Dios los miraba a todos con mucho agrado (Hechos 4,32-37)
Leo el relato de la lectura de Hechos de hoy a la par que suena el «Revolution» de los Beatles. ¿Casualidad? Seguro. Aún así es una casualidad que viene muy bien en mi oración de hoy. La manera de vivir de aquellos seguidores de Jesús tras su muerte era una auténtica revolución y, hoy, sigue siéndolo. Fraternidad, compartir vida, comunidad de bienes… Auténticas comunidades donde todos se sentían y se sabían hermanos, donde todos tenían claro que todo era de todos, donde todos se amaban de aquella menara que Jesús les había propuesto en la Última Cena.
Yo experimento eso en mi comunidad. Yo lo vivo. ¡Es posible! Y mi sueño es poder exportarlo al barrio, al lugar donde vivo, a la sociedad… No es un sueño utópico, no es una quimera, no es una ilusión. ¡Es posible!
Luz y guía, Señor. Luz y guía para saber cómo ayudar, cómo cambiar, cómo amar.
Un abrazo fraterno
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