Mary's land: un auténtico tsunami
La vi esta misma tarde, con mi mujer, en los cines Palafox de Madrid. Una sala de las de toda la vida, a puntito de terminar el año, para que nuestra vida, la mía en particular, no siga siendo como siempre.
Tras la alegría y las buenas sensaciones experimentadas tras «La última cima«, tras haber seguido a @jmcotelo, incluso tras conocerle personalmente, y tras ir profundizando y descubriendo la figura de María en esta última etapa de mi vida… la cita con «Mary’s land» era obligatoria. Eran muchas las ganas y la curiosidad pero pocas las expectativas. Las expectativas no suelen ser buenas compañeras de viaje… Allí nos fuimos: de la mano y en silencio.
Lo primero que puedo decir es que me gusta Cotelo. Me gusta lo que hace. Me gusta. Sus películas son de crítica difícil porque, de alguna manera, son incriticables. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que un testimonio personal no se puede criticar, no es opinable. Mi testimonio es patrimonio personal. Puede ser útil o inútil. Puede ser más o menos bonito, más o menos emocionante, más o menos impactante… pero no puede ser bueno o malo. Me lo puedo creer o no, me puedo abrir a él o no… pero no puedo juzgarlo, no puedo discutirlo, no puedo debatirlo… Cotelo acierta una vez más: se aleja de la regla, de la doctrina, de la palabra institucional, de la enseñanza, de la catequesis ortodoxa, de los maestros y los sabios, de los doctores… y nos ofrece vidas concretas, nombres y apellidos, experiencias reales, corazones transformados, encuentros incuestionables, pobres, pecadores, testigos de andar por casa, pescadores del siglo XXI… Y aquí radica toda una fuerza que te va arrastrando y que te deja en silencio cuando se echa el cierre. ¡Bravo Juan Manuel! ¡Bravo! La experiencia dice que es un lenguaje, un camino, un estilo de comunicar y testificar, propositivo, alegre, pacificador, que rompe las barreras de la fe y llega al alejado, al exiliado religioso, al incrédulo. ¡Bravo!
Estuve inquieto toda la película. Inquieto y nervioso, tal vez porque la película te sitúa rápidamente ante tu propia batalla. ¿Qué batalla? La que cada uno de nosotros libramos en nuestro interior, minuto a minuto, día a día. Una batalla espiritual en la que es tu vida la que está en juego. Tu vida y la de muchos otros porque todos estamos entrelazados. La música te conduce a picos tensos en los que realmente me di cuenta de que esto no es una broma y de que «no se puede estar ya en terreno neutral». El hilo conductor, al más puro estilo 007, roba sonrisas pero, de manera misteriosa, enfatiza el dramatismo del asunto: Dios y Satán intentando atraerme hacia sí. A mi y al mundo entero. No me llevo pues una sensación dulce y tranquilizante sino más bien una inyección que ha puesto los músculos de mi alma en disposición de actuar cuanto antes.
El comienzo de la película, la narración bíblica, es de lo más bello que he visto últimamente referido a Dios y a nosotros. La escena de la creación del hombre, en un entorno maravilloso, y rodeado de criaturas celestiales, es de una belleza sublime así como la «infantil» versión de Adán y Eva. Como padre que soy de tres hijos, capté lleno de emoción, acongojado, el amor de un Dios Padre joven hacia sus pequeños. Ese paseo juntos, los abrazos, las palabras… Sólo ese fragmento del film justifica una catequesis, un compartir, una toma de conciencia entre hermanos de lo maravilloso que es saberse hijos de Dios y, también, de lo que implica la libertad… Quince primeros minutos que dejan sin palabras ni comentarios.
¿Los pilares? ¿las ideas fundamentales? ¿Lo que se repite una y otra vez? ORACIÓN, CORAZÓN ABIERTO, DIVINA MISERICORDIA, CONFESIÓN, ROSARIO… Ya lo dice la modelo: uno solo no gana la batalla. Uno solo es soberbio, se inclina al pecado, se queda sin fuerzas, no sabe, no puede, no quiere tantas veces… Necesitamos acudir a Él y a la Madre. Rezar, contarle todo, decirle lo que sentimos, lo que pensamos, cargarle con nuestras preocupaciones y anhelos… acudir a María, confiar en ella, pedir su intercesión… Siempre escuchan, siempre responden. Y siento que tengo tanto que hacer en este campo. Porque yo también experimento ese fracaso en la batalla, ese querer y no poder, esa tentación que me tumba tantas veces, esa falta de fe… «¿Por qué si hacemos caso a un médico no seguimos las prescripciones de Dios y de sus mensajeros»…
Medjugorje es, sin duda, el centro neurálgico de todas las experiencias. La Iglesia todavía no se ha pronunciado definitivamente sobre las apariciones de la Madre en este enclave entre montañas pero, sin duda, la Iglesia participa ya de ese encuentro, acude a la escucha y experimenta los buenos frutos irrefutables, públicos y notorios con que es bendecida en este pequeño pueblo de Bosnia. Como dice Cotelo… «podría hablar con todos los que están aquí y seguiría dudando de si están locos o dicen la verdad»… por eso… ahí no radica el secreto. Ni en pensarlo, ni en buscar explicaciones razonables, ni en tomar partido, ni en seguir hablando de… Corazón abierto y adelante. Me da hasta vértigo pensarlo… Ay, la tramposa razón, que difícil nos lo pone a veces y qué bien disponer de un corazón apasionado capaz de lanzarse sin atender a razones…
La película habla de la Virgen, de Dios, de personas… pero, al final, es una investigación de «asuntos internos», claramente. Yo la considero mediación en este tiempo acomodado, vacío e incrédulo. Doy gracias a Dios por ella, por Cotelo, por su equipo, por atreverse, por actuar a corazón abierto. La película habla del amor de un Padre y una Madre por sus hijos. Es la versión moderna y cinematográfica del Hijo Pródigo. Es una luz.
Dicho esto: no voy a caer en la trampa del buenismo del creyente de exterior: me resulta incómoda. Salí del cine en silencio y profundamente removido, movilizado, cuestionado, sobrecogido y, sobre todo, consciente. Y el diálogo dura, horas después, en mis entrañas… Un diálogo que, lejos de calmar las aguas, ha provocado un auténtico tsunami…
Un abrazo fraterno
Estupenda reseña, me siento totalmente identificado. Mary’s Land es un auténtico regalo.
precioso análisis que comparto.
Explendido comentario y reflexión , la anterior opinión