… en vasijas de barro (2Cor 4, 7-15)

Cuánto me cuesta aceptar que soy vasija de barro. Y sí, lo soy. Lo descubrí ya hace algún tiempo. Y es en los momentos en los que más vasija de barro me siento en los que más cerca me siento de Dios. Cuánto más débil, más amado. Cuánto más débil, más confiado. Cuánto más débil, más protegido. Cuánto más débil, más valorado. Cuánto más débil, más comprensivo. Cuánto más débil, más fuerte.
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Hoy es día de mi santo, hoy es Santiago Apóstol. Aquí en España se representa guerrero y valeroso, subido en su caballo blanco. Adalid del cristianismo frente al Islam invasor de entonces. ¡Qué poca vasija barro se percibe en esas imágenes populares con las que hemos querido representar a aquellos que más descubrieron su pobreza y pequeñez y por eso llegaron a ser admirables! ¡Cuánto nos equivocamos!

A mi me costó descubrirme pequeño, vasija, barro. Pero mi Padre sabe cómo hacer de su vasija un tesoro. ¡En tus manos estoy Padre!

Un abrazo fraterno

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