Dios lo puede todo (Mt 19,23-30)
Hay horas, días, etapas, momentos históricos, en los que cuesta mantener la esperanza. La avalancha de negligencias, maldades, violencias, catástrofes e injusticias es tal que uno querría meterse en alguna cueva y no salir hasta que todo hubiera escampado. La tentación de aislarse está ahí. Es la tentación de no asumir el dolor del mundo, el grito desgarrado de una humanidad que sufre.
Ciertamente no todas las épocas son iguales pero no menos cierto es que siempre ha existido una humanidad sufriente que sólo puede aspirar a las migajas del bienestar de la pequeña parte que parece controlarlo todo, con tal de que no le quiten la hamaca y el entretenimiento.
Son días en los que cuesta mirar al cielo, en los que es más necesario que nunca interpelar a Dios y pedirle que pare esto, que cambie corazones, que insufle vida y que nos libre de tanto mal.
Hoy la Palabra nos trae unas palabras de Jesús que es a lo único a lo que nos podemos agarrar: DIOS LO PUEDE TODO. Aquello que a nosotros nos parece imposible, aquello que a nosotros nos parece inabordable, aquello que a nosotros nos parece que no tiene solución, aquello que parece estar ya muerto para siempre… Dios puede darle la vuelta. Él puede. Lo hizo en Egipto, lo hizo en Betania, lo hizo con la hija de Jairo, lo hizo, en definitiva, con su propia muerte.
Recemos. Pidamos. Confiemos. Dios lo puede todo.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
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