Terminando el #1-O #catalanreferendum

Mi conclusión es la misma que hace días. Nunca deberíamos haber llegado aquí. Terrible la deslealtad y el engaño y la burla a la ley del Govern. Terrible la incapacidad política del Gobierno. Terrible la venda en los ojos de ambos y la lectura ideológica de una realidad que han ido complicando con el paso de las semanas, de los meses. Terrible la simplificación de lo complejo de todos los que conformamos la ciudadanía y la superficialidad de nuestras convicciones. Terrible que nos sigamos visibilizando en bandos, cayendo en la tentación de ver al otro cada vez más lejos.

Pero aquí estamos. Y toca mirar hacia adelante. La de hoy ha sido una jornada muy triste. Era de esperar. Me sorprenden los sorprendidos. Guión previsible en el que las altas esferas políticas decidieron convertir en protagonistas a aquellos que no debían serlo, no así, no ahora: ciudadanía y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. No son ellos los incapaces, los desleales, los manipuladores, los violentos. En un escenario de tensión, llegan las equivocaciones, los errores, la desmesura, la agresión. Un juego perverso que desacredita a aquellos que lo han orquestado.

Hay que curar heridas, sanar corazones y restaurar puentes dinamitados. Cuanto antes. Y no lo deben hacer sólo ellos, los de Moncloa y los de Sant Jaume, que también. Empecemos cada uno. Paremos. Paremos. Siempre es más lo que nos une que lo que nos separa. Siempre. Porque todos tenemos una historia. Porque todos aspiramos a la felicidad. Porque todos tenemos familia. Porque todos queremos y somos queridos y vivimos aquí y ahora. Todos queremos a la tierra que nos vio nacer. O a la que nos acoge. O en la que vivimos. Todos sabemos lo que es la amistad. Y los sueños. Todos vibramos y nos entristecemos. Todos nos caemos y los levantamos. Y todos, un día, morimos y nos vamos. Nos costará. Habrá cosas que cambiar. Y algún que otro día de sufrimiento queda. Pero mantengamos la esperanza alta. Y el amor. Nada tiene de romántico esto. Ni de happy. Posiblemente nada hay más trasgresor y revolucionario.

No hay ideología ni partido político ni modelo de Estado ni de organización ciudadana que sea perfecto. Por eso Cristo los trascendió todos.

7 – La noche es suave

La noche es suave
y huele a amapolas.
No es oscura ni desafiante,
no da miedo.
La noche es tierna y vergonzosa.
Guarda secretos y tesoros,
esconde verdades.

Cuando te acuestas con ella,
sientes sus pies fríos
y sus manos temblorosas.
Entonces, si la miras,
si la abrazas,
si le permites que entre en calor
y le ofreces el poco calor
que a ti te queda;
entonces, y sólo entonces,
se duerme inocente
hasta la llegada del alba.

MR 106

Abrí la puerta. La oscuridad dentro era menor que la que yo albergaba en mi corazón, engañado, avergonzado por tu insolencia y por esa necesidad tuya de creerte mejor que yo.

No quise encender la luz. Sabía de memoria el camino hacia la tumba de mi dormitorio. Todo estaba demasiado vacío. La desnudez de mi alma había enfriado cada centímetro de la alegría con la que, horas antes, había salido de esa misma casa; luminosa y llena de vida entonces.

Y entonces grité, grité como nunca lo había hecho. Grité porque era lo único que me quedaba: el grito.

6 – Miro mi rostro

Miro mi rostro
en el charco de mi existencia.
Me reconozco.
Respiro aliviado.
No hay peor castigo,
ni precio más alto
a pagar
que aquel que sufre
el que, mirándose en un espejo,
no se encuentra.

Claro que existe el infierno,
y quema.
Abrasa.
Consume.
Llega poco a poco,
decisión a decisión,
opción a opción.
Y cuando te das cuenta de que has llegado…
ya no hay marcha atrás.

Claro que existe el infierno.

5 – Enviados

Enviados,
siendo voz y familia
allí donde nos encontramos.

Enviados,
sin más pretensión
que amar y ser amados
allí donde nos encontramos.

Enviados,
con más sonrisas que miedos,
descalzos los pies
y abiertas las manos;
siendo uno
allí donde nos encontramos.

4 – Doctor, ayuda

¡Doctor, ayuda,
el dolor ha vuelto!

¡Ayuda, doctor,
me muero,
he despertado del sueño!

Píncheme, doctor,
anestésieme.
Enchúfeme de nuevo el suero,
que quiero seguir viviendo sin sobresaltos ni duelo.

¡Y las visitas que se vayan!
¡Qué descansen su esperanza en otros lechos!

¡Que me dejen, doctor,
que me dejen vivir muriendo!

3 – Sólo rozar tu alma

Sólo rozar tu alma
me rompe.
Precioso tesoro,
cima inalcanzable,
selva virgen,
de la que nada sabe google.

No pisar,
dice el cartel.
No pisar,
ni tan siquiera descalzo.

#abrázame. Sin más.

2 – Navegar en cada lágrima

Navegar en cada lágrima,
como capitán sin barco,
un tanto loco,
sin más pretensión
que surcar hasta el infinito las olas.

Descansar en cubierta,
a la intemperie,
sin más tripulación que mi fe;
con la piel curtida,
robustos los brazos,
y las piernas,
y polvo en los pies
secos,
agrietados,
sedientos de océanos pacíficos.

Capitán sin timón,
sólo con catalejo.
Capitán grumete soy.

 

1 – Saborear la oscuridad

Saborear la oscuridad.
Tocar la ausencia.
Sentir la nada.

Ver la luz escaparse entre los dedos
y gritarle al tiempo que se quede,
que no se vaya,
sollozando,
aterrado.

Mirar hacia arriba y verte;
clavar mis ojos en Ti
y pedirte, como un niño encaprichado,
que me des lo que te pido.

Y en ese mirar tuyo,
quieto y silencioso,
verme
y
aprender a amarme.

Una nana para la rosa

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Mi rosa no está en su mejor momento. Yo la riego, la pongo al sol, cambio el biombo de orientación varias horas al día… pero no consigo que recupere su vigor y ese rojo vivo que tantos insectos atrae al final del día.

Ella, cada mañana, despereza sus pétalos lentamente, como si una invisible capa de aire pesara sobre ellos, me mira y me dice que puede, que no me preocupe, que sabe lo que le pasa y que espera en unos días estar mejor. Pero no es posible no preocuparse por ella. ¿Cómo puedo hacer eso?

Intentaré que el agua esté más fresquita, que los rayos del sol lleguen a ella con más suavidad, que el biombo la deje ver más allá de las estrellas y que piense que nada de eso es por ella. Y por las noches, mientras intenta dormir, le cantaré una nana desde el rincón más escondido de mi pequeño planeta.