Carta de votante tras el debate electoral del 7-N

Buenas noches.

He presenciado hasta hace unos minutos el único debate que vamos a ver los españoles de los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno en las elecciones del 20N. Llevo días escuchando que es una pena que no haya más debates entre ellos y mi reflexión en este punto es: ¿valdrían de algo? Creo que un debate bien preparado y bien concebido debería ser más que suficiente para transmitir una imagen, un mensaje y un proyecto. Además, ahí están los mítines. El que quiera… que vaya. ¡Y los programas electorales! El que quiera… que los lea. Pero me da la sensación de que en este país más de un debate sólo serviría para escuchar lo mismo varias veces. Y eso es, además de improductivo, aburrido.

Me ha gustado más el debate de esta noche que otros anteriores. Las condiciones pactadas daban más libertad a las personas y menos importancia a los personajes. Fue un debate, desde esta perspectiva, entretenido y eso ya es mucho en España. Hubo momentos de fragor, de cortes, de interrupciones, de ironías… Eso me gusta. Creo que a un candidato a la Presidencia de mi país debo presuponerle capacidades suficientes como para afrontar un debate sin tanta parafernalia… En los partidos, desde luego, no piensan lo mismo…

Con respecto a la imagen, y sin ser ningún experto, me ha gustado más Mariano. Creo que iba más elegante, más moderno y que transmitía una mejor imagen. La camisa grisácea de Alfredo y su corbata de topos… me han matao… Sin caer en tópicos, sí creo que Alfredo daba una imagen un poco tristona, desde luego no de alguien que quiere transmitir la idea que tiene la energía, la vitalidad y las fuerzas necesarias para sacar al país de ésta.

Con respecto a las sensaciones transmitidas por ambos pues… vi a Mariano más seguro y a Alfredo con un rictus demasiado serio en muchos momentos, algo nervioso. Esperaba más de un político brillante y de su altura. Fue mordaz en muchos momentos y Mariano sacó la retranca gallega en otros muchos. Ambos se dijeron cosas bastante previsibles y se atacaron desde los flancos esperables. Hubiera apostado y arriesgado un poco más y creo que ahí Alfredo se quedó un poco corto. Mariano no tenía por qué hacerlo…

Y si analizo uno a uno a cada candidato, me quedo con lo siguiente:

MARIANO RAJOY ACERTÓ

– Centrando sus intervenciones en la economía. Los discursos y las buenas intenciones están bien pero sin pasta y sin trabajo, nada de lo demás es sostenible. Está claro que el objetivo nacional es crear empleo.
– Esquivando alguna insistencia de Alfredo en temas sobre los que no aportó ningún dato real.
– Enumerando algunas propuestas, algunas muy interesantes: que las PYMES y los proveedores vean reducido su pago de impuestos si la Admisnitracíón no les paga o que en la FP el trabajo cuente como parte de su formación. ¡Y no bajará ni congelará pensiones!
– No cometió ningún error de bulto.
– Identificando a Alfredo con Zapatero (dudo que sus varias equivocaciones fueran «sin querer»).
– Transmitiendo la esperanza de que saldremos de ésta y de que el PP puede hacerlo (porque ya lo hizo).

MARIANO RAJOY NO ACERTÓ

– Mirando tanto los papeles, especialmente en la intervención final.
– Esquivando preguntas comprometidas de Alfredo… Dejó ambiguos algunos temas económicos y mostró el ya clásico complejo de la derecha de exponer con claridad su postura antes determinados asuntos sociales.
– Lo de la luz en su aldea quedó un poco trasnochado… ¡Mariano que estamos en el siglo XXI!

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA ACERTÓ

– Mostrando lagunas y ambigüedades en algunas propuestas del PP.
– En el bloque de políticas sociales y democracia tocó aspectos más concretos de la vida de las personas.
– Se mostró hábil en el manejo de las intervenciones, mucho más espontáneo que Mariano.

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA NO ACERTÓ

– Centró sus intervenciones en el programa del PP. Desconozco cuáles son sus propuestas…
– Se autoproclamó desde el minuto 1 perdedor de las elecciones.
– Abusó del discurso socialista rancio y trasnochado, apelando al miedo del electorado.
– Dijo muchas cosas sin aportar datos concretos
– En el discurso final, a pesar que el comienzo fue muy acertado, parecía que estaba pidiendo trabajo…

En fin. Yo intento ser obejtivo. Creo que Alfredo lo tenía muy difícil pero también creo que arriesgó poco y, pese a lo que oí a algunos contertulios (llamarles periodistas les daría demasiado caché), no estuvo brillante como él suele estar. Mariano tenía poco que ganar y mucho que perder y, por eso, lógicamente jugó a lo seguro. Creo que ambos evitaron hablar de propuestas de regeneración demócratica concretas y en eso sigue dándome pena que los grandes partidos no muevan fichas.

En definitiva… poca importancia tiene decidir quién ganó el debate. La victoria para todos es el mismo hecho de debatir. Es en las ideas confrontadas donde está el premio. Y ahora dispongámonos a decidir el voto. El mío está decidido. Y creo que el 20N, mucho más que otras veces, nos jugamos mucho.

Que las urnas repartan suerte y que Dios les ayude a gobernar convenientemente.

Un saludo

MR 24

– A veces siento como si me enchufaran a la corriente, como si una energía antes imperceptible me inundara y pusiera en marcha mi alma dormida…

– Y ¿cuándo sientes eso?

– Cuando algo es capaz de alegrarme, de hacerme sentir vivo, de hacerme saber en marcha, de hacerme único…

– Y cuando te sucede eso… ¿qué pasa por tu mente?

– No sé… que vivir es maravilloso, que soy muy afortunado, que puedo con todo… que puedo cambiar el mundo.

MR 23

Toni y Juandi quedaban para pillarse un buen pedo viernes sí, viernes también. Era el mejor momento de la semana para ellos y no suponía un gran esfuerzo. El alcohol lo conseguían fácil en los chinos de la esquina y ya tenían un lugar buscado en el descampado situado entre las dos naves industriales que había al final de la calle donde vivían.

Bebían y olvidaban que su vida era una mierda, una auténtica basura sin oportunidades. Bebían y escapaban de sus casas y viajaban juntos rumbo a la felicidad. Cuando llegaban hacían algo de turismo por sus calles principales. El viaje de vuelta era terrible, con un jetlag que no se iba nunca. Pero aún así… valía la pena.

Bebían y sobrevivían hasta el viernes próximo.

MR 22

Me gustó cómo olía. No era olor a perfume. No era olor a sudor. Olía a él. Sólo a él.

Cuando me apretó contra su pecho supe que quería ser suya, por un momento, para siempre.

Me abandoné en sus brazos.

Cuando desperté, él se había ido pero la habitación conservaba su fragancia. Y lo besé de nuevo antes de levantarme.

 

MR 21

Lucía no creía en Dios. Cuando sus padres murieron se dijo a sí misma que debía seguir adelante sola. No lo había conseguido. Cuando aquella tarde me llamó al móvil supe que había llegado al final de su aventura.

Entró en casa y nos abrazamos fuertemente. Hablamos y la llevé de la mano al salón. Se sentó y sin más previos dijo:

– Háblame de Dios

MR 20

Conducía a gran velocidad por la 94 dirección Chicago. Escapaba de un fracaso más y necesitaba llegar a un lugar que me permitiera esconderme de mi mismo. A lo lejos vi la silueta de la Sears Tower y sonreí. Pensé que no era mal lugar para tirarse al vacío pero supe que no iba a cometer ninguna locura. En mis manos estaba.

Dejé la 94 y me adentré en el downtown. Enfilé Michigan Avenue hasta llegar el río. Aparqué y me eché la mochila a la espalda. Para comenzar de nuevo es mejor no llevar demasiado equipaje. Se trataba de abandonar todo lo que hasta entonces había configurado mi vida. Vi que se alquilaba un apartamento de lujo al lado del Chicago Chronicle y entré. Mi nueva vida acababa de empezar.

MR 19

¡Qué subidón de adrenalina! Hacía años que no iba a un concierto de aquella envergadura pero Shakira era emasiado como para dejarla escapar. Cuando las notas de «Rabiosa» sonaron, las cinturas de todos los que allí estábamos a pie de pista empezaron a viajar hacia lugares insospechados. Era un momento de catarsis colectiva. Y la diosa estaba entregada como nunca…

En la pandilla todos mirábamos para todos asombrados por aquel exceso de movimiento, por la locura producida por la colombiana más famosa.

Y cuando acabó quise volver a empezar. Adicción.

MR 18

El sol me pegaba en la cara de lleno pero no estaba dispuesto a abandonar el rinconcito del Retiro que había hecho mío. Estaba tan a gusto que podría ser capaz de describir cada una de mis sensaciones sobre la hierba con los ojos cerrados.

Había llegado la primavera a Madrid y, como tantas veces, el calor traía una explosión de sueños y de proyectos. Ninguno iba a decantar mi vida de manera significativa pero hoy tenía pensado beber cada gota de líquido amniótico de la madre Tierra. Había bajado andando, llegué sudando y ahora descansaba tumbado con una Zero en la mano.

Estaba seguro de que en aquel momento habría alguien en la ciudad maldiciendo su suerte y la mierda de vida que le había tocado vivir. Le hubiera invitado a tumbarse a mi lado…

MR 17

– Me ha pegado – me dijiste con los ojos vidriosos.

Se me nubló la vista. Me inundé de tristeza y de rabia. No te dije nada. Simplemente te abracé fuertemente mientras te echabas a llorar. Y lloré contigo.

MR 16

Patricia y Sara eran mis mejores amigas de clase. Nos sentábamos siempre juntos en las aulas de la Uni y compartíamos muchísimo tiempo juntos. Aquella noche, al verlas bailar juntas el Aserejé, me puse malo. Nunca las había visto de fiesta y verlas mover las caderas, el culo y la cabeza de aquella manera fue algo brutal. Ellas lo sabían. Ellas siempre lo saben. Y cuanto más las miraba yo, más se movían ellas.

Cada vez que escucho ahora esta canción me acuerdo de aquella noche y de lo que hubiera dado por enrollarme con alguna. No hubo suerte. Eso ellas ya lo sabían.