La gente se apiñaba alrededor de Jesús (Lc 11, 29-32)
La gente sigue sedienta. Sigue pidiendo señales. Sigue necesitando algo o alguien sobre el depositar su fe y sus esperanzas. Estoy convencido de que si Cristo volviera hoy, la gente seguiría apiñándose a su alrededor. Él sabría cómo hacerlo, cómo hablarles, cómo mirarles, qué contarles, cómo hacerles sentirse valiosos, únicos… cómo incitarles a decidirse de una vez por la felicidad.
¿Qué hacía Jesús para tener tantos fans? Lo primero no esperaba que ellos vinieran a Él sino que se lanzó a las calles, a las plazas, a los pueblos de toda condición. Comió con ellos. Bebió con ellos. Fue a pescar. De boda. Con banqueros, ricos, putas, enfermos, pobres… con todos sin excepción. Y les habló de Dios a cada uno a su manera, desde lo que cada uno es y es capaz de entender. Nada de café para todos.
Sólo Jesús tiene el secreto. Así nos va a veces…
Un abrazo fraterno
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