Les esconderé mi rostro (Dt 32, 18-19. 20. 21)
La lectura de Ezequiel de hoy y los versículos de Deuteronomio son tremendamente duros. Me cuesta imaginarme a Dios en ese papel, con esa dureza. Y me surge una pregunta que me inquieta: ¿Dios castiga?
Si uno lee el AT la respuesta a esta pregunta es obvia: sí. Si ya nos vamos al NT… no queda tan claro. Jesús parece superar con el amor esa visión de un Dios castigador, justiciero y ejecutor con un pueblo pecador e infiel. Pero el castigo entra dentro de lo imaginable en un Dios Padre. No es incompatible con el amor sino más bien, como hacemos todos los que somos padres, puede ser usado de manera pedagógica. No sé. Estoy confuso en este punto.
Desde luego, viendo cómo está el mundo… a veces tengo la sensación de que se están cumpliendo esos versículos de hoy: «Les esconderé mi rostro y veré en qué acaban, porque son una generación depravada«.
Con castigo o sin él, lo que tengo claro es que Dios me ama por encima de todas las cosas, a mi y a todas sus criaturas. Y eso me llena de paz.
Un abrazo fraterno
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