Jesús y los indignados (Lucas 13, 10-17)
Ya había indignados en los tiempos de Jesús. Lo digo porque parece que el término es de reciente creación y nada más lejos de la realidad.
En el Evangelio de hoy nos encontramos con una raza de indignado que se ha sabido multiplicar a lo largo de los siglos y que ha llegado en buen número hasta nuestros días: el indignado destructivo, el indignado que siempre tiene algo que decir, malo normalmente, el indignado que siempre lleva la contraria, el indignado que, a la postre, no sabe muy bien cuál es la causa de su permanente indignación.
Jesús pasa por encima. Literalmente. Reacciona con dureza. Tonterías las justas. Jesús sabe que un puñado de éstos hunden cualquier proyecto. Son un veneno. Un cáncer. Venden sus destrucción como una crítica positiva, como la libertad de disentir, como el contrapunto necesario… pero, la verdad es que son sembradores de mal, de discordia, de oscuridad.
Hagamos como Jesús.
Un abrazo fraterno
Cada día estoy más de acuerdo con estas cosas. De verdad, y de corazón. Aquí el asunto está en Jesús, claramente. Una vez cogida la lógica de Jesús, pero hasta entonces… ¿cuántas dudas, no? Porque unos y otros sienten que lo que se dice va «en su contra», una afirmación y su contraria son la oposición. No hay una y después la contraria.
La cuestión está en Jesús. En centrarse en Él, y aceptar por tanto la Iglesia. Porque la Iglesia no son los fariseos.
Jesús es nuestra referencia y en Él podemos y debemos mirarnos. Muchos indignados le incordiaron y le negaron. Hoy no ha cambiado nada, siguen indignados e incordiándole, pero Jesús sigue con paso firme.
Igual nosotros, porque le seguimos a Él. No pasa nada porque este camino nos llevará a donde queremos: morir para resucitar.
Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.