Mi rosa y los insectos
A veces en la rosa se posan insectos. No la quieren mal pero le molestan. Ella se incomoda con su presencia y, hasta que no desaparecen, mi rosa se comporta como si fuera otra.
Yo sé que su comportamiento está condicionado y no le tomo en cuenta su mal humor. Pienso que todos tenemos derecho a revolvernos cuando lo incómodo se hace presente en la vida. No todos reaccionamos igual y ella, simplemente, lo hace a su manera. No ha sido fácil darme cuenta de que lo que me sirve a mi para salir del bucle de mi propio enfado… a ella le enfada todavía más.
Ahora, cuando llegan los insectos, me limito a abrir las ventanas y ventilar nuestro planeta. Espero en silencio respetuoso hasta que el último de los bichos ha desaparecido. Entonces, me acerco y abrazo a mi rosa. Ella, entonces, recupera la sonrisa y me besa.
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