La barca y el mar. La oración y el miedo. (Mt 14,22-36)
El agua en la Biblia, para los judíos, no significaba lo mismo que para nosotros hoy. Lejos de ver en el agua del mar un lugar de reposo, de baño, de vacaciones, de playa y relax, de diversión… los judíos llenaban al mar con malos augurios, peligros, muerte. Por eso la escena de la barca y de Jesús tiene mucha más enjundia que contemplar un milagrito de un Jesús mago que camina sobre las olas.
Si nos fijamos en Jesús, la conclusión es clara: Él es aquel que es capaz de vencer a la muerte, de no caer en sus terribles y definitivos tentáculos. Él es quien vence al mal y a la oscuridad. Él es el Hijo de Dios, el Mesías esperado. Si nos fijamos en los apóstoles, pues vemos en ellos a todos nosotros. Vivimos en medio del mal y somos tentados por ella. El mal y el sufrimiento está presente en nuestras vidas y hacen temblar nuestros principios, nuestra fe y nuestra esperanza. Sólo cuando somos capaces de acudir a Jesús, encontramos la victoria definitiva sobre esa realidad oscura.
Me quedo con dos palabras, con dos detalles: ORACIÓN y MIEDO.
Jesús reza solo un buen rato. Él es Hijo de Dios y ese ser Hijo está sustentado por la relación estrecha, íntima y especial que Él tiene con su Padre. ¿Cómo vamos en la oración? ¿Tenemos esos 10-15 minutos diarios para crecer en nuestra relación de hijos con el Padre? ¿No hemos descubierto todavía que la oración es lo que nos da la fuerza de lanzarnos ahí afuera y no sucumbir a la fuerza de «vientos y mares»?
Y el miedo de Pedro, que es nuestro miedo. El miedo propio de aquel que, aún sabiendo quién es Jesús, le da demasiado poder al mal, como si hubiera alguna posibilidad de que ganara la partida. El miedo de perderlo todo. El miedo a arriesgarse por ir donde Jesús. Eso lo vivimos todos los miedos. ¿Cuántas cosas nos paraliza el miedo? ¿Cuántas cosas dejamos de hacer, en cuántos proyectos dejamos de implicarnos, cuántos riesgos dejamos de asumir por miedo a que, pese a ser de Dios, salgamos vencidos del envite?
Escena sugerente la de hoy. No la desperdicies.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
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