Ir a las jerusalenes de hoy (Mt 16,13-23)

¡No! ¡A Jerusalén no! ¡A padecer no! Eso gritó Pedro, que estaba genial paseando con el Señor por esas tierras donde la gente los seguía y los aclamaba. Él estaba bien. ¿Qué necesidad de ir a Jerusalén? ¡Allí va a haber problemas!

Ayer leía en twitter una reflexión acerca de que la amabilidad cristiana puede ser una manera de enmascarar la cobardía ante la defensa de la fe. Yo creo que no es así. Jesús creo que fue una persona amable pero que tenía clara su misión. No fue a Jerusalén a montar el pollo, a señalar a nadie, a atacar a sacerdotes y fariseos. Fue en peregrinación, a la casa de su Padre, al Templo. Pero Él era consciente de que su misión allí, en el corazón del poder establecido, escocería.

No se trata de montar gresca, ni de ser irónico, sarcástico, hiriente. No se trata de lanzar las cruzadas de nuevo. Se trata simplemente de ser cristiano. Cuando lo eres de verdad en las jerusalenes de hoy… acabas siendo molesto.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

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