Como elegidos de Dios… (Col 3, 12-17)

No podemos ser iguales al resto. O somos de Dios o no lo somos. O somos testigos o no lo somos. O le seguimos o no le seguimos. Pero lo que no puede ser es que nos confundan… Como elegidos de Dios, como apóstoles de Cristo, nuestra obras y nuestra vida debe rezumar amor.

La primera lectura de Pablo fue una de las lecturas de mi boda. La elegimos porque condensa de manera clara y hermosa lo que debe ser un «tratarse» y «vivirse» entre cristianos, entre cónyuges cristianos y, por extensión, entre hermanos en una comunidad cristiana. La gente hoy se viste de Zara o de Nike o de DG… nosotros estamos llamados a vestirnos de misericordia. Es la moda eterna.

Y el Evangelio es de los típicos, de los clásicos, de los de saberse de memoria. Y, por eso, de los manipulados, escondidos, minimizados, reinterpretados. ¿Qué se entiende por «ama a tus enemigos»? No hay muchas posibilidades. Pues lo hemos devaluado. Nos hemos llenado de excusas baratas. Y lo de no juzgar, y lo de poner la otra mejilla… para todo tenemos un «pero»… un «pero» que Jesús no puso ni de palabra ni de obra…

Somos elegidos de Dios. Suena a spot publicitario. Si lo fuera, igual le hacíamos más caso…

Un abrazo fraterno

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