Dándole gracias (Lc 17, 11-19)
Soy consciente, y creo decir verdad, que si estoy plenamente convencido de que Dios, mi Padre, no me envía enfermedades ni sufrimientos ni catátrofes… tampoco me «manda» subidas de sueldo, aprobados ni loterías ganadas. Creo que Dios acompaña. Siempre. Pero independientemente de esto hoy me surge un sentimiento de gratuidad. He firmado esta misma tarde las condiciones de mi nuevo puesto de trabajo, un puesto mejor y que, además, me gusta más. Es un puesto que he alcanzado con mi trabajo, mi esfuerzo y mis capacidades pero es innegable que yo no «soy» solo. Mi ser no es sólo mío y mis decisiones, mis resultados, mis frutos… son consecuencia inevitable de todo y todos los que me ayudan a ser cada día.
Yo soy yo y soy Dios y soy mi mujer y soy mis hijos y soy mi comunidad y soy mis padres y mi hermano y soy mi entorno y soy mis compañeros de trabajo y soy lo que vivo y lo que dejo de vivir y soy lo que decido y soy lo que elijo… No sé… No sé si me estoy explicando pero yo me entiendo.
Hoy es día de dar gracias, de sentirme acompañado en la satisfacción, de saber que no he llegado aquí solo, de hacerme conscientes de los pasos dados.
Un abrazo fraterno
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