Mirando a la rosa

Querer a la rosa del Principito es todo un arte. Querer a la rosa del Principito me está enseñando a querer más y mejor.

A veces sólo le doy los buenos días. A veces le canto. A veces sólo le digo que la quiero. Ni siquiera sé si eso le sirve, si la cura, si la abriga… yo creo que sí.

La rosa me ha enseñado el valor de mirar y de besar. La rosa me ha enseñado que a veces no se necesita más que eso. Estar. Mirar. Besar. Sin una palabra. En silencio.

¡Qué feliz me siento con la rosa! ¡Cuánto aprendo a su lado! Querer le hace a uno mejor… haciendo vida constantemente aquellas palabras del poeta Pedro Salinas:

«Por eso
pedirte que me quieras
es pedir para ti:
es decirte que vivas,
que vayas
mas allá todavía
por las minas
últimas de tu ser.»

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