cuando tropieces. Para cuando pierdas el equilibrio. Para cuando no sepas por dónde ir. Para cuando necesites levantarte. Para cuando requieras esa caricia que se te niega. Para cuando te hayas olvidado que Dios, como yo, ama como sólo una madre sabe hacerlo.
#Narraluz 8
#Narraluz 7
Me gusta la gente común. Las personas que, sin grandes pretensiones, son capaces de bailar la vida y, pese a todo, encontrarse con otros y disfrutar juntos del regalo que el buen Dios nos hace cada día.
Me gustan las personas como tú. Las personas que, en invierno, se enfundan tras un blanco gorro de lana, tras unos guantes a juego, bufanda al cuello, y salen a enfrentar su día con una sonrisa llena de calor inagotable.
Me gustan los hombres que, en el metro, van leyendo. Me gustan los que ceden su asiento, los que sonríen al niño que entra con su madre y los que comentan la noticia del periódico compartido. Los que se encuentran, los que se ofrecen, los que se muestran…
Me gustan las chicas normales cuya belleza sólo yo soy capaz de captar. Me gusta que se sepan preciosas tras mi mirada, mientras me miran.
Me gustan aquellos que han descubierto que la vida no se juega en bancos, palacios, terrenos o parquets bursátiles. Me gustan aquellos que no son de ningún sitio y cuya patria es el mundo entero. Me gustan aquellos que convierten un instante en una cotidiana obra de arte…