Evangelio para jóvenes – Domingo 5º de Pascua
Ayer se celebró en Turín una nueva edición del archiconocido Festival de Eurovisión. Terminó con las habladurías de siempre, los tejemanejes de siempre y la sospecha del politiqueo en la sombra. Chanel, nuestra representante española, volvió a hacernos vibrar y consiguió un resultado inimaginable en los últimos años. El caso es que, cada vez que vas a Eurovisión, te preguntas: «¿Qué percibirá la audiencia? ¿Qué lenguaje hablar en el escenario para poner de acuerdo a italianos, finlandeses, suecos, armenios y australianos? ¿Cómo hacerse entender, qué mostrar? Y esto me viene muy al cuento del evangelio de hoy [Jn 13,31-33a.34-35]:
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»
El Señor nos habla de un concepto muy moderno y, a la vez, muy antiguo: la identidad. Lo identitario está de moda. Toda empresa necesita de su política y de su imagen corporativa, de sus valores. Todo pueblo necesita de su bandera y de su himno, para aglutinar sentimientos, historia y convicciones. Identidad, eso que te hace ser lo que eres, que te distingue de los demás. Te dejo tres pistas:
- «Amar es un mandamiento» – Hemos convertido todo en algo tan romántico que nos olvidamos que para un cristiano, AMAR es un imperativo, no es una sugerencia. Todo aquel que quiera seguir a Jesús, que esté dispuesto a llamarse cristiano, debe amar. Amar no como sentimiento, no como emoción, sujeta a circunstancias e intensidades variables. Amar como acto de voluntad. Amar porque decides amar. ¿Te lo has planteado? ¡Qué frío suena esto! ¡Me acabo de cargar esa idea tuya de «amor» pastelosa, chupipiruli, rosita y… tan frágil que acaba por romperse! El Señor te llama a optar por AMAR. ¿A quién? Pon tu los nombres y apellidos. Porque el amor que no se concreta no es amor, es idea, deseo, sueño inabarcable. Nombres y apellidos. A ese que están pensando… sí, y a la otra que te cuesta tanto… también. ¿Y no pierde calidad este amor «obligatorio»? Buena pregunta… ¿Entonces por qué Jesús le ha llamado «mandamiento»?
- «Amar es novedad» – Es el mandamiento nuevo porque es el mandamiento que te hace nuevo, que lo hace todo nuevo. El amor lo cambia todo. No es el dinero. No es el maquillaje. No es la influencia. No es el número de seguidores, ni los títulos que tengas, ni el sueldo que cobres, ni los sueños que tengas… Es el amor. El amor convierte tu rutina en sorpresa. El amor germina en tu corazón y hace brotar de él una nueva manera de afrontar la vida. El amor cambia tus relaciones, elimina el interés, la envidia, la soberbia. El amor hace que el sexo cobre una nueva dimensión. El amor cura todo lo que te resulta insoportable de ti mismo, de los demás, del mundo.
- «Amar no de cualquier manera» – Amar como Él lo hizo. ¿Cómo se hace eso? Dándose. Entregando la vida. No hay otra manera ni otra receta. Da tu tiempo. Da tu energía. Da tu corazón. Da tu libertad, Da tus fuerzas. Pon tus dones al servicio de los demás. Párate en tu camino y cura al que encuentres herido. Párate en tu camino y libera a la que va a ser lapidada. Párate en un pozo y conversa con los que están perdidos y atormentados. No tienes que ser perfecto, ni perfecta. Nadie te lo pide. Esto no va de perfección sino de entrega, de donación, de corazón. No te conformes con amores mediocres. Estás llamada a más. Estás llamado a dar más y a más personas. ¡Cuántos están esperando que te cruces con ellos!
¡Qué pasada esto del amor! Vale la pena embarcarse en este proyecto. Vale la pena responder a esta llamada. Vivir la vida desde el amor es vivirla con pasión. Alguien que ama es alguien que no quiere pasar por aquí con indiferencia, como si nada fuera con él. Alguien que ama es alguien que ha entendido qué es lo importante y que quiere jugárselo todo a esa ficha, asumir riesgos. Tu Señor te pide que ames. Ese será tu sello de identidad. No hay otro mejor. ¡A por ello!
Un abrazo fraterno
Santi Casanova
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