Dolido de su obstinación (Mc 3, 1-6)
¡Qué indignado parece sentirse Jesús en este pasaje evangélico! Ese torpe y obstinado silencio, cerrado a la verdad, enfada a Jesús. Le enfada porque sabe que detrás no hay desconocimiento, ni inconsciencia, ni duda sino más bien la decisión clara de no dar el brazo a torcer, de no perder posición.
A mi tampoco me gusta la gente que actúa así. No me gustan los fanáticos. No me gustan los que deciden libremente enrocarse continuamente en SUS ideas. Son débiles. Negarse a reconocer que uno puede estar equivocado es muestra de debilidad. Agarrarse a algo (ideas políticas, ideas religiosas,…) de esa manera sólo es muestra de pobreza y no es fruto de las convicciones sino de una total inseguridad.
Yo no me considero fanático u obstinado. Algo cabezón a veces pero siempre abierto a la correción, al debate, a la alternancia, al descubrimiento, a la verdad que otros puedan mostrarme. Creo que con todos se puede hablar y de todo. Y he aprendido a dar la razón sin forzar nada. Y he aprendido a ceder. Y he aprendido a acoger opiniones y críticas. Y así veo la política. Y el deporte. Y la religión. Y todo ámbito vital. Y para mi es importante saber transmitir esto a mis hijos. Es algo de lo que más orgulloso estoy personalmente.
Un abrazo fraterno
Indudablemente actualizando nuevos espacios. En nuestra memoria hay gran cantidad de información toda ella incorporada a través del tiempo de forma pasiva e inconsciente y de manera activa en mí desarrollo desde que nací en las diferentes experiencias académicas, laborales, religiosas y otras en las cuales obtuve alguna clase de instrucción, aprehendiendo además de lo enseñado expresamente en esas prácticas y vivencias, emociones que fueron y son percibidas, recordadas e imaginadas por medio de la sensación a través de los sentidos actualizando esa memoria. Simultáneamente reafirmando y comprendiendo o no lo grabado creando ese “Universo interno o personal” información importante y trascendental en muchos casos, en otros no utilizada o innecesaria y en considerables procesos solo sirve para divagar y señalarnos o auto criticarnos, perdiendo así tiempo, energía y erróneamente comprendiendo lo bueno por malo y lo falso por verdadero. Esa es la motivación del presente escrito.
El hombre en general tiene la magnitud propia y natural en “ser humano” de conocer su entorno y a si mismo, así constituyéndose como persona libre y responsable de sus actos con él y con la sociedad… Si esa humanidad le ha dado de forma desinteresada las herramientas en su desarrollo, idóneas necesarias para explorar y comprender sus potencialidades. Esa dimensión humana guiada por leyes universales, racionales y naturales, presenta necesidades emocionales como la felicidad y mentales como la paz, encontrando en esta sinergia la fuerza. Características que además de propias son cíclicas y reciprocas. Configurando así hábitos conducentes o no hacia la autorrealización del hombre (ser humano universal).
Afectando de esta forma directamente en las culturas en las relaciones sociales y la forma de comprender e interpretar el mundo.